Radio La Primerísima
Un traidor lo delató dos veces. La primera vez pudo escapar pero su compañera, la Comandante Doris Tijerino, fue capturada. La segunda vez lo asesinaron por la espalda en las calles de Estelí el 15 de julio de 1978. Así acabaron con José Benito Escobar Pérez, un revolucionario ejemplar cuya forja empezó en las calles del barrio de Los Pescadores en la Managua de mediados del siglo 20. Nació el 20 de marzo de 1936, hijo de Nicolasa Escobar y Moisés Pérez. Era apenas tres meses mayor que Carlos Fonseca, su amigo de juventud, y murió 20 meses después.
Publicamos dos trabajos que resumen la vida y herencia de José Benito. El primero, escrito por Armando Amador, tomado de su libro “El exilio y las Bandera de Nicaragua”, publicado en México en junio de 1987. Armando Amador fue un destacado dirigente sindical en los años 30 y 40 del siglo pasado, historiador y revolucionario, uno de los fundadores del Partido Socialista Nicaragüense. Destacan entre sus obras: “Sandino y la derrota militar de Estados Unidos en Nicaragua”, “El exilio y las banderas de Nicaragua”, “Un siglo de luchas de los trabajadores de Nicaragua 1880-1979” y “Origen, auge y crisis de una Dictadura”. Falleció a los 82 años en la ciudad Managua el 26 de enero de 2004.
El segundo trabajo, es un escrito editado por la redacción de La Gente, elaborado por Ramón Edelberto Matus, publicado el 16 de julio de 2021, bajo el título «Aproximación biográfica y política de José Benito Escobar». Matus es militante del FSLN, nacido en Jinotepe y residente en Managua, con estudios en la Unión Soviética.
La tía Mercedes era una amena relatora de historias sandinistas, en aquel tiempo del desprecio, cuando había peligro de sufrir vejámenes policiales. A la vista, como fuente de excusas, siempre colocaba un libro escrito por Domingo Ibarra, “El Calvario de las Segovias”, por cierto que había aparecido al público como si fuese del General Anastasio Somoza García.
Los relatos de la tía Mercedes despertaban simpatías entre sus clientes, amigos y familiares, mientras oían y bebían los refrescos que vendía fraternalmente, entre las “gracias”, “dígame cuánto debemos”, “ahora sí entendí los efectos del ataque a Melica (en León), por fuerzas sandinistas al mando del General Miguel Ángel Ortez.
Algunas mujeres jóvenes preguntaban si “en verdad era muy bello ese general Miguel Ortez”. Indagaban acerca de la hermosa cabellera y a propósito del valor indomable puesto a prueba en combates durante 1930. Entre los hombres comentaban que ese gallardo guerrillero producía pánico a los marinos yanquis de la ocupación el sólo mencionarlo, porque poseían miedo al arrojo temerario del muchacho que había dejado sus estudios del Instituto de Occidente, de León, para incorporarse a las filas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua (EDSN).
Camacho y el socialismo
Una mujer de fácil palabra y respuesta ágil, la tía Mercedes hablaba tal como si fuese pintando un mural, describía las montañas y los bosques segovianos y las rutas guerrilleras, hacía trazos de hecho y personajes, cautivando la imaginación de sus interlocutores, principalmente ante sus sobrinos Inocente y José Benito Escobar.
La familia Escobar Pérez era muy unida y los sobrinos Orlando, Inocente y José Benito habían nacido en la Bajada de Cachirulo del Barrio de Pescadores de Managua, en las cercanías del Hospital Militar estadounidense; en la parte sur estaba la Cervecería y al occidente el barrio Miralagos, la Plaza Candelaria y el Parque Fray Bartolomé de las Casas cruzaba la línea del ferrocarril, y al norte el Lago de Managua y rumbo a la Estación de Trenes, la Colonia Dambach que había construido un magnate de la industria del cemento asociado a Somoza García, en los negocios desde entonces.
