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Repugnante y terrorífico: Gran Bretaña contrata cárcel flotante para inmigrantes

Londres. El Economista.

Repugnante y terrorífico: Gran Bretaña contrata cárcel flotante para inmigrantes Londres. El Economista.

El terrorífico pasado esclavista de los dueños del Bibby Stockholm, el ‘buque cárcel’ que ha alquilado el Reino Unido para los refugiados

El Reino Unido no solo hace noticia por tener una gran deuda pública. Ahora, su política de migración se ha visto cuestionada tras alquilar un ‘buque cárcel’ con el fin de “albergar” a los refugiados que buscan asilo en el país y que llegan a través del Canal de la Mancha. Una embarcación cuyas raíces guarda un pasado “esclavista”, según la base de datos Slave Voyages.

Bibby Stockholm es el nombre del gigante ‘buque cárcel’ que ha llegado a las costas del Reino Unido para “alojar” a 500 personas inmigrantes ilegales durante 18 meses (pese a que los expertos advierten que esta embarcación solo tiene capacidad para 200 personas). Se llama así debido a que proviene de la familia Bibby la cual tiene una historia en la industria naval británica y con el tráfico de esclavos en el siglo XIX.

Así es el infame alojamiento de “sardinas”

El Gobierno británico que lidera Rishi Sunak (hijo de inmigrantes hindúes africanos, a su vez con ancestros de India), ha señalado que proporcionará “alojamiento básico a hombres adultos solteros mientras se procesan sus solicitudes de asilo” y tendrá servicio de atención médica, catering, así como seguridad durante 24 horas del día y los siete días de la semana.

Unas condiciones que hace un par de siglos atrás no lo tenían los esclavos que “traficaba” la familia de empresarios multimillonarios dueños del ‘buque cárcel’, o quizás sí, y que su historia sale a la luz con esta nueva medida aplicada por los ‘Tories’ respecto del tema migratorio.

Viendo las imágenes, puede parecer que este enorme buque es el escenario de una distópica serie de Netflix o de una película de ciencia ficción. Sin embargo, y como sucede en tantas otras ocasiones, la realidad supera a la ficción.

Lo que se puede ver en las imágenes es el Bibby Stockholm, una gran barcaza de tres plantas con 222 camarotes y con capacidad para albergar a 506 personas. Cada habitación doble cuenta con cuarto de baño ducha, ventana al exterior, armarios y televisor. De aspecto poco acogedor, recuerda a un bloque compacto de viviendas (eso sí, sin terraza). O, como muchos ciudadanos molestos han expresado, a una “cárcel flotante”.

El Bibby Stockholm no es exactamente una cárcel, sino que se trata de un barco en el que el Gobierno británico pretende alojar temporalmente a solicitantes de asilo. De hecho, el Gobierno británico asegura que sus inquilinos podrán entrar y salir cada día de él, bajo la condición de que deben firmar cada entrada y salida en un libro de registro.

¿Y por qué alojarlos en esta barcaza? Según ha defendido el ministerio británico de Interior, su cometido en primera instancia consiste en rebajar la presión sobre el actual sistema de acogida. Y a largo plazo, el primer ministro, Rishi Sunak, considera que la polémica medida servirá para detener la llegada de pateras al Reino Unido, lo cual permitirá reducir el gasto y mejorar la gestión de alojamiento de los migrantes.

El barco, que por el momento permanece atracado en el puerto de Portland (Dorset), ha generado una enorme controversia. Por un lado, los propios ciudadanos de Portland temen el posible impacto de esa medida en los servicios locales, como la sanidad. De hecho, en una reunión celebrada la pasada semana, las autoridades locales alegaron que ese puerto era el lugar equivocado para ubicar el barco a la vez que expresaron “serias preocupaciones”. Por otro lado, los activistas han manifestado su preocupación por las indignas condiciones de vida que puedan tener sus ‘huéspedes’.

Según un portavoz del Home Office, “a partir de agosto, unos 50 solicitantes de asilo serán llevados al barco como parte de un plan cuidadosamente estructurado para incrementar el número de personas a bordo a lo largo de los próximos meses”.

