Varias capitales. eldiario.es / Agencias
Ha sido otra noche dura en Gaza. La población civil siente los bombardeos cerca y está totalmente aterrada. Nadie puede huir. No hay dónde esconderse. No hay comida. No hay energía. No hay agua. Desde 1967, el régimen israelita ha convertido a Gaza en una gigantesca prisión en la cual el ejército sionista tortura, bombardea, asesina y ocupa ilegalmente. Estados Unidos, sus satélites títeres de Europa y de otras regiones, apadrinan a la banda de asesinos que gobierna Israel.
El Ejército de Israel ha intensificado su ofensiva contra Gaza, después de haber recuperado el control de su territorio en los alrededores de la franja, en el que el sábado se habían infiltrado cientos de milicianos del grupo palestino Hamás, que siguen reteniendo en sus manos a más de un centenar de rehenes israelíes, civiles y militares, además de algunos extranjeros. Los bombardeos han golpeado la región de norte a sur.
La localidad de Jan Younis, en el sur de Gaza, ha sido golpeada repetidamente. El Ejército israelí ha realizado cien ataques contra esa zona, considerada “un centro de la organización terrorista Hamás, desde donde se lanzan las operaciones contra Israel”, ha afirmado en un comunicado. Desde el mar Mediterráneo, frente a las costas de Jan Younis, la Marina israelí también ha atacado la localidad.
En la morgue del hospital ya no hay sitio para los cadáveres, que yacen en el suelo con los nombres escritos en sus torsos, según la agencia de noticias Reuters. A los familiares de las víctimas les han pedido que recojan los cuerpos para liberar espacio, porque probablemente llegarán otros. En la madrugada del miércoles, un ataque aéreo contra dos viviendas de Jan Younis ha causado la muerte de 16 personas, miembros de dos familias, y decenas de heridos, según la agencia de noticias palestina Wafa.
En el sur, desde el lunes Israel ha atacado hasta en tres ocasiones la única salida de Gaza que no controla, el paso fronterizo de Rafah con Egipto, según el medio independiente egipcio Mada Masr. Después de dos ataques en el día de hoy, el cruce ha sido cerrado de forma indefinida. Hasta ahora, sólo los palestinos con un permiso especial podían salir de la franja para recibir tratamiento médico. El Ejército ha confirmado que ha llevado a cabo bombardeos en la zona de Rafah para “destruir un túnel usado para introducir clandestinamente armamento y equipos a Gaza”.
En el norte, el barrio de Rimal en la Ciudad de Gaza ha sido reducido a escombros tras horas de bombardeos. “Vendo juguetes, no misiles. Quiero irme de Gaza ¿por qué me tengo que quedar aquí? He perdido mi trabajo y mi casa”, denunciaba uno de los vecinos. Según la agencia palestina Wafa, los bombardeos han destruido 22,639 viviendas.
Por su parte, las comunidades y localidades próximas a Gaza aún cuentan las víctimas del asalto de Hamás, que ha dejado de momento 1,200 muertos y 2,900 heridos israelíes. Entre los asesinados y secuestrados hay menores de edad. “Bebés, madres y padres han sido asesinados por los terroristas. Esto no es una guerra ni un campo de batalla, es una masacre”, ha señalado a Reuters el general israelí Itai Veruv durante una visita al kibutz de Kfar Aza, una de las zonas más afectadas por el ataque de Hamás.
En el lado palestino, el saldo de muertos es de 1,055 y cinco mil heridos, después de que aumentara considerablemente durante el martes. El Ministerio de Sanidad gazatí ha advertido que no está siendo fácil recopilar datos porque la conexión a Internet no es estable en la franja. No sólo los bombardeos han dañado notablemente la infraestructura, sino que los aviones y drones militares interrumpen las comunicaciones cuando sobrevuelan la zona.
Supuestamente, entre las víctimas mortales de los bombardeos, están dos altos cargos de Hamás: el ministro de Economía de Gaza, Yoad Abu Shmala, y el encargado de relaciones exteriores, Zacaría Abu Maamar. Ambos eran miembros de la oficina política de Hamás, el principal órgano del movimiento islamista.
