Por General Miguel Ángel Orthés y Guillén (*)
Al pueblo nicaragüense y en general al Centroamericano
Conciudadanos:
En consecuencia de la vergonzosa propaganda que en contra del Ejército Autonomista pretende levantar el Gobierno yanqui de Nicaragua José María Moncada queriéndonos desacreditar y haciéndonos aparecer como Conservadores, me permito dirigirme a Vosotros, refutando enérgicamente tal perfidia.
El Ejército Defensor de la Autonomía de Nicaragua, que opera en “Las Segovias” y “Chinandega” y el que muy luego operará por toda la República, se compone de liberales puros los cuales hemos sabido sostener altivos los verdaderos principios del Partido Liberal. Principios que fueron violados por el susodicho Moncada tránsfuga y traidor que pactó secretamente con los invasores de nuestra Patria, traicionando así la Causa Constitucionalista representada por el Doctor Juan Bautista Sacasa.
El doctor Sacasa al haber confiado a Moncada, la representación del Ejército Constitucionalista no le dio facultades para que entrara en convenios con los invasores, ni mucho menos para que vendiera las armas y si es cierto que el doctor Sacasa y demás (ilegible) que defendían la Constitución, se quedaron mudos ante el hecho consumado por Moncada, no fue porque había sido de su agrado, sino porque se desilusionaron de la lucha y tuvieron (ilegible) fe en el heroico gesto de rebeldía que llevó a cabo el General Augusto C. Sandino, no vendiendo sus armas y protestando enérgicamente contra la intervención yanqui por ser un visible atentado a la Soberanía de Nicaragua y en general de Centro América.
Los interventores, de común acuerdo con Díaz y Chamorro, al ver ya en las rondas de Managua al Ejército Liberal victorioso; conociendo que Moncada siempre había ambicionado llegar al poder, le ofrecieron, mediante la entrega de las armas, la cantidad de ($ 200.000 oro) doscientos mil dólares, más llevarle a la Presidencia con tal que él en representación del Liberalismo aceptara todos los contratos contraídos por los Gobiernos Conservadores con los norteamericanos.
Moncada accedió gustoso, el cual conquistó a los demás Jefes diciéndoles que no había que ser un redentor porque el pueblo nunca agradecía, que el deber de toda persona es el de hacer dinero de la manera que haya lugar, porque la vida se acaba y la Patria queda.
Liberales nicaragüenses honrados y Centroamericanos:
Contemplad las reproducciones del hombre que muchos de vosotros reconocéis como Gobierno de Nicaragua y deducid qué bueno se puede esperar de él.
El Partido Liberal de Nicaragua, se había distinguido del Conservador ante Centro América y todo el mundo civilizado, con el hecho de haber sido siempre opuesto a la Intervención yanqui, nunca había si capaz de enajenar nuestro Patrio con tal de llegar al poder a pesar de las múltiples propuestas que siempre había tenido, las que siempre había rechazado.
Aunque es cierto que unos discursos del extinto expresidente don Diego Manuel Chamarro, hizo aparecer unas credenciales, en las cuales el Liberalismo se ha dirigido a Washington, solicitando intervención en varias ocasiones, pero hay que comprender que esto no lo hizo el liberalismo honrado, sino elementos no autorizados para ello que de acuerdo con los mismos yanquis han pretendido siempre desacreditar al Partido Liberal.
Los conservadores y traidores para perpetuarse en el poder, y los yanquis para estar sacando ventajas a cuales mejores de Nicaragua. Porque muy bien comprenden que al llegar a Presidencia un legítimo liberal, se les acabará la hacienda.
El Partido Liberal, aceptando la intervención yanqui y de hecho los tratados que llegan al poder contrajeron los interventores, Moncada, Díaz y Chamorro nada tiene ya de superioridad ante el Partido Conservador, se coloca (ilegible) condiciones; pues a los norteamericanos muy poco les importa que manden Verdes o Rojos, cualesquiera de ellos que les esté dando todas las ventajas que ellos (ilegible) estar sacando, les da lo mismo.
El pueblo nicaragüense en los actuales momentos se encuentra representado efectivamente por el Partido Liberal Autonomista, el cual se compone de los legítimos hijos de Nicaragua, que no hemos querido aceptar las (40) cuarenta monedas que los Judas Nicaragüense pretenden recibir por nuestros derechos Patrios, y mejor aceptamos la muerte antes que permitir tan vergonzosa humillación para nuestra Patria.
La protesta armada de los Autonomistas Nicaragüenses está latente, los invasores y traidores nada han podido (ilegible) heroico empuje de nuestro Ejército, que siempre amparado por Dios se conduce a la victoria.
Al tránsfuga y traidor José María Moncada, no lo recocemos como Gobierno de Nicaragua, por haber sido puesto por las bayonetas de los yanquis; siendo que los norteamericanos no tienen por qué venir a imponer Gobierno a los nicaragüenses. Si el Partido Liberal hubiera tenido completa libertad para elegir su candidato, en la próxima pasada lucha cívica, no hubiera sido Moncada el postulado; supuesto que en el seno de este Partido existen hombres de conducta intachable para éste destino y de capacidades competentes para desarrollar un buen Gobierno que mire en cada nicaragüense un hermano.
A Moncada no lo reconocemos como Liberal, porque no lo es; ni sus hechos, ni sus palabras lo demuestran; pues obras son amores y no buenas razones.
