La alcaldía y los habitantes de Matagalpa celebraron este 14 de febrero el 162 aniversario de ser elevada a ciudad.
Las autoridades edilicias expresaron que en lo que va del mes de febrero se han realizado actividades hasta llegar a este día en el cual se reunieron en el teatro para llevar a cabo un acto central donde entregaron reconocimiento a 25 personajes notables de la ciudad, a la comunidad indígena, reconocieron la labor del equipo de baloncesto de los juegos escolares que han representado nicaragua a nivel nacional e internacional.
Se entregó reconocimiento a Sonia del Carmen Centeno Picado, que fue maestra por 37 años. Ella fue una de las ciudadanas matagalpinas que recibió una medalla como personaje notable.
“Me siento feliz por ser partícipe de la historia en Matagalpa. Mi aporte fueron mis alumnos, servir a la patria, a todos los matagalpinos. Me siento muy orgullosa de haber sido siempre maestra y encontrarme al pasar del tiempo con caras lindas y preciosas que me dicen, `hola profesora Sonia´, me siento feliz, me siento realizada”, señaló.
Una ciudad con historia muy antigua
La lucha indígena en Nicaragua posee grandes matices en toda su historia. Cuando se habla de pueblos originarios los primeros nombres que surgen en el imaginario de las personas son Sutiaba, Monimbó y grupos étnicos de la Costa Caribe.
El territorio de los Matagalpa según versión de los Cronistas de Indias era impenetrable, ya que existía una fuerza aguerrida que impedía el paso a la ocupación española, pero también la ocupación de las “tierras altas” fue parte de la estrategia militar propia de los Matagalpa para asegurar posiciones y población.
Históricamente el territorio ocupado por los Matagalpa abarcó gran espacio en el Centro-Norte de Nicaragua, extendiéndose en varios departamentos del territorio. Los Matagalpa como pueblo indígena poseen una estructura, que funciona con dos autoridades, la tradicional y una administrativa, ambas ejercen un trabajo liderazgo que articula el trabajo político-administrativo y lo canaliza en los territorios a través de la autoridad tradicional y ancestralmente según sus estatutos. La cultura Matagalpa es una de las más importantes en el desarrollo histórico del territorio Nicaragüense.
Los indígenas Matagalpa formaron y siguen construyendo su lucha en el lugar que ancestralmente les ha pertenecido, el lugar de los abuelos, el clima, flora y fauna, junto con el relieve, influyen en la dinámica cultural de la vida de cada familia en las montañas de Matagalpa. Los poblados indígenas en su estructura de liderazgo, ejercen un dominio de todo ese espacio histórico, intentando enfrentar los diversos conflictos actuales, como los relacionados al agua, y a los derechos permanentes, como el acceso a la tierra.
Son conocidos como indios flecheros, por protagonizar a lo largo de su historia rebeliones e insurgencias en diferentes acciones armadas en defensa de sus derechos. Es así que el arco y la flecha se han convertido en símbolo de resistencia y defensa del territorio.
Matagalpa está cimentada sobre un valle con montañas como el macizo Apante y El Calvario. El Río Grande cruza su casco urbano, con un relieve accidentado. La mayoría de su población es de origen indígena, a la que se le añadieron los españoles, inmigrantes europeos y de otros puntos del país como Masaya, León, Managua, Granada, Costa Caribe, entre otros.
Desde siempre Matagalpa fue de interés económico para para los invasores y sus descendientes los criollos, los aventureros extranjeros y para el estado como tal. En la opinión del antropólogo e historiador Paul Cruz Olivas, ese primer interés se fijó en la explotación del oro, cobre y hierro por medio de la minería.
Matagalpa está en pie desde antes de la invasión española y es de las pocas ciudades que se encuentra en el mismo lugar desde su fundación. Conocida como Matagalpa, Molagüina, Solingalpa y Guanuca, tenían su propia lengua. Conservan su espíritu guerrero y alma indomable con que conquistaban el respeto de otras tribus y pueblos del resto de Nicaragua.
Cruz Olivas explica que los registros sobre Matagalpa datan del año 1615 cuando llega el conquistador Gabriel De Texeria. Los misioneros católicos –primero los mercedarios y después los Jesuitas– llegaron a Sébaco donde iniciaron el proceso de imposición de la religión católica. Después fueron subiendo sobre las aguas del río Grande de Matagalpa hasta llegar al sitio en que se fundaría la futura “Perla del Septentrión”.
San Jacinto y las rebeliones de los indios flecheros
Cruz Olivas afirmó que existe un censo muy anterior a la llegada de Texeria, que data desde 1581. “Es el censo más antiguo que tenemos de las tres parcialidades (Matagalpa, Molagüina y Solingalpa), separadas cada una como por diez cuadras de la actualidad”, precisó Cruz Olivas. En los registros oficiales se nombra la Villa de San Pedro de Matagalpa de 1803. “Ya contaba con una población considerable, la catedral, los primeros intentos para construir lo que sería el barrio de Laborío, junto a la comunidad indígena y el barrio de Guanuca”, dijo el historiador.