Negocio familiar millonario

Una de las explicaciones de la riqueza de Reino Unido en sus años de auge fue el “comercio triangular”, que implicaba el intercambio de esclavos africanos a sus colonias a cambio de materia prima y la venta de sus productos industriales.

No es la primera vez que el Bibby Stockholm acoge a personas para fines similares, puesto que ya fue utilizado por Países Bajos hace dos décadas para alojar a inmigrantes. La empresa familiar, a día de hoy, ofrece servicios marítimos y de infraestructuras en 16 países del mundo. El grupo fue en su momento dueño de tres barcos ‘negreros’ que comercializaban a un total de 737 esclavos entre los siglos XVIII y XIX, el ‘Harmonie’, ‘Sally’ y el ‘Eagle’

Se trata de un negocio familiar millonario que fue fundado en 1807 por John Bibby, un barquero de Lancashire que emprendió desde el puerto de Liverpool, con el nombre Bibby Line Group. Aunque los datos históricos señalan que el comerciante se había beneficiado antes de 1807 (año en que el Reino Unido abolió la esclavitud) de las rutas triangulares entre África, Europa y América, en las que se mercadeaba con materias primas, manufacturas y esclavos, según Slave Voyages.

En esta línea, Bibby Line Group tiene un historial bastante terrorífico según Corporate Watch y que recoge el periodista argentino Bruno Sgarzini: el “Harmonie” que en 1805 transportó 250 esclavos angoleños a las Guayanas Británicas; el “Sally” que en 1806 llevó 250 esclavos nigerianos a Barbados; el “Eagle” que en 1806 entregó en Kingston, Jamaica, 237 esclavos cameruneses.

El buque Bibby Stockholm se utilizó anteriormente como centro de detención flotante en los Países Bajos, donde reportajes encubiertos revelaron violencia, explotación sexual y malas condiciones sanitarias.

El informe anual y las cuentas de Bibby Line Group para 2021 afirman que más del 90% de la empresa es propiedad de miembros de la familia Bibby, principalmente a través de fideicomisos familiares. Estas estructuras de propiedad, entidades que en la práctica permiten a las personas beneficiarse de activos sin ser sus propietarios legales registrados, han suscitado desde hace tiempo duras críticas por parte de los defensores de la transparencia, dado que la oscuridad que permiten hace que a menudo aparezcan ampliamente en tramas de corrupción, blanqueo de dinero y abuso fiscal. Sus ganancias antes de impuestos en 2021 ascendieron a casi 31 millones de libras (40 millones de dólares), cifra que aumentaron a 35,5 millones de libras (46 millones de dólares) al solicitar generosos créditos fiscales y aplazar una buena parte al año siguiente.

Negocios repugnantes

Bibby Line Group tiene antecedentes de especulación transfronteriza. De 1994 a 1998, el Bibby Stockholm se utilizó para alojar a personas sin hogar, algunas de ellas solicitantes de asilo, en Hamburgo (Alemania). En 2005, se utilizó para detener a solicitantes de asilo en los Países Bajos, lo que fue motivo de controversia en su momento. Informes encubiertos revelaron una serie de casos de abusos a bordo, como palizas y explotación sexual, así como intentos de suicidio, cacheos rutinarios al desnudo, sarna y la muerte de un argelino que no recibió la atención médica oportuna por una afección cardiaca que se estaba deteriorando, según reveló Corporate Watch.

Como escribió el guardia de seguridad encubierto, “cuanto más tiempo trabajo en el Bibby Stockholm, más me preocupa la seguridad en el barco. Entre la exclusión y la contención encuentro tantos defectos y siento tanta tensión entre los presos que ya no parece una cuestión de si las cosas se descontrolarán por completo aquí, sino de cuándo”.

En agosto de 2017 también se debatió la posibilidad de utilizar la embarcación como alojamiento para unos 400 estudiantes en Galway (Irlanda), en medio de la crisis inmobiliaria del país. Aunque finalmente se descartó la idea por falta de espacio de amarre y de permisos urbanísticos, los estudiantes locales habían expresado su preocupación por la “extraña” y “poco convencional” solución a la falta de oportunidades de alquiler.