El Ejército israelí ha afirmado que también los ministros y otros cargos civiles del grupo son objetivos militares y, en el caso de Abu Shmala, “manejaba la financiación del terrorismo dentro y fuera de la franja de Gaza”, mientras Abu Maamar “tomaba parte en las decisiones de la organización y la planificación de numerosas actividades de terrorismo contra el Estado de Israel”.
La única central eléctrica de la Franja de Gaza se ha quedado este miércoles sin combustible, forzando su cierre tras el corte de suministros, según ha señalado el Ministerio de Energía. Eso supone que solo los generadores pueden dar electricidad a la zona, pero su combustible también se agota.
Después de asegurar el control sobre su territorio, el siguiente objetivo de las tropas israelíes es el rescate de unas 100 personas que fueron secuestradas por los milicianos en las localidades y comunidades en las que penetraron el fin de semana, y que ahora se encuentran en Gaza, en manos de Hamás y el grupo Yihad Islámica. Los rehenes están expuestos tanto a los bombardeos israelíes como a las amenazas de Hamás.
La Resistencia Palestina ha amenazado con ejecutar públicamente a los ciudadanos israelíes si su Ejército continúa efectuando bombardeos indiscriminados sobre Gaza, sin previo aviso a los residentes. “Cualquier ataque contra casas inocentes en Gaza sin previo aviso y alerta se enfrentará a la ejecución pública de un rehén”, afirmó el lunes en un comunicado Abu Obeida, portavoz de las brigadas de Al Qasam, brazo armado de Hamás.
“El enemigo no entiende el lenguaje de la humanidad y la moral, y nos dirigiremos a él en el lenguaje que conoce. Responsabilizamos a la ocupación ante el mundo por esta decisión, y la pelota está en su tejado”, ha advertido Obeida.
Habitantes de la franja han denunciado que Israel ha dejado de emplear un método por el que el Ejército avisa de que va a bombardear, lanzando dispositivos no explosivos a los tejados de las casas unos minutos antes de soltar las bombas, para que la población pueda salir, a menudo con el tiempo justo. Israel, por su parte, asegura que ha enviado mensajes a los residentes de Gaza para que evacúen zonas que van a ser bombardeadas.
Se cree que entre los rehenes hay extranjeros, además de medio centenar de uniformados, incluidos oficiales, que serán la moneda de cambio más valiosa para los milicianos palestinos – por ello, Obeida ha asegurado que sólo los civiles serán ejecutados, no los militares.
Las autoridades israelíes encontraron ayer a 30 personas que estaban desaparecidas en Ein Hashlosha, muy cerca de la frontera de Gaza, según el periódico israelí Haaretz. Al mismo tiempo, han confirmado que 50 soldados se encuentran secuestrados y 123 han perdido la vida. La Policía israelí, por su parte, ha informado de que más de 40 de sus efectivos han fallecido.
A pesar de la presencia de esos rehenes en Gaza, Israel no ha dejado de lanzar bombardeos y misiles sobre la franja, destruyendo manzanas enteras de la capital, Gaza, y en otras zonas, como la localidad de Jan Younis, en el sur del enclave, donde viven hacinadas 2,3 millones personas.
El coordinador médico de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Gaza, Darwin Díaz, explica: “Trasladamos nuestras existencias de suministros médicos de emergencia para dos meses al hospital de Al-Awda y hemos utilizado las existencias que tendrían que durar tres semanas en solo tres días”.
Desde que Israel comenzó a bombardear Gaza en respuesta al ataque de Hamás, el sábado, más de 263,000 personas se han visto desplazadas, un incremento de casi 90,000 personas en solo 24 horas, según la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria (OCHA) de Naciones Unidas, que prevé que las cifras sigan aumentando.
De esos desplazados, 170,000 han buscado refugio en escuelas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), después de haber abandonado sus casas por temor a que sean blanco de los ataques aéreos.
Además, ha lamentado que 30 de los estudiantes que acuden a esas escuelas de la UNRWA en la franja han fallecido: son 17 niñas y 13 niños, y otros 8 han resultado heridos.
Tanto la UNRWA como otras organizaciones humanitarias han alertado de la situación en Gaza, que se enfrenta a una grave escasez de suministros, de electricidad y de agua, después de que Israel ordenara este lunes el bloqueo total de la franja, donde ya escasean todos los bienes básicos.