El Barrio de Pescadores tenía una Plaza Roja, donde había mítines los cuales estaban siempre nutridos de obreros de la Cervecería, zapateros, sastres, albañiles y carpinteros.
Cuando eran niños, los hermanos Escobar Pérez cortaban mangos en las alamedas de la Quinta Nina, un poco más allá de la planta eléctrica y de la Cervecería. Gozaban de prestigio como jugadores de beisbol. Ayudaban a sus padres cuando había dulces caseros para vender y pasaban momentos en la casa de Domingo Camacho, oyendo narraciones sobre las luchas de los obreros en los sindicatos y comentarios sobre libros socialistas, y allí donde había niñas graciosas, juguetonas y muy dispuestas a correr y saltar por la Bajada de Cachirulo.
El asesinato de Orlando Escobar
Cuando la Guardia Somocista asesinó en 1946 a Orlando, hermano mayor muy querido y estimado por las familias vecinas, semejante acto de brutalidad represora sacudió en sus entrañas a todos y lágrimas de indignación brotaban entre los mayores del grupo.
Los hermanos Inocente y José Benito, en esa hora de dolor, sellaron el compromiso profundo de asumir la vía revolucionaria como respuesta frente al crimen.
En plena adolescencia, José Benito viajó a Carazo, para trabajar en la construcción de un edificio de religiosos, como ayudante de obra, lejos del Barrio de Pescadores y de la familia. Allá vio a los cortadores de café en las haciendas. Conoció de cerca las barracas de alojamiento para los trabajadores del campo y sus alimentos magros. Oyó hablar de asuntos de mujeres y hombres en promiscuidad, durmiendo en tablones sobre sacos en los suelos húmedos. Bajo los cafetos, al atardecer, descubría a parejas en ejercicios amorosos y trasegados de aguardiente.
José Benito supo captar cuánto significaban ese mundo del sur cafetalero y las angustias y los anhelos de los cortadores de café de Carazo. Las jornadas largas de trabajo rural, las flaquezas de trabajo rural, las flaquezas de salud por insuficiencia de alimentos, falta de servicio sanitario y ausencia de médicos, las variadas formas de explotación de los hombres y mujeres en las haciendas.
Cuando José Benito regresó a Managua, había visto muchas cosas que jamás había imaginado y explicaba a Inocente que se sentía distinto a los días de su adolescencia en el Barrio de Pescadores.
Los hermanos Inocente y José Benito formularon ideas en torno a un proyecto como si fueran egresados de una universidad de la existencia, y recapitularan materias antes de empezar otra etapa de su vida, retomando los episodios relatados por la tía Mercedes y los comentarios del maestro Domingo Camacho, pero apuntando hacia otro plano de acción revolucionaria. Estaban en las vísperas de otros tiempos y poseían coraje para ponerse en camino hacia la Revolución.
El comandante José Benito Escobar
José Benito Escobar poseía una raíz sandinista muy honda en su mundo interior. Había crecido siempre rodeado de obreros y gentes sencillas del Barrio de Pescadores de Managua. Durante su niñez y cuando apenas apuntaba la adolescencia, supo expresar sus sentimientos sin inhibiciones, sabía desplazarse entre amigos y vecinos con firmeza y claridad de palabra. Oía y observaba muy discreto pero era muy afirmativo en sus comentarios personales.
Cuando José Benito regresó de trabajar en la industria de la construcción de Carazo, trajo una visión distinta del mundo rural y de las condiciones imperantes en las haciendas cafetaleras. Era otro adolescente educado por la vida del campo y estaba equipado de otros elementos constitutivos para los años de la juventud.
Aquí en Managua, a pocos meses de la caída del déspota, en 1957, escuchaba alborozado las transmisiones de Radio Rebelde de Cuba y así supo valorar las acciones guerrilleras de la Sierra Maestra. Junto a sus camaradas juveniles comentaba en torno al líder cubano Fidel Castro y su hermano Raúl, a propósito de los actos estudiantiles y las huelgas proletarias; sobre la excursión al llano y la Ciénaga de Zapata del Comandante Ernesto Guevara y la batalla de Santa Clara.