Aunque alquilado al Bibby Line Group, la gestión a bordo del propio Bibby Stockholm correrá a cargo de Corporate Travel Management (CTM), una empresa mundial especializada en servicios de viajes de negocios. La empresa, con sede en Australia, también recibió recientemente un contrato de 100 millones de libras para la prestación de servicios de alojamiento, viajes, locales y reservas auxiliares para el alojamiento de refugiados ucranianos en hoteles locales y a bordo de los cruceros M/S Victoria y M/S Ambition.

La Cruz Roja Británica advirtió a principios de mayo contra la idea de seguir alojando refugiados en barcos con camarotes “aislados” y “sin ventanas”, y afirmó que el plan había dejado a muchos “viviendo en el limbo”.

Fundada por el CEO Jamie Pherous, CTM fue blanco en 2018 de VGI Partners, un grupo de vendedores en corto, que identificaron más de 20 banderas rojas relacionadas con los intereses comerciales de la compañía.

Mentiras y estafa

Lo más sorprendente es que los vendedores minoristas dijeron que habían asistido a las oficinas de CTM en Glasgow, París, Ámsterdam, Estocolmo y Suiza. Al no encontrar indicios de actividad empresarial en ellas, afirmaron que era posible que la empresa hubiera exagerado considerablemente la escala de sus operaciones.

VGI Partners también afirmó que los flujos de caja de CTM no parecían cuadrar con el crecimiento declarado por la empresa, y que CTM no había revelado completamente las revisiones que había hecho de sus cifras de ingresos anuales.

Dos años más tarde, los minoristas publicaron un informe de seguimiento, cuestionando cómo CTM había logrado informar de una caída en las recompensas concedidas por un alto número de ventas a agencias de viajes, cuando en realidad su volumen de transacciones había crecido durante el mismo período. También acusaron a CTM de maquillar su saldo de deuda para que sus cuentas parecieran más saneadas.

CTM negó las acusaciones de VGI Partners. En su respuesta, parafraseó un informe de la auditora EY que supuestamente confirmaba que no había signos de interrogación sobre sus prácticas empresariales, aunque el informe en sí nunca se hizo público. Además, afirman que VGI Partners, como vendedores a corto plazo, sólo había publicado los informes con la esperanza de beneficiarse de la incertidumbre sobre las operaciones de CTM.

A pesar de estos problemas, la situación de CTM en el mercado mejoró drásticamente a principios de este año, cuando se anunció que la empresa había conseguido contratos para la prestación de servicios de viajes al Ministerio del Interior del Reino Unido por valor de más de 3.000 millones de dólares australianos (2 mil 56 millones de dólares).

Estos contratos han ido acompañados de otras licitaciones con, entre otros, la Oficina Nacional de Auditoría, HS2, Cafcass, la Oficina de Fraudes Graves, la Oficina de Estadísticas Nacionales, HM Revenue & Customs, el Servicio Nacional de Salud, el Ministerio de Justicia, el Departamento de Educación, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos.

El Ministerio del Interior no ha hecho pública ninguna cifra sobre el coste de los servicios de arrendamiento o gestión a bordo del Bibby Stockholm, aunque los informes de prensa han cifrado el precio estimado en más de 20 mil libras esterlinas (26 mil dólares) al día sólo en concepto de fletamento y atraque. De ser cierto, el gasto total para el periodo de 18 meses en el que el buque funcionará como centro de detención ascendería a casi 11 millones de libras, excluidos los costes reales de gestión del centro de detención, como seguridad, alimentación y asistencia sanitaria.

La versión oficial

Según el Ministerio del Interior, la barcaza Bibby Stockholm estará operativa durante al menos 18 meses, alojando a unos 500 hombres adultos solteros mientras se tramitan sus solicitudes, con “seguridad a bordo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, para minimizar las molestias a las comunidades locales”.

Estas medidas parecen haber servido para disuadir la oposición del consejo conservador local, que presionó para que se comprobaran los antecedentes de los detenidos y que, al parecer, estaba incluso sopesando emprender acciones legales ante la amenaza percibida de agresiones físicas por parte de los alojados a bordo, así como posibles ataques de la extrema derecha contra los inmigrantes allí retenidos.

