por Leoncio Vanegas
Casi 400 burros ataviados con vegetales y plantas naturales bajaron este domingo de las diferentes comarcas de los municipios de Mozonte, Totogalpa y Telpaneca para tomarse por una mañana la ciudad de Ocotal, que celebra las fiestas patronales en honor a la Virgen de Nuestra Señora de la Asunción.
Haydee Castillo, integrante de la Comisión Ciudad Segovia, dijo que este décimo tercer desfile ha marcado un récord en la participación, lo cual es un indicativo de que los asnos han vuelto a poblar los ranchos de campesinos indígenas. En el primer desfile, sólo participaron 20 burros.
Los centenares de burros ataviados y guiados por sus respectivos propietarios recorrieron en dos ordenadas filas las principales avenidas de la ciudad, espectáculo que los vecinos no se perdieron y aprovecharon para tomarse fotos con sus celulares.
Ante la gran afluencia de burros que se preveía, la Comisión redobló los esfuerzos de recaudación voluntaria entre amigos y propietarios del comercio de Ocotal para garantizar los premios y las canastas con productos de primera necesidad que se le entrega a cada participante.
El evento, único en Nicaragua, premia como primeros lugares, al burro mejor cuidado, al mejor ataviado y al mejor conjunto de familia, esta última categoría incluye la participación del propietario con su esposa e hijos.
Uno de los primeros lugares se llevaría un pelibuey, un quintal de arroz, herramientas de trabajo y celulares.
Por su parte, Gabriel Talavera, médico veterinario de la Fundación Amarte, dijo que junto con estudiantes de varias universidades de Managua y del norte, brindó por tercera vez en Ocotal chequeos médicos a más de 100 burros.
“Brindamos desparasitación, vitaminas y tomamos datos de los dueños de los burros para una base de datos, tener un indicativo de la situación y de la salud de los burros”, señaló. Agregó que entre las enfermedades más comunes que sufren estos animales es la parasitosis, heridas y daños en los cascos. No obstante, añadió, que observa que los campesinos han avanzado en el cuido porque los animales se muestran más sanos.
Marcelina Ruiz, de la comarca El Quebracho, municipio de Mozonte, participó con la “Gemela”, la burra que según ella, ayuda a la mantención de la familia. “La cuidamos como una más de la familia. Traigo leña a Ocotal, a veces frutas y con lo que vendo compro la comida. También para comprar medicamentos y tenerla sana”, relató.
En tanto José Nerys Aguilar, de la comarca Yaraje y propietario de “Palomo”, contó que utiliza su burro para acarrear leña y venderla en Ocotal y así comprar otros alimentos complementarios para su familia.
“Nos dimos cuenta que hace como 12 años, los campesinos vendían los burros (a personas) de Nueva Guinea a precio de ‘guate mojado’ y los estaban exportando a Costa Rica. Y los vendían por necesidad, no porque querían de deshacerse de algo tan vital para ellos”, comentó Castillo.
Algunos ocotaleanos de avanzada edad, han contado de que en la década de 1970, un funcionario sanitario con ayuda de la Guardia Nacional mandó a recoger los burros que en manadas pululaban en la zona y hasta pastaban en el parque central de Ocotal. Y que los animales fueron llevados al interior del país, sin que se supiera su finalidad.
Antaño, los ciudadanos se sentían ofendidos al oír decir que Ocotal era la “ciudad de los burros”, título que competía con Somoto, donde también son populares estos animales. Según un censo elaborado en años recientes, el 73% de la población de burros del país, están en las zonas de Madriz y Nueva Segovia.
Hasta antes de 1954, cuando no existía una red de agua potable en Ocotal, el burro fue el acarreador del vital líquido para consumo en los hogares. El agua la tomaban directamente de la corriente del río Dipilto, que cruza por el área de la ciudad para desembocar en el río Coco. El burro llegó a esta zona de la mano de los colonizadores españoles que fundaron Nueva Segovia.
Deja una respuesta