Pekín. Agencia Xinhua
El sábado se hizo pública la postura del Gobierno chino frente al abuso de los aranceles por parte de Estados Unidos. A continuación reproducimos el texto íntegro de la declaración.
Recientemente, bajo diversos pretextos, Estados Unidos ha impuesto aranceles a todos sus socios comerciales, incluida China, lo que infringe gravemente los derechos e intereses legítimos de las naciones, viola gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio, daña gravemente el sistema multilateral de comercio basado en normas y perturba gravemente la estabilidad del orden económico mundial. El Gobierno chino lo condena enérgicamente y se opone firmemente.
Estas acciones violan las leyes económicas básicas y los principios del mercado, desprecian el equilibrio de intereses alcanzado a través de las negociaciones comerciales multilaterales e ignoran el hecho de que EEUU lleva mucho tiempo cosechando beneficios sustanciales del comercio internacional. Utilizar los aranceles como herramienta de presión extrema para obtener beneficios egoístas es un ejemplo de manual de unilateralismo, proteccionismo y coerción económica.
Bajo la apariencia de perseguir la “igualdad” y la “equidad”, Estados Unidos busca esencialmente “América primero” y el “excepcionalismo americano”, con el objetivo de anular el actual orden económico y comercial internacional con medidas arancelarias, anteponiendo los intereses estadounidenses al bien común de la comunidad internacional y sacrificando los intereses legítimos de todos los países al servicio de las ambiciones hegemónicas de Estados Unidos. Tales acciones se enfrentarán inevitablemente a una amplia oposición de la comunidad internacional.
China es una civilización antigua y un país de etiqueta. El pueblo chino valora la sinceridad y la confianza como sus principios fundamentales. No provocaremos problemas, pero nunca nos acobardamos cuando nos llegan. Presionar y amenazar no es la forma correcta de relacionarse con China. Hemos tomado y seguiremos tomando medidas firmes para defender nuestra soberanía, seguridad e intereses de desarrollo.
Las relaciones económicas y comerciales entre China y EEUU deben basarse en el beneficio mutuo y la cooperación beneficiosa para ambas partes. EEUU debe alinearse con las expectativas compartidas de los pueblos de ambas naciones y de los pueblos del mundo, y, a la luz de los intereses fundamentales de ambos países, dejar de utilizar los aranceles como arma para reprimir la economía y el comercio de China, y dejar de perjudicar los legítimos derechos de desarrollo del pueblo chino.
Como segunda economía mundial y segundo mercado de consumo, independientemente de cómo cambien las circunstancias internacionales, proseguiremos una apertura de alto nivel, ampliaremos la apertura institucional en ámbitos como las normas, los reglamentos, la gestión y los estándares, promoveremos la liberalización y la facilitación del comercio y la inversión, fomentaremos un entorno empresarial de primera clase, orientado al mercado y basado en la ley, y compartiremos las oportunidades de desarrollo para lograr un beneficio mutuo.
La globalización económica es un camino inevitable para el desarrollo de la sociedad humana. El sistema multilateral de comercio, con la OMC en su núcleo y basado en normas, ha realizado importantes contribuciones al desarrollo del comercio mundial, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible.
La cooperación abierta es la tendencia de la historia, y el mundo no volverá, ni debería volver, a un estado de cierre mutuo y división. El beneficio mutuo y los resultados beneficiosos para todos son las aspiraciones de todas las personas, mientras que la coerción económica que enfrenta a las naciones entre sí está destinada a ser contraproducente. La comunidad mundial comparte la responsabilidad de guiar la globalización hacia una mayor apertura, inclusión, equidad y equilibrio.
El desarrollo es un derecho universal de todas las naciones, no el privilegio de unos pocos. No hay ganadores en las guerras comerciales ni en las guerras arancelarias, y el proteccionismo no ofrece ninguna salida. Todos los países deben defender un auténtico multilateralismo, oponerse conjuntamente a todas las formas de unilateralismo y proteccionismo, salvaguardar el sistema internacional con las Naciones Unidas en su núcleo y proteger el marco comercial multilateral centrado en la OMC.
Creemos que la gran mayoría de los países del mundo, que valoran la equidad y la justicia, se situarán en el lado correcto de la historia y tomarán decisiones que sirvan a sus propios intereses. El mundo necesita justicia, ¡no hegemonía!
Washington, al imponer unilateralmente los llamados “aranceles recíprocos”, ha socavado el espíritu del sistema multilateral de comercio basado en reglas y ha contribuido a las crecientes tensiones en el comercio global.
La advertencia del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, a los socios comerciales del país que “hacer algo temerario sería imprudente” fue quizás el momento más revelador de todos. La afirmación puso al descubierto la creencia eterna de Washington en su propia supremacía indiscutible, un engaño cada vez más fuera de lugar con un mundo multipolar.
Para la comunidad internacional, defender la autoridad de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se ha convertido en un imperativo urgente. A pesar del sabotaje sostenido de EEUU, el sistema multilateral de comercio sigue siendo la columna vertebral del comercio global, observando alrededor del 98 por ciento del comercio internacional de mercancías.
No obstante, su supervivencia está lejos de estar garantizada.
Durante años, Washington ha trabajado para socavar el mecanismo de solución de diferencias de la OMC, en particular al bloquear el nombramiento de nuevos jueces para su tribunal de apelaciones, lo que ha paralizado gravemente la capacidad del tribunal para hacer cumplir las normas comerciales.
Restaurar el pleno funcionamiento de la OMC ya no es una cuestión de reforma burocrática, es urgente preservar un comercio mundial abierto y regido por reglas.
La última ofensiva arancelaria de Washington ha golpeado más duramente a las naciones del Sur Global, exponiendo su profunda ansiedad sobre un mundo que se está desplazando hacia la multipolaridad.
Washington ha justificado durante mucho tiempo su dominio económico bajo el disfraz de liderazgo global, pero a medida que las economías emergentes se fortalecen, el control de EEUU sobre el orden económico global se debilita. En lugar de adaptarse a esta nueva realidad, ha elegido atacar, erigiendo barreras en un intento desesperado por mantener su influencia que se desvanece.
La ironía es que el comercio global nunca fue concebido para ser un juego de suma cero.
Desde el inicio del sistema multilateral, su estructura se adaptó a las brechas de desarrollo, lo que permitió a las economías emergentes utilizar aranceles más altos para fomentar las industrias, mientras que las economías avanzadas se beneficiarían de menores barreras comerciales que promueven la eficiencia y la competencia.
Washington alguna vez defendió este sistema, reconociendo que el crecimiento global sostenible en última instancia beneficiaba a todos. Ahora, en su búsqueda de una hegemonía descontrolada, parece dispuesto a destruirlo todo.
Ni siquiera los aliados tradicionales se han salvado. La UE, Japón y la República de Corea se encuentran ahora directamente en el punto de mira de los llamados “aranceles recíprocos”.
El mensaje de Washington es claro: las alianzas son transaccionales y la lealtad no es inmune a la agresión económica.
La comunidad internacional no puede darse el lujo de apaciguar a Washington. Restaurar los mecanismos de resolución de controversias de la OMC, acelerar las reformas institucionales y reforzar la cooperación multilateral son cruciales para contrarrestar la coerción unilateral de Washington.
Solo a través de la solidaridad puede el mundo retroceder contra la bola de demolición del llamado “excepcionalismo estadounidense” y salvaguardar un sistema que ha sostenido décadas de prosperidad global.