Un comunicado inicial del Ministerio del Interior sugería que el sector del voluntariado local participaría “en la organización de actividades que mantengan ocupados a los alojados, potencialmente implicados en actividades de voluntariado local”, aunque parece que han cambiado la redacción después de que los críticos dijeran que esto significaría que los detenidos podrían ser efectivamente explotados para trabajos no remunerados. También se ha informado de que el buque necesitó modificaciones para aumentar su capacidad al nivel necesario, lo que suscitó nuevas preocupaciones por las condiciones de hacinamiento y la falta de privacidad.

Los activistas locales han arremetido contra la iniciativa, señalando en una carta abierta: “Para muchos solicitantes de asilo que llegan al Reino Unido, el mar representa un lugar de trauma significativo, ya que se han visto obligados a cruzarlo en una o más ocasiones. Alojar a personas en una barcaza marítima -que, en nuestra opinión, equivale a una prisión flotante- es moralmente indefendible y amenaza con volver a traumatizar a un grupo de personas ya de por sí vulnerables”.

Técnicamente, los inmigrantes podrán abandonar la barcaza. Sin embargo, en realidad estarán sometidos a un alto grado de vigilancia y acordonados tras las vallas de la zona portuaria de alta seguridad.

Si salen, se espera que regresen antes de las 23.00 horas, y la salida será controlada por las autoridades. Según el Ministerio del Interior: “Para garantizar que los inmigrantes entran y salen de forma ordenada y con el menor impacto posible, se pondrán autobuses a disposición de las personas alojadas en el buque para llevarlas desde el puerto hasta los puntos de desembarco locales”.

Estos puntos de desembarco serán determinados por el gobierno, mientras que su ubicación frente a la costa de Dorset significa que estarán aislados de los centros de apoyo y solidaridad.

Mientras tanto, el nuevo proyecto de ley sobre inmigración ilegal del gobierno está diseñado para proporcionar una justificación legal para la detención automática de los refugiados que cruzan el Canal. Si se aprueba, existe la posibilidad de que esto siente las bases para un cambio de régimen en el Bibby Stockholm, que pasaría de ser un “centro de acogida” a una auténtica prisión para inmigrantes.

Otro beneficiario del proyecto son los propietarios del puerto de Portland, Langham Industries, una empresa marítima y de ingeniería propiedad de la familia Langham. La familia mantiene desde hace tiempo vínculos con partidos de derechas. Langham Industries donó más de 90 mil dólares al Partido por la Independencia del Reino Unido desde 2003 hasta el referéndum del Brexit de 2016. En 2014, Langham Industries donó dinero para apoyar la campaña de reelección del exdiputado de Clacton por el UKIP Douglas Carswell, poco después de su deserción de los conservadores. Catherine Langham, consejera parroquial conservadora de Hilton, en Dorset, se ha descrito a sí misma como directora de Langham Industries (aunque no figura en el Registro Mercantil). En 2016 participó activamente en los esfuerzos locales para apoyar la campaña a favor de abandonar la Unión Europea. La familia posee una gran finca en Dorset que utiliza para su otra línea de negocio, la elaboración de vino.

Por el momento, no hay información pública disponible sobre quién prestará servicios de seguridad a bordo del Bibby Stockholm.

Aspectos básicos de la empresa

Bibby Line Group se describe a sí misma como “una de las empresas familiares más antiguas del Reino Unido”, que opera en “múltiples países, da empleo a unos 1,300 empleados y gestiona más de mil millones de libras esterlinas (mil 300 millones de dólares) de fondos”. Su sede central está registrada en Liverpool, con otras sedes en Escocia, Hong Kong, India, Singapur, Malasia, Francia, Eslovaquia, Chequia, Países Bajos, Alemania, Polonia y Nigeria. Los principales sectores de la empresa corresponden a sus tres principales filiales en el Reino Unido: Bibby Financial Services, proveedor global de servicios financieros; Bibby Marine Limited, propietario y operador de un grupo de buques especializados en el transporte y alojamiento de trabajadores empleados en lugares remotos; Garic Ltd., diseña, fabrica y compra equipos de instalaciones y maquinaria para su venta o alquiler en los sectores de la construcción, las canteras, los aeropuertos, la agricultura y el transporte en el Reino Unido.