José Benito entonces trabajaba como armador en la industria de la construcción y participaba en las luchas del Sindicato de Carpinteros, Albañiles, Armadores y Similares (SCAAS) cuyas huelgas fueron ejercicios sociales para enriquecer sus conocimientos políticos, pues juzgaba para esta época que había algo más importante en perspectiva como era la preparación de la lucha revolucionaria del pueblo trabajador.
Tres eventos marcaron su conciencia
Los sucesos más sugestivos que habían estremecido a José Benito fueron la acción reivindicadora de Rigoberto López Pérez al liquidar a Somoza García, y la victoria de la Revolución Cubana, pero a mitad de 1959, la masacre de El Chaparral y de los estudiantes en León, ya definieron situaciones de compromiso inmediato para la acción pronto, sin cavilaciones. En forma responsable, asumió la Secretaría de Organización de Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN), José Benito, y a la vez sus otros compañeros, incluyendo a Inocente Escobar, pasaron a desempeñar misiones específicas, sin reposo.
Así surgió la escuela revolucionaria en las colinas y serranías de El Crucero de Managua, para manejo de armas y entrenamiento físico.
José Benito salió de Managua en busca de Carlos Fonseca, uno de los heridos y sobrevivientes de la masacre de El Chaparral, a fin de examinar la organización del movimiento liberador nacional y adoptar principios y línea política para la preparación de los cuadros revolucionarios. No hubo inconvenientes. Había afinidad entre ambos líderes y a la vez conoció a otros precursores y forjadores del destacamento de avanzada que pondría en marcha la campaña emancipadora. Inicialmente, por experiencias nicaragüenses y en consideración a procesos históricos de otros pueblos del mundo, la vanguardia empezó bajo la señal del Frente de Liberación Nacional, posteriormente sería en definitiva Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Cuando José Benito regresó a Managua a movilizar esfuerzos revolucionarios, estaba unido a Jorge Navarro, Rigoberto Cruz (Pablo Úbeda), Francisco Buitrago, Faustino Ruiz, Inocente Escobar y Rolando Roque, entre otros cuadros de la lucha inicial. Compraron un equipo usado para lanzar al aire Radio Liberación y por otro lado era editada Trinchera, como arma efectiva para unir y sumar voluntades para la obra transformadora.
La fundación del FSLN
Las etapas del trabajo clandestino y legal combinaron espacios de JPN al Movimiento Nueva Nicaragua (MNN) y la Juventud Revolucionaria Nacional (JRN), en tanto actuaban alrededor del Movimiento Insurreccional Popular (MIP) en 1960. A mediados del año circuló un mensaje de Carlos Fonseca convocando a la unidad de todos los núcleos organizados, y diversas corrientes agrupadas del Frente Revolucionario Sandino (FRS) y cuantas siglas militantes expresan puntos coincidentes para la Revolución.
El primer aniversario de la masacre de los estudiantes de León constituyó una actividad de calle, junto a estudiantes y los combatientes revolucionarios, hubo demostraciones del pueblo para cambiar de nombre a la Avenida Roosevelt por Avenida Augusto C. Sandino en Managua; y presentaron choque a la Guardia Somocista como prueba organizativa de la lucha pública.
Una escuadra integrada por José Benito Escobar, Óscar Turcios y otros cuadros del FSLN, intervino en los actos públicos y en centros privados para conmemorar a los Mártires de Chicago, cada primero de mayo, en Managua. El cambio de la estrategia revolucionaria proclamada en los mitines obreros, arengando que la justicia social solo sería alcanzada por los fusiles, era causa de los discursos de Inocente Escobar y Daniel Ortega Saavedra, en 1963, 1964 y 1965, como expresiones de la audacia sandinista.
