97.3 FM

El último día del General Zeledón

Masaya. Por Adolfo Cárdenas Morales, septiembre de 2012

El último día del General Zeledón Masaya. Por Adolfo Cárdenas Morales, septiembre de 2012

En el amanecer del día 4 de octubre de 1912, hace ya 100 años, la ciudad de Masaya se estremecía de dolor y muerte. Las fuerzas liberales que defendían la ciudad habían sido diezmadas y luego derrotadas por las tropas conservadoras apoyadas por los soldados interventores norteamericanos, a cuyo servicio estaba el gobierno títere de Adolfo Díaz. Masaya ardía y muchas casas de reconocidas familias liberales fueron saqueadas y sus habitantes asesinados.

Las líneas de fuego que defendían la ciudad por parte de los combatientes liberales al mando del General Benjamín Zeledón habían sido rotas y cienes de soldados “caitudos” y marines yanquis inundaban las calles donde el tableteo de ametralladoras, el estallido de bombas y los disparos de fusilería arrasaban la ciudad.

Me contaba mi Padre, Don Adán Cárdenas Zúniga, soldado liberal que combatió al lado de Zeledón aquel día, que una de las calles en donde más se peleó fue la de San Jerónimo. Una ametralladora “Maxin”, emplazada por las tropas liberales en el ángulo norte de la Parroquia de la Asunción, vomitaba fuego en dirección a la Iglesia San Jerónimo (la cual en aquella época era una ermita). Según mi Padre, sobre aquella calle murieron decenas de soldados conservadores y marines yanquis.

La lucha fue intensa y duró varias horas. Ya rotas las líneas de defensa de las tropas liberales, el enemigo se apoderó de las posiciones que ocupaba la gente del General Zeledón, quedando solamente algunos focos de resistencia liberal.

Zeledón decide entonces salir de Masaya y dirigirse a la ciudad de Jinotepe con el objetivo de encontrarse con una columna liberal que, al mando de los generales Horacio Portocarrero y Marcelo Castañeda, supuestamente reforzarían a las tropas de Masaya.

Para cumplir su cometido, Zeledón le compró a un ciudadano de origen árabe que vivía en Masaya, llamado Amín Amón, un hermoso caballo bautizado como “El Retinto”, el cual montó en su repliegue hacia Jinotepe.

Al llegar Zeledón a un lugar denominado “El Arroyo”, ubicado entre el pueblo de Catarina y el de Niquinohomo, fue emboscado por una columna de soldados conservadores al mando de Ulpiano Gallegos, el que años después personalmente me contó que en la mañana del día 4 de octubre de 1912 su gente escuchó un tropel de caballos. Sus soldados dieron la voz de alto tres veces y al no obtener respuesta alguna dispararon una descarga de fusilería.

Por momentos todo fue silencio, me dijo Ulpiano. Sus soldados se dirigieron a paso rápido al sitio antes indicado y ahí encontraron dos caballos con sus respectivos jinetes muertos: uno de ellos colgado de la montura y el otro caído en el suelo.

Colocaron en las monturas a los jinetes muertos y los trasladaron al pueblo de Catarina, lugar donde fueron entregados a los mandos superiores. Luego los cuerpos fueron trasladados a la estación del ferrocarril colocándolos en el piso para su posterior identificación por las personas que conocían al General Zeledón y su acompañante.

Así murió este heroico General, que ofrendó su vida y regó con su sangre el árbol de la libertad y la soberanía de Nicaragua. Junto a su nombre, la historia también ha de recoger los nombres de sus valientes soldados: Emérito Eugarrios, Salvador Arróliga, Isidoro Díaz Flores, David Calvo Díaz, Gregorio Zeledón, Hernán Robleto, Juan Núñez, Adán Cárdenas Zúniga, Laureano Castillo, Andrés Largaespada, Eudoro Solís, Ramón Jirón Ordeñana, Abdón Jirón, Arturo Ramírez y muchos otros más.

El General Francisco Benjamín Zeledón Rodríguez, había nacido el día 4 de octubre de 1879 en la Concordia, Jinotega. Curiosamente, el día de su muerte estaba cumpliendo 33 años. Sus restos mortales descansan en el cementerio de Catarina.

43 Aniversario

Radio Segovia, La Poderosa del Norte.

× Contáctanos