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La fantasía de Washington sobre los aranceles

Pekín. Global Times

La fantasía de Washington sobre los aranceles Pekín. Global Times

La fantasía de algunos políticos estadounidenses, que ven en los aranceles un medio para aumentar sustancialmente los ingresos fiscales, revela una gran sobreestimación de la influencia que ejerce el mercado de consumo estadounidense.

Las implicaciones a largo plazo de las políticas proteccionistas del comercio podrían ser mucho más perjudiciales de lo esperado, ya que el impacto negativo de los aranceles sobre el consumo probablemente erosionará la competitividad de EEUU en el orden económico mundial, impulsando a otros países a acelerar los esfuerzos para reajustar sus cadenas de suministro y disminuir su dependencia del mercado de consumo estadounidense.

El asesor de la Casa Blanca, Peter Navarro, dijo que esperaba que los aranceles estadounidenses aportaran 6 billones de dólares en ingresos en la próxima década, lo que podría equivaler a la mayor subida de impuestos de la historia de EEUU, informó la CNN el lunes.

Tal afirmación, que se produce pocos días antes de la imposición programada por el Gobierno estadounidense de los llamados aranceles recíprocos a otros países el miércoles (hora estadounidense), es sólo una estimación unilateral que no tiene en cuenta factores como la disminución de las importaciones causada por el aumento de los aranceles y las medidas de respuesta de otros países.

Esta suposición revela una incomprensión y un desconocimiento del funcionamiento de los aranceles y de sus consecuencias a largo plazo. La imposición de aranceles adicionales infligirá mayores pérdidas a las empresas y consumidores estadounidenses. En esencia, los supuestos 6 billones de dólares en ingresos son en realidad un «impuesto oculto sobre el consumo» de los consumidores.

La política arancelaria de la administración estadounidense adolece de una contradicción contraproducente. Mientras que la administración afirma que los aranceles forzarán el retorno de la fabricación estadounidense, los costes resultantes erosionarán la competitividad de las industrias nacionales y socavarán sus propios objetivos industriales.

Los fallos fatales de las políticas arancelarias estadounidenses residen en el optimismo ciego y la sobreestimación de la capacidad de consumo del mercado estadounidense. Los responsables políticos estadounidenses creen que, aunque se aumenten sustancialmente los aranceles, el volumen de las importaciones no se verá afectado. Sin embargo, la ley básica de la oferta y la demanda en economía muestra claramente que un aumento del precio, que es muy probable, suprimirá inevitablemente la demanda.

Muchos economistas han advertido de que, a corto y medio plazo, los precios de los bienes importados en EEUU seguirán subiendo, mientras que la producción nacional tardará en ponerse al día y sustituir a las importaciones. Esto perjudicará gravemente los intereses de los consumidores estadounidenses, porque las subidas de precios provocadas por los aranceles erosionarán continuamente su poder adquisitivo.

En el cuarto trimestre de 2024, los gastos de consumo personal representaban casi el 68% del PIB estadounidense. Dada esta realidad, no es difícil concebir que la vitalidad del mercado se vea gravemente suprimida si el consumo siente la persistente carga económica de los aranceles.

Además, el deterioro de las perspectivas del mercado de consumo estadounidense está teniendo profundas repercusiones en la economía del país. También plantea el riesgo de acelerar el declive de la influencia estadounidense en el orden comercial mundial, al tiempo que incita a otros países a reducir su dependencia del mercado estadounidense.

Países de todo el mundo están aplicando activamente estrategias para mitigar el impacto de los aranceles, lo que incluye buscar fuentes alternativas de demanda. Algunos están explorando nuevos mercados y ampliando su huella comercial mundial, tratando de aprovechar el potencial de las economías de mercado emergentes para reducir su dependencia del mercado estadounidense. Otros intentan establecer mercados regionales más abiertos reforzando la cooperación económica regional para compartir recursos e impulsar la competitividad económica regional general.

Además, países como China, con mercados enormes, también se están centrando en desarrollar sus mercados nacionales, con el objetivo de estimular la demanda local y mejorar la autosuficiencia económica. Por ejemplo, China publicó en enero una directriz para construir un mercado nacional unificado, eliminando barreras para impulsar la demanda interna al tiempo que se potencia la apertura, según la agencia de noticias Xinhua.

El tamaño y la influencia del mercado estadounidense podrían significar que sigue siendo difícil sustituirlo a corto plazo, pero si Estados Unidos sigue adoptando políticas comerciales unilaterales y proteccionistas, tarde o temprano otros países acelerarán sus esfuerzos para reequilibrarse y alejarse de él.

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