De las operaciones clandestinas y públicas, José Benito Escobar pasaría a cumplir misiones más riesgosas para la adquisición de armas fuera de Nicaragua, junto a Inocente y otros intrépidos compañeros del FSLN. A la vez era tarea vital imprimir documentos ideológicos y estudios de la teoría científica para conducir la Revolución.
Después de Bocay, en 1963, una prueba histórica del proceso revolucionario, José Benito Escobar pasó a la vida clandestina en 1964, y trasladó armas a cualquier parte de Nicaragua. Luego haría vida legal en 1966. Ese año, la oficina de seguridad de la tiranía capturó y aplicó tormentos a José Benito. Una campaña tenaz logró liberarlo y otra vez hizo vida clandestina en 1967, realizó fogueos de montaña y estuvo en plena acción en Zinica, cuando ocurre la operación de Pancasán.
Al frente del FSLN
Tareas más complicadas realizaría José Benito, hasta convertirse en Comandante del FSLN y ocupar cargos en la Dirección Nacional; actúa en las zonas rurales de Nueva Segovia, inclusive en la formación de la escuela revolucionaria de Estelí, para manejo de armas y la preparación militar. Además organizó las células campesinas y de obreros agrícolas.
Cuando cae Carlos Fonseca en 1976, y Tomás Borge es capturado espectacularmente por las tropas de choque de la GN, José Benito asume la dirección del FSLN y con espíritu unitario orienta las relaciones internas de la vanguardia y a sus compromisos para desarrollar la guerra liberadora, aplica sus propias ideas respecto al proceso dialéctico de la lucha revolucionaria. Sostenía que la Revolución había sido iniciada por un grupo creador de la vanguardia, pero la cristalizaría nuestro pueblo en armas bajo la dirección del FSLN.
José Benito cae en Estelí el 15 de julio de 1978, por la acción delatora de un canalla, cuando solo quedaban 12 meses para alcanzar la victoria de la Revolución Popular Sandinista, a la cual consagró sus raíces esenciales y sus energías, y las más reflexivas meditaciones que plasmara en obras de liberación.
La historia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) podríamos decir que en parte es la suma de los actos y el pensamiento político de los miles de revolucionarios que han vivido, luchado y muerto creando, desarrollando y defendiendo este gran proyecto sociopolítico e ideológico, iniciado por un puñado de soñadores, entre los que estuvo el Comandante José Benito Escobar.
El FSLN surge en respuesta a la necesidad histórica de un cambio de paradigma (método, táctica, estrategia, ideología y proyecto socioeconómico) de la lucha del pueblo nicaragüense en contra de sus opresores, que a su vez necesitaría de hombres distintos, de combatientes revolucionarios apertrechados con herramientas teóricas distintas (en este caso, el marxismo-leninismo) y una perspectiva diferente y novedosa de sintetizar las lecciones de nuestra historia nacional, la comprensión dialéctica de la lucha nacionalista y antimperialista y el ideario del General Sandino.
En carta fechada en febrero de 1930, donde demuestra un enorme nivel de madurez política, el General Sandino escribe (al parecer influenciado positivamente por las corrientes marxistas en que militaban varios de sus subalternos de la “legión latinoamericana” en las Segovias) que “Sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin… sólo su fuerza organizada lograra el triunfo”, frase epistémica sandinista que a finales de los años 50 no pasó por alto el joven estudiante Carlos Fonseca y su pequeño grupo de compañeros, que más tarde serían parte del núcleo fundador del FSLN, grupo en el que no faltarían ni campesinos ni obreros como José Benito Escobar.
A finales de la década de 1950, en los convulsos años de represión generalizada, posteriores al ajusticiamiento del tirano fundador de la dictadura somocista, aún muy joven, José Benito el obrero, soldador y armador, trabajador de las empresas del sector de la construcción se “estrenaba” junto a su hermano Inocencio, en las luchas, marchas y huelgas sindicales que demandaban mejores condiciones de trabajo y salario para el proletariado del ramo y en solidaridad con otros gremios y sindicatos. Por aquellos años, hubo un auge de la construcción pues la Dictadura trataba de dar una nueva cara a la vieja ciudad capital, aprovechando el despegue de un capitalismo incipiente, pero ya nutrido del latrocinio y la corrupción del voraz régimen, de una subalterna y complaciente burguesía nacida del seno de la vieja oligarquía criolla y los recursos financieros de la depredadora economía gringa en expansión, ya iniciada la Guerra Fría.
