Lo que hace pocos días fue su casa, aunque rústica y sencilla, ahora está a un soplo de desplomarse. Y, sin embargo, siguen habitándola. Siguen tratando de restaurarla, aunque lo más preciso sería decir: duermen con miedo de que alguna noche se les venga encima. Cuatro madres solteras, desamparadas con sus pequeños hijos, viven en esta misma casa, la que era su hogar, de la cual salen a lavar ajeno y regresan con alimentos para sus niños. Pero, el huracán ETA las dejó con unas cuantas tablas y con algunas láminas, soportando el frío, el hambre y la incertidumbre.
La señora Lastenia López vive junto a sus hijas Berlin Vanessa Salgado López, Ericka Francisca Carballo López y su nieta María Salgado, ellas son las cuatro madres solteras, que desde el pasado 03 de noviembre mantienen con la incertidumbre de quedarse en escombros, puesto que su casa está acuñada con troncos de maderas, porque después del paso del huracán Eta lo que ha sido su hogar por generaciones, ahora solo son unas cuantas tablas sostenidas y unas pocas láminas de zinc.
De acuerdo con Berlin, los días intensos de lluvias y fuertes ráfagas de vientos, ellas en compañía de sus hijos se trasladaron a la casa de una vecina, porque al tener una casa hecha de maderas viejas temían por sus vidas, además en un instinto de seguridad y protección maternal, no les importó dejar sola la vivienda y corrieron hacia el lugar que en aquel momento les ofrecía amparo y refugio.
Perdieron gran parte de su techo, el piso quedó inservible, y mantienen con el terror de que a cada paso las débiles tablas cedan al peso y una astilla se les ensarte profundo o se rompan los huesos, cada noche es una plegaria sin cesar, por temor a que lo poco que les queda se moje, colocan en el techo improvisado las pocas láminas que aún mantienen en el patio de la casa.
Éstas, cuatros mujeres son guerrilleras, buscan día a día el sustento para el hogar, sin embargo, no han dejado de luchar por la educación de sus hijos, actualmente, uno de ellos ya está en educación secundaria y tres en la educación primaria.
Con gran tristeza y angustia en su mirada, Berlín le contó a Radio URACCAN Siuna que, para poder tener alimentos en su casa, “hacemos chamba, si nos sale para lavar ropa, pues lavamos, si nos sale que vayamos a cuidar una niña, pues lo hacemos, y así sucesivamente, (no tenemos trabajo formal) solo mi mamá (…); y nosotros medio ayudamos cuando nos salen chambas”, expresó la joven madre.
Berlin Vanessa, también explicó que la situación vivida los días 02 y 03 de noviembre fueron momentos de mucha inquietud y ahora la zozobra es cada vez mayor, “no se lo deseo a nadie, así como estamos viviendo ahorita, esto está malo y hasta el momento no hay ayuda de nadie, espero que, si haya”, dijo Salgado López.
Por su parte, Ericka quien es madre de dos hijos, un adolescente y una niña de apenas 6 años de edad, explicó que son muchas las afectaciones que tuvieron a consecuencia del Huracán, “porque casi la mayor parte de la sala se habían despegado los zincs y los tuvimos que poner, la parte de la cocina, el cuarto de mi mamá y los otros cuartos”, detalló.
Ericka y Berlín Vanessa con una parte de sus hijos
Asimismo, Ericka calificó como “fea y horrible”, la experiencia de haber pasado un poderoso huracán como lo fue el ETA, “la casa no era tan segura y teníamos que irnos a otro lado, y estar en otro lado, ya cuando se tiene hijos, es diferente, no es como cuando estás en su propio hogar, (…), nos fuimos a dormir el lunes, martes, miércoles, ya el jueves nos cruzamos ya a la casa”, dijo.
Al llegar a la casa, la impresión fue catastrófica, al observar totalmente destruido lo que por años había sido su hogar, el terruño que las vio nacer, crecer y ser madres, se había perdido todo, “a uno le duele porque es algo propio que uno tiene y es mi mamá la que hace todo, y nosotras no, ella es la que apoya más”, comentó con tono triste Ericka.
Las cuatro mujeres continúan habitando la casa insegura, pero no tienen donde ir, a pesar de estar en penurias, todavía sonríen, evitan estar ensimismadas en la tristeza, aunque lamentablemente, una mirada vale más que mil palabras, y tanto los niños, niñas, adolescentes y las adultos están viviendo momentos terribles, este humilde hogar está ubicado en el barrio Sandy Bay Sirpi- La libertad, en la ciudad de Bilwi, Puerto Cabezas, Caribe Norte de Nicaragua.
Necesitan apoyo humanitario
Son nueve personas las que viven en ese pequeño hogar, solo cuenta con 3 cuartos y una ajustada cocina que, con el paso del huracán, quedó prácticamente destruida, necesitan de una mano amiga que colabore con estas cuatro familias que han quedado en la intemperie, hasta el momento, solo les queda rezar, y continuar buscando pequeños trabajos que los ayude a sustentar los enseres de la familia.
Berlin
En este sentido, Berlin y Ericka hicieron un llamado a la población nicaragüense a solidarizarse con las familias caribeñas que han sufrido estragos con el huracán Eta, “todos necesitamos apoyo ahorita con esta situación que pasó, porque no solo yo, hay otras personas que también han estado afectadas y tal vez hay otras personas que quedaron peor que nosotras, también, tiene que ser un apoyo para todos”, dijo con humildad Ericka Francisca.
Si desea contactarse con estas familias pueden hacerlo al número telefónico: 8508-8328, recuerde que hoy es por las familias porteñas, mañana puede ser por usted.Desde este medio de comunicación agradecemos a cada una de las personas que han colaborado con ayuda humanitaria para los hermanos y hermanas damnificados por el huracán ETA.