La historia del Bibby Line Group comienza en 1807, cuando el armador John Bibby, nacido en Lancashire, empezó a operar desde Liverpool con su socio John Highfield. Cuando murió en 1840, asesinado mientras volvía a casa después de cenar con un amigo en Kirkdale, Bibby había emprendido su propio camino y había llegado a dirigir una flota de más de 18 barcos. El misterioso caso de su muerte nunca se ha resuelto, y el negocio quedó en manos de sus hijos John y James.

Entre 1891 y 1989, la empresa operó bajo el nombre de Bibby Line Limited. Durante la Primera Guerra Mundial, sus buques sirvieron como barcos hospitalarios y de transporte, así como cruceros mercantes, y en 1939 el Estado requisó toda la flota de 11 buques de la compañía.

En 1970, la empresa había triplicado sus ingresos en el extranjero y, a principios de los años ochenta, se introdujo en el “factoring” o financiación de facturas (conversión de facturas impagadas en dinero en efectivo para su uso inmediato mediante préstamos a corto plazo), antes de que este aspecto del negocio se escindiera finalmente en Bibby Financial Services. En 2008, el grupo adquirió Garic Ltd, que en la actualidad gestiona cuatro centros en el Reino Unido.

Escándalos y demandas

Bibby Line Group y sus filiales han aparecido en una serie de procedimientos judiciales en el Reino Unido a lo largo de los años, a veces como demandados. Un caso notable es el de Godfrey contra Bibby Line, una demanda interpuesta contra la empresa en 2019 después de que uno de sus antiguos empleados falleciera como consecuencia de una enfermedad relacionada con el amianto.

En su demanda, los albaceas de la herencia de Alan Peter Godfrey sostenían que, entre 1965 y 1972, estuvo expuesto repetidamente a grandes cantidades de amianto mientras trabajaba a bordo de varios buques de Bibby. Aunque la relación entre el material y las afecciones pulmonares mortales se estableció ya en 1930, alegaron que Bibby Line, entre otras cosas:

“No advirtió a los fallecidos del riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el amianto ni de las precauciones que debían tomarse al respecto;

“No tuvo en cuenta las pruebas periciales de que disponía sobre la mejor manera de proteger a sus trabajadores del peligro del polvo de amianto ni actuó en consecuencia; [y]

“No adoptaron todas las medidas razonablemente viables, ya sea asegurando una ventilación adecuada o mediante el suministro y uso de respiradores adecuados o de otro modo, para evitar la inhalación de polvo”.

En la demanda, en la que se reclamaban “daños ilimitados” contra el grupo, también se afirmaba que el “estado del Sr. Godfrey se deterioró rápidamente con un empeoramiento del dolor y la debilidad”, y que era “completamente dependiente de otras personas para cubrir sus necesidades en las últimas semanas de su vida”. No hay información pública disponible sobre cómo concluyó el asunto.

En 2017, Bibby Line Limited también apareció en una filtración de más de 13,4 millones de registros financieros conocida como los Paradise Papers, concretamente como cliente de Appleby, que prestaba “servicios corporativos offshore”, como trabajos jurídicos y contables. Según el Organized Crime and Corruption Reporting Project, una red mundial de medios de investigación, los documentos filtrados de Appleby revelaron, entre otras cosas, “los vínculos entre Rusia y el multimillonario secretario de Comercio [de Trump], los negocios secretos del principal recaudador de fondos del primer ministro canadiense Justin Trudeau y los intereses offshore de la reina de Inglaterra y más de 120 políticos de todo el mundo.”

Este no parece ser el único vínculo del grupo Bibby con el turbio mundo de las finanzas extraterritoriales. Michael Bibby aparece como tesorero de dos empresas ficticias registradas en Panamá, Minimar Transport S.A. y Vista Equities Inc.

Queda mucho por ver sobre la saga Bibby Stockholm. El coste exacto de la iniciativa y quién prestará los servicios de seguridad a bordo son cuestiones abiertas. Lo que está claro, sin embargo, es que los activistas seguirán oponiéndose.

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