Historiemos:
¿Adónde estabais vosotros liberales, cuando José María Moncada, Adolfo Díaz y Emiliano Chamorro conquistaron en la Costa Atlántica, a Juan José Estrada, jefe de supuesta confianza que tenía el General José Santos Zelaya, el cual por la ambición de la Presidencia que estos le ofrecieron, traicionó vilmente a su protector, ocasionándole el primer fracaso al Liberalismo?
¿Adónde estabais vosotros liberales, cuando José María Moncada, siendo ministro de Gobernación del Gobierno del susodicho Juan José Estrada, ordenó se les rompiera fuego a los Liberales Leoneses por el solo hecho de realizar una ordenada manifestación liberal, donde fue víctima el distinguido estudiante Somarriba?
¿Adónde estabais vosotros liberales cuando José María Moncada, aliado con Manuel Bonilla Presidente conservador de la República de Honduras le fraguó una conspiración a los liberales hondureños contra el Gobierno del susodicho, acumulándoles el incendio de la Escuela de Artes y haciendo aparecer como responsable del hecho al hombre que días antes había sido su protector, el Pro-hombre del Liberalismo Centroamericano doctor don Policarpo Bonilla, el cual fue conducido con grillos y cadenas a las celdas penitenciarias de Tegucigalpa, donde se le sometió injustamente a muchos martirios; pues el mismo Moncada pidió en prensa gubernativa que se le asegurara bien porque se podía fugar?
¿Adónde estabais vosotros Liberales, cuando José María Moncada con toda la desvergüenza que le caracteriza, declaró con su puño y letra en el diario «El Centinela» que: él era, había sido y sería conservador, que si el padre Ignacio Matus lo atacaba llamándolo Liberal, era únicamente para humillarlo y enfrentarlo, porque Liberal quería decir; asesinato, exterminio robo e incendio?
Liberales, honrados nicaragüenses y centroamericanos:
Aquí tenéis demostrados uno por uno, los funestos hechos de este hombre falto de pudor, que a fuerza de bayonetas extranjeras quiere hacerse aparecer como representante del Pueblo Nicaragüense, y como dirigente del Partido que ayer no más difamó lesionándolo de todos modos.
Nicaragua se afrenta con que hombres de ésta talla la representen. De vosotros liberales y demás nicaragüenses de honor y dignidad, depende si os dejáis creer de la falsa propaganda, que éste luzbel nicaragüense, y demás traidores ambiciosos levantan en contra de nuestro Ejército Autonomista; que hoy lucha con denuedo contra los piratas y traidores a fin de redimir a nuestra Patria de las terribles cadenas, conque esos descendientes de Walker la quieran remachar.
Si José María Moncada, los invasores y demás impúdicos Nicaragüenses, se han empeñado en apellidarnos de bandidos, bandoleros y ladrones es solamente para desacreditarnos queriendo hacer aparecernos ante las demás Naciones, como tales y no como hombres de «ideales» cosa que nunca podrán conseguir, porque nuestra actitud es perfectamente conocida y reconocida, por todos los hombres libres y conscientes de todos países de la tierra. Si porque damos la muerte a los traidores, nos acusan de esa manera, no debe extrañarle a nadie, supuesto que: la Constitución Política de Nicaragua, tal pena establece para los traidores a la Patria.
Y si lo hacen porque echamos mano al Capital Nicaragüense para sostenernos, también no debe extrañarle a nadie, siendo que todo nicaragüense digno y consciente está en el imprescindible deber de defender su Patria cuando no empuñando el arma, con sus intereses o presentándose a los que andan luchando con lo poco que Dios aparezca.
El Ejército Defensor de la Autonomía de Nicaragua; no ambiciona más que una Patria Libre y Soberana, no guarda rencor alguno contra ningún nicaragüense, de cualquier color político que sea, con tal que en nada le perjudique; y está revestido de tal humanidad, que perdona a sus mismos enemigos cada vez que éstos se presenten al Ejército, comprometiéndose bajo un juramento, ya sea a guardar estricta neutralidad o a adherirse a nuestras filas Autonomistas, que son las que debe buscar todo nicaragüense que ame a su Patria y todo Centro Americano que tenga conciencia de sí mismo y de su papel Histórico; porque Centro América está dividida en cinco Jirones, no quiere decir que a los hijos de los diferentes Estados les sea extraña la suerte que hoy corre la hermana Nicaragua, el mismo peligro tienen y el mismo enemigo es así que: ¡Alerta!, nicaragüenses y centroamericanos. Luchar contra el imperialismo yanqui y los traidores nacionales es nuestro deber.
¡Abajo los opresores de los países débiles!
¡Abajo los vendepatria! ¡Abajo los agentes de Wall Street!
Miguel Ángel Orthés y Guillén (FIRMA Y SELLO).
Las Segovias, Nicaragua, Centro América.
Enero primero de mil novecientos treinta y año décimo octavo de lucha antiimperialista en Nicaragua.
(*) El General escribía Orthés como su apellido. Documento recopilado y escaneado en 2002 del Archivo Nacional de Estados Unidos por el doctor Michael Schroeder y enviado a Managua al historiador Clemente Guido
La familia del General Orthés, entre 1918 y 1920
Angelina Gómez Ortés, la única hija del General, en la tumba de su padre en Palacagüina, Madriz.