Autodidacta y marxista
Con una educación formal menos que básica, pero poseedor de gran inteligencia y notable capacidad de lectura y síntesis, desarrolló una cultura autodidacta que le serviría de mucho en su acercamiento a nuestra historia y a la teoría científica del marxismo-leninismo, estudios que posteriormente le servirían para analizarla a través del materialismo histórico y el método dialectico, que a su vez se convertirían en herramientas indispensables en la tarea de escribir importantísimos documentos internos y escritos varios de contenido fundamentalmente ideológico, para aportar a la educación política de la militancia sandinista y el pueblo nicaragüense. Es importante destacar la falta de tales textos en el país, en las condiciones de férreo control sobre las publicaciones que la dictadura somocista consideraba subversivas.
Su compromiso con la lucha contra la dictadura somocista lo llevó tempranamente del obrerismo, de la lucha sindical a la lucha política, formando parte de un amplio y políticamente heterogéneo grupo de jóvenes que en 1960 conforman la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN). De esta organización saldrían más tarde varios cuadros importantes del FSLN como German Pomares, Jorge Navarro, Julio Buitrago, Fernando Gordillo, Casimiro Sotelo, Oscar Turcios, Doris Tijerino, Jacinto Suarez, Edmundo Pérez, Selim Shible, Carlos Guadamuz, Francisco Moreno, Enrique Lorente, Jacinto Baca, Arnoldo Real Espinales, Ajax Delgado, Carlos Reyna, Natán Sevilla y su hermano Inocente Escobar Pérez, además de otros muchachos que serían más tarde, destacados dirigentes del Partido Liberal Independiente y del Partido Socialista de Nicaragua, así como importantes figuras de la literatura y el arte nicaragüense comprometidos con la causa del pueblo.
La fundación del FSLN
En 1961, José Benito Escobar forma parte de otro esfuerzo organizativo que pretendía jugar un rol importante en la lucha contra el somocismo, el Movimiento Nueva Nicaragua (MNN), donde también inician su trayectoria revolucionaria jóvenes que más tarde militarían en el Frente de Liberación Nacional (FLN) y finalmente en el FSLN. Algunos de los participantes sobrevivientes de estas organizaciones y especialistas que se ocupan de la historia de los movimientos y organizaciones políticas de esa etapa, coinciden en que el MNN es un antecedente directo y necesario del FSLN.
La militancia en estas organizaciones antisomocistas (aunque de breve existencia), va profundizando su compromiso con la causa de la liberación de Nicaragua que ineluctablemente conduce al camino de la lucha armada.
En 1962 pasa a formar parte del efímero Frente de Liberación Nacional (FLN) bajo las órdenes de Noel Guerrero (que después abandona la lucha), Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y el Coronel Santos López. Serán sus compañeros en esta organización (también antecedente inmediato del FSLN), entre otros compañeros del MNN, Tomas Borge, Pedro Pablo Ríos (el Indio), Modesto Duarte, Víctor Tirado, Ramón Raudales (hijo), Boanerges Santamaría, Chicho Zepeda, Aureliano Carrasco, entre otros.
Carlos Fonseca es sin lugar a dudas el primer y más importante ideólogo del Frente Sandinista de Liberación Nacional. El Comandante Carlos diseña la arquitectura general de una nueva organización política, de nuevo tipo, un partido revolucionario (así lo definió él mismo) en Nicaragua: el FSLN.
