Beijing. Editorial del Global Times
En la tarde del 16 de noviembre, el Presidente Xi Jinping se reunió en Lima con el Presidente de Estados Unidos Joe Biden.
El Presidente Xi señaló desde su profunda observación que la “Trampa de Tucídides” (el desafío militar de una potencia a otra) no es una inevitabilidad histórica, no se debe librar una nueva Guerra Fría y no se puede ganar, y contener a China es imprudente, inaceptable y destinado al fracaso. China y Estados Unidos, como dos grandes países del mundo, deben tener presente el beneficio del mundo entero e inyectar más certidumbre y energía positiva al turbulento mundo actual.
Esta declaración examina las relaciones entre China y EEUU desde la perspectiva de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad. No sólo recuerda a ambas naciones sus responsabilidades como grandes potencias, sino que también revela la sabiduría de ganar-ganar que los dos deben mantener en sus interacciones en el contexto de la globalización económica.
Esta reunión, celebrada justo antes de que el Presidente Biden deje su cargo, envió una clara señal al mundo exterior de que China y EEUU están decididos a estabilizar las relaciones bilaterales y encarrilarlas de nuevo, independientemente del cambio en el gobierno estadounidense.
El Presidente Xi enumeró con perspicacia siete experiencias e inspiraciones que ambos países deberían extraer del curso de sus relaciones, a saber:
◙ Tener una percepción estratégica correcta;
◙ adecuar las palabras a los hechos;
◙ tratarse como iguales;
◙ no desafiar las líneas rojas y los principios primordiales;
◙ llevar a cabo más diálogo y cooperación;
◙ responder a las expectativas de la población, y
◙ dar un paso adelante para asumir las responsabilidades de los países principales.
Estas siete experiencias abordan directamente las cuestiones clave de las relaciones entre China y EEUU, y sirven como un elevado recordatorio de los «guardarraíles» y el marco que el futuro gobierno estadounidense debe respetar en sus relaciones con China.
El Presidente Biden afirmó que EEUU no busca una nueva Guerra Fría, no pretende cambiar el sistema chino, no busca revitalizar sus alianzas contra China, no apoya la «independencia de Taiwán», no tiene intención de entrar en conflicto con China y no considera su política respecto a Taiwán como una forma de competir con China. Puede decirse que ambas partes han expresado su voluntad de profundizar en la cooperación y lograr una transición fluida.
Observamos que la reunión de Lima entre los presidentes chino y estadounidense recibió una atención significativa y una reacción positiva de la opinión pública internacional, lo que indica que cualquier señal de estabilidad en las relaciones entre China y Estados Unidos es bien recibida por el mundo.
El Presidente Xi expuso en Lima la posición de China en relación con asuntos como Taiwán, el Mar de China Meridional, la cooperación económica y tecnológica, la ciberseguridad, la crisis de Ucrania y la península de Corea. El Presidente Biden también expresó la postura de Estados Unidos sobre determinados puntos conflictivos regionales y cuestiones globales. Según Associated Press, «tuvieron mucho que discutir».
Como uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y las dos principales economías del mundo, la imagen de China y Estados Unidos sentados juntos «pensando en el beneficio de todo el mundo» inspira al mundo. De Bali a San Francisco y luego a Lima, ésta es la tercera reunión en persona entre los líderes de ambos países en cuatro años. Va acompañada de la normalización de los mecanismos de diálogo en ámbitos como la diplomacia, la seguridad, el comercio y las finanzas, lo que no sólo conduce a la estabilidad general de la relación bilateral, sino que también transmite certidumbre y energía positiva al mundo.
Una vez que la comunicación deje de ser un obstáculo, la mayor barrera para restablecer las relaciones entre China y EEUU reside en que Washington siga percibiendo a China como su «competidor estratégico número 1».
Como ha afirmado el presidente Xi, cuando China y Estados Unidos se traten como socios y amigos, busquen puntos en común dejando de lado las diferencias y se ayuden mutuamente a tener éxito, su relación progresaría considerablemente. Pero si se consideran mutuamente como rivales y persiguen una competencia feroz, enturbiarán la relación o incluso la harán retroceder.
Los altibajos que han experimentado las relaciones entre China y Estados Unidos en los últimos años deberían hacer reflexionar claramente a la parte estadounidense. Utilizar a China como chivo expiatorio en las luchas políticas internas no ayuda a EEUU a resolver sus problemas internos; las llamadas medidas de «desacoplamiento» y «patio pequeño, valla alta» acaban provocando pérdidas innecesarias para ambos países, al tiempo que obstaculizan el desarrollo global.
La postura de China sobre las relaciones chino-estadounidenses ha sido coherente. El objetivo de China de establecer una relación estable, sana y sostenible con Estados Unidos continúa con los mismos principios:
◙ su compromiso con el respeto mutuo;
◙ la coexistencia pacífica y la cooperación beneficiosa para ambas partes como principios para gestionar las relaciones bilaterales;
◙ salvaguardar resueltamente la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo de China;
◙ su deseo de llevar adelante la tradicional amistad entre los pueblos chino y estadounidense.
Estos «cuatro principios inalterados» reafirman la coherencia, continuidad y previsibilidad de la diplomacia china hacia el nuevo gobierno estadounidense.
En la situación actual, los intereses comunes de China y EEUU no han disminuido, sino que han aumentado. Desde la cumbre de San Francisco (2023), los dos países han realizado avances positivos en áreas como el control de drogas, el cambio climático, la inteligencia artificial y los intercambios culturales, demostrando el amplio espacio y potencial para la cooperación bilateral.
Durante la reciente reunión en Perú, los líderes de ambos países también entablaron un diálogo franco y constructivo sobre inteligencia artificial, afirmando la necesidad de mantener el control humano sobre la decisión de utilizar armas nucleares. Las dimensiones de la cooperación chino-estadounidense siguen ampliándose con el crecimiento de la innovación tecnológica y las cuestiones de gobernanza humana, y aumentarán las oportunidades para que las dos grandes potencias extiendan su lista de cooperación y amplíen el «pastel» de la colaboración en áreas clave.
El desarrollo estable de las relaciones entre China y EEUU no sólo concierne a los pueblos de ambos países, sino también al futuro y al destino de la humanidad. El mundo en general espera ver una tendencia positiva en la estabilización y mejora de las relaciones China-EEUU, con el desarrollo pacífico y el beneficio mutuo establecidos como telón de fondo de nuestros tiempos.
Tener en cuenta el beneficio de los pueblos y del mundo debe ser una responsabilidad compartida de China y EEUU.