Matagalpa deja de ser villa y se convierte en ciudad, gracias a su participación en la batalla de San Jacinto en 1856. “Matagalpa fue la capital provisional del país en la guerra contra Walker, pero una vez que éste fue derrotado por la unión de los nicaragüenses, el 14 de febrero de 1862 el Estado de Nicaragua por medio del congreso, eleva la Villa de Matagalpa a la categoría de ciudad”, argumentó. A partir de ese momento inicia la división política de Matagalpa como departamento, así como de Jinotega y Chontales, apuntó Cruz Olivas.
En el siglo XIX posterior a la lucha del ejército del septentrión en San Jacinto y los ataques a Masaya, surgen dos levantamientos armados que definieron la existencia de los indios flecheros, los cuales negarían su historia posteriormente. Estos levantamientos son productos de los abusos de poder e imposiciones por parte de autoridades de la época.
“El 30 de marzo de 1881 los indígenas de las cañadas de Matagalpa se declararon en rebelión contra autoridades locales del gobierno del presidente Joaquín Zavala” (Arauz, 2010, pág. 130). Este primer levantamiento es producto de muchas prohibiciones y atropellos, los cuales incluían intensas jornadas laborales relacionadas a edificaciones arquitectónicas, al igual que la introducción del telégrafo en la ciudad, también la negación de actividades propias de los indígenas, estos elementos producen la rebelión armada para reivindicar, reclamar el respeto a su identidad y a un trato justo.
Otro de los levantamientos ocurrió en el mismo 1881 y por causas similares. Esta vez fue por la introducción misma del telégrafo que se desarrolla en el departamento de Matagalpa, explotando la insurrección en agosto de 1881. Según Arauz “fue entre Metapa y Matagalpa cuatro meses más tarde, el 8 y 9 de agosto de 1881”. En este levantamiento se integran hombres y mujeres de la mayoría de las cañadas tanto al frente como en la retaguardia, produciendo una de las resistencias indígenas más fuertes de los últimos dos siglos en la historia de Nicaragua.
Ya para 1860 empieza el auge del café como motor económico de Matagalpa con las primeras fincas en San Ramón y en 1880 el grano de oro se vuelve masivo y después las hortalizas, las flores, granos básicos, cacao, entre otros rubros, anotó Cruz.
A mediados del siglo 20, cuando la comunidad indígena estaba siendo administrada por el coronel de la Guardia Nacional (GN) Siriaco Salgado, se produjo el levantamiento de autoridades tradicionales (Consejo de Ancianos), que no aceptaba los abusos y atropellos militares de los cuales eran víctimas muchos habitantes de las cañadas. Según Simón Hernández, líder indígena, los viejos hacen valer sus derechos como autoridad.
Fue cuando tomaron la acción de sacarlo de presidente por hacer cosas anómalas de cara al mandato del consejo de ancianos. En esta acción se demuestra con más fuerza que la autoridad ancestral era la encargada y la principal garante del funcionamiento de los presidentes del gobierno indígena.
Este proceso en la historia rebelde de los Matagalpa produjo la negación de su historia en décadas posteriores y así mismo la desaparición del habla y la lengua autóctona, pues el hombre subversivo era un peligro para el poder del Estado somocista y más el poder del indio.
Tradiciones ancestrales
El pueblo indígena de Matagalpa conserva prácticas ancestrales y estructuras organizativas tradicionales, integrado por un Cacique Mayor, un Vice Cacique, Consejo de Ancianos, Alcaide de Barra y Regidores. Este proceso inicia con jóvenes que se integran en las actividades meramente promovidas por ellos mismos, desempeñando acciones comunitarias como limpiezas de cementerios, ayudas mutuas en casos de enfermedades o fallecimientos.
Son elegidos el 6 de enero, día que se hace la ceremonia de la Vela de la Vara, como Regidores y si siguen integrados como un buen comportamiento el próximo año son ascendido Alcaide de Vara con la entrega la vara que es símbolo de autoridad, posteriormente, el próximo año y si han cumplido con los compromisos sociales logran al fin integrarse al Consejo de Ancianos años después.
Existe el Consejo de Ancianos y está reconocido por el gobierno municipal. En la ceremonia oficial del aniversario de Matagalpa, los 100 consejos de ancianos asisten con sus regidores de varas. Son tres tipos de varas diferentes que son cargos específicos que protegen y acompañan al consejo de ancianos y a la junta directiva de la comunidad indígena.
El Cacique, la Hija y la Reina del pueblo indígena de Matagalpa acompañan al cacique mayor, e invitan al alcalde a presidir el acto oficial; mientras tanto el resto de miembros del Consejo de Ancianos permanecen al lado derecho del Gobierno municipal durante todo el acto.
En febrero y septiembre realizan una ceremonia ancestral donde ellos con cada uno de los elementos invocan al Creador del cosmos, del agua, viento, fuego y la madre tierra, y agradecen al Creador por la armonía y la naturaleza.