Managua. Radio La Primerísima
Los nicaragüenses recuerdan este sábado 21 de septiembre el 68 aniversario de la entrega y sacrificio por la libertad del Héroe Nacional Rigoberto López Pérez, que ajustició al tirano Anastasio Somoza García en 1956, iniciando una nueva etapa de ascenso en la lucha revolucionaria.
Esta acción realizada en la Casa del Obrero de la ciudad de León, donde Somoza participaba en una fiesta, se enmarca en el proceso histórico de liberación que inició el General de Hombres y Mujeres Libres Augusto C. Sandino contra las fuerzas imperialistas.
Rigoberto enseñó el camino que debían seguir los nicaragüenses para alcanzar su liberación definitiva y, a la vez, evidenció la destructibilidad del tirano y su régimen.
En una carta dirigida a su madre, el valiente poeta expresa “he decidido, aunque mis compañeros no querían aceptarlo, el tratar de ser yo el que inicie el principio del fin de esa tiranía”.
Ajusticiamiento
Los recuerdos de la noche que el poeta leonés murió ejecutando a Anastasio Somoza García no se han borrado de la mente de los leoneses y menos aún, de quienes fueron después apresados, torturados y procesados con sus familias durante la represión ordenada por Anastasio Somoza Debayle.
“Nuestra orquesta Occidental Jazz tocaría en la fiesta. A las tres de la tarde, en las cercanías de la Iglesia San Francisco me encontré con Rigoberto. Yo iba para la Casa del Obrero, él en dirección del parque. Nos saludamos”, recuerda el maestro José Cabrera.
A las 7:30 p.m., cuando se presentó la orquesta, Rigoberto se aproximó, pero entró después. Saludó a algunas personas. “Sonaba ‘Hotel Santa Bárbara’, cuando oímos disparos y vi caer herido a Somoza, tocándose a la altura del estómago. Entonces se escuchó una ametralladora. Todo mundo se tiró al suelo. Se formó un alboroto, había gente herida. Nunca vi tanto humo por disparos y casquillos de bala en el piso, así mataron al poeta”, recuerda el músico Cabrera.
Mientras unos militares sacaban cargado a Somoza hacia el Hospital San Vicente, otros prohibían la salida del local, enfilaban a los asistentes hacia el Parque Central, donde serían investigados sus nombres, fotografiados y quedaban bajo las órdenes del jefe de la plaza, coronel Lisandro Delgadillo.
Órdenes y contraórdenes se escucharían luego, producto de las contradicciones y altanería del teniente de la Seguridad Alesio Gutiérrez y el coronel Delgadillo.
Las patrullas recorrían la ciudad, sacando de sus casas a algunos amigos del poeta, sospechosos por haber conversado con Rigoberto tras su regreso de El Salvador, de donde vino para ejecutar el plan. Los periodistas Armando Zelaya, Sofonías Mayorga, Luis Aragón y otros no escaparían de la represión.
La casa de la familia de Rigoberto tampoco escapó de la violencia de la Guardia. A las once de la noche eran sacados de su casa, doña Soledad, Salvador y Emelina, madre y hermanos del poeta. Les recetaron 41 días de cárcel, a pesar que no conocían los planes del poeta, recuerda Emelina, que para entonces tenía quince años.
Luego del ajusticiamiento surgieron movimientos estudiantiles y guerrilleros que fueron reprimidos por la Guardia Somocista, como ocurrió en El Chaparral en junio de 1959 donde resultó herido el Comandante Carlos Fonseca Amador.
A lo largo de este día están programadas una serie de actividades para honrar la memoria de este valiente nicaragüense.