Una organización político-militar clandestina gestada por un grupo de jóvenes brillantes y comprometidos en un largo, doloroso y heroico proceso, a partir del estudio profundo de nuestra historia y las luchas de resistencia de nuestro pueblo, el rescate de sus grandes hombres como Diriangén, Estrada, Zeledón, Sandino, inclusive el esfuerzo de otras organizaciones y patriotas no precisamente revolucionarios de izquierda.
Aunque no está escrito en ninguna parte, basta estudiar la historia comparada del FSLN, para entender que el Comandante Carlos Fonseca basa –inicialmente– la estructura, táctica e inclusive la doctrina del FSLN en las líneas generales del partido marxista-leninista esbozado en las obras de V.I. Lenin, principalmente en su “Qué Hacer” de 1902: una organización revolucionaria que persigue objetivos mínimos y máximos (inmediatos, mediatos y a largo plazo), con un clara definición por la lucha contra la dictadura por la vía armada y más tarde, por la conquista del poder político para construir, junto al pueblo combatiente, la clase trabajadora que vanguardiza la lucha, una sociedad justa e incluyente. Construir un partido a partir de un grupo intelectual comprometido que anime y despierte a otros sectores de la población, sobre todo al proletariado nicaragüense (obreros del campo y la ciudad y las capas proletarizadas, del resto de la sociedad), no hacer la revolución por ellos, sino con ellos, por sus reivindicaciones y grandes tareas históricas.
De esta manera, el FSLN se va nutriendo de combatientes y colaboradores provenientes de todos los estamentos sociales, solamente condicionados por su conciencia de clase o/y su compromiso de lucha acorde al ideario de la organización revolucionaria.
En sus primeros años de existencia destacan en el trabajo ideológico dentro del Frente Sandinista su propio fundador (que definiría en sus escritos los objetivos, líneas ideológica, ética y política; la táctica, estrategia, estructura y todo lo que concierna a asegurar la permanencia, consolidación y posibilidades de triunfo de la nueva organización) y los estudiantes universitarios Silvio Mayorga, Jorge Navarro. Pero pronto en este importante rol (además de organizador, propagandista y combatiente) se sumará otro joven combatiente de formación autodidacta: el obrero de la construcción, José Benito Escobar. Luego se irán sumando varios destacados militantes con inclinaciones intelectuales y gran preparación teórica.
Las primeras guerrillas
José Benito Escobar aunque no participa en las escaramuzas guerrilleras del Patuca y la heroica jornada de Raití y Bocay, inmerso en el esfuerzo organizativo de la incipiente Resistencia urbana en Managua desde finales de 1962 ( bajo la dirección de Jorge Navarro y cuando éste compañero se suma a la guerrilla de Raití y Bocay, José Benito pasa a conformar el núcleo de dirección de la Resistencia urbana), sí es parte activa de la organización, la planificación y avituallamiento de la que se toma como la primera guerrilla del FSLN, que aunque resultó en una dura derrota militar, se convierte, según el análisis del Comandante Carlos Fonseca, en una importante lección para el ulterior desarrollo del FSLN.
En 1963 la organización político-militar fundada y en ese entonces dirigida por el Comandante Carlos Fonseca, pasa a nombrarse definitivamente Frente Sandinista de Liberación Nacional.
En el grupo fundacional destaca, entre otros jóvenes estudiantes, obreros y campesinos, comprometidos hasta las últimas consecuencias con la causa del pueblo, el antiguo soldador y armador del barrio de los pescadores de la costa del lago Xolotlán, José Benito Escobar Pérez. Junto a su hermano, Inocente y bajo la dirección del comandante Carlos, son para entonces los pilares del trabajo organizativo de la Resistencia urbana, también llamado Frente interno y que es la el soporte vital de todo el Frente Sandinista en ese momento.
En los primeros dos tercios de la década de 1960, luego de la jornada guerrillera de Raití y Bocay, el Comandante José Benito Escobar se dedica a cumplir distintas tareas en la consolidación de la Resistencia interna en Managua, guerrilla urbana que poco a poco va integrando a cuadros que pronto llegaran a asumir importantes responsabilidades de dirección dentro del FSLN, entre ellos el hoy líder máximo del Sandinismo y Presidente de la Republica de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega.
