Fabrizio Casari escribe en el portal Rebelión que en muchos países por el coronavirus ha habido una reducción en el conflicto político, con una respuesta unificada entre los gobiernos y la oposición, dado que todas las fuerzas políticas vieron la necesidad de concentrar todas sus energías en la defensa nacional contra esta emergencia sanitaria. Así sucedió en todo el mundo. Pero no en Nicaragua… “La derecha nicaragüense, tradicionalmente desprovista de cualquier espíritu patriótico e incluso de una conciencia nacional, huérfana desde su nacimiento de un sentido de responsabilidad, ha pensado en utilizar la pandemia exclusivamente como una estrategia de ataque contra el gobierno”, opina… ELLOS QUIEREN EL PODER POR EL PODER… “¿Su meta? Romper la relación de confianza entre el pueblo de Nicaragua y el Frente Sandinista. Porque al final, lo que le interesa a la derecha nicaragüense no es defender a la nación de la pandemia, mucho menos defender su economía y su población. A la oposición sólo le interesa que el gobierno renuncie y que colapse el sistema de igualdad, derechos y desarrollo que este gobierno ha construido”, comenta Casari… Dice que “el objetivo no es fácil: ¿cómo lograr la renuncia de un gobierno que, en términos absolutos y también relativamente en porcentaje con respecto a otros, está manejando la pandemia de la mejor manera, evitando que se convierta en una crisis sanitaria? ¿Y cómo destituir a un gobierno cuya acción económica y política es compartida por la mayoría absoluta de la población, lo cual se reflejarà en las urnas, como lo certifican todos los observadores internacionales y las encuestas de opinión?”… EN 113 PALABRAS… “Visto desde la derecha, el Covid-19 no es una pandemia sino una oportunidad. Ante esta emergencia internacional, cuyas repercusiones son obviamente también internas, la receta golpista, como aquella de 2018, es la misma: sembrar el caos, provocar terror para que se genere pánico en la población, lo que debilitaría al gobierno. Los pasos de su maniobra, como en aquel entonces, se toman literalmente del manual de Gene Sharp sobre los golpes de estado. Como en 2018, el hilo conductor que une conceptos y emociones es siempre el mismo: el odio. Absoluto, total, sin restricciones: la difusión del odio en todos los niveles, expresada en forma obsesiva, se confirma como el motor del asunto”. Fabrizio Casari, Rebelón.