Se multiplican las escuelas clandestinas de entrenamiento y la mayor parte de los combatientes sandinistas pasan a la clandestinidad, tan sólo quedando en el trabajo legal muy pocos compañeros dedicados al trabajo político entre el estudiantado universitario, mientras van regresando de su entrenamiento en el exterior algunos cuadros, que luego participarán en la guerrilla que ya se gesta en la Cordillera Dariense.
Es una etapa febril, de grandes desafíos y peligros por los pocos recursos humanos y financieros con que cuenta entonces la Organización y el accionar coordinado de la GN y los órganos de inteligencia del régimen, entrenados y asesorados por los yanquis, dispuestos exclusivamente a la caza de los combatientes y colaboradores sandinistas. La Resistencia interna desplegaría entonces toda su actividad en torno a dos objetivos fundamentales:
La consolidación político-militar y programática del FSLN y la preparación de la guerrilla de Pancasán y Fila grande.
A mediados de 1966 el Comandante Escobar es parte del núcleo de dirección que acompaña en sus tareas al recién nombrado Coordinador de FSLN para la ciudad y la montaña, Comandante Oscar Turcios.
Pancasán
A finales de ese mismo año, mientras los principales y más experimentados cuadros del aún exiguo FSLN (entre ellos los Comandantes Carlos Fonseca, Silvio Mayorga, Oscar Turcios, Tomás Borge y Daniel Ortega), parten a reunirse con la avanzada de guerrilleros en Pancasán y Fila Grande, cumpliendo sus responsabilidades asignadas, el Comandante Escobar (junto al compañero Orlando Pineda), es capturado por la GN cerca de la frontera con Costa Rica, mientras dirigía el traslado de un importante lote de armas destinado a la guerrilla de Pancasán que en esos momentos está iniciando su fase operativa.
Meses después la dictadura, encabezada ya por entonces por Anastasio Somoza, se ve obligada por las circunstancias políticas y los acuerdos pactados con el partido conservador a decretar una amnistía a los presos políticos, que permite la salida de las ergástulas del régimen a un grupo de militantes sandinistas, entre ellos el Comandante José Benito Escobar.
Pancasán se convierte en la segunda y más grande derrota militar del FSLN de envergadura en la montaña. Sin embargo, pese a las dolorosas pérdidas humanas, José Benito Escobar, Oscar Turcios, Julio Buitrago, Daniel Ortega y Rolando Roque, luego de la salida hacia el exterior de los sobrevivientes y algunos cuadros del Frente Interno, esta experiencia guerrillera brinda a la dirigencia sandinista invaluables lecciones tácticas y estratégicas.
Pancasán, lejos de hacer que el FSLN caiga en el pesimismo o el derrotismo, reafirma que el camino hacia la derrota de la dictadura somocista debe transitar por la lucha armada. Asimismo, para que la lucha guerrillera tenga opciones de triunfo, la guerrilla debe gestarse dentro del país, en las montañas y ciudades con el apoyo y participación del pueblo nicaragüense.
Entre 1967 y 1968 el Comandante Escobar es trasladado a dirigir el trabajo organizativo y clandestino en el departamento de Estelí y parte de las regiones del Norte y Occidente del país. Es en este periodo que la dureza de sus concepciones doctrinales marxistas y su conciencia eminentemente proletaria, de alguna manera, chocan con las ideas más “aterrizadas” en la aplicación de la teoría revolucionaria a las condiciones políticas y coyuntura particulares de nuestro país de esa época, sostenidas por el Comandante Carlos Fonseca.
Importantes documentos internos como los Estatutos del Frente Sandinista y el Programa Histórico del FSLN son elaborados desde 1967 y su versión final en 1969, con la participación directa o tangencial del Comandante José Benito Escobar.
Zinica y El Bijao
En el campo y la ciudad se organizan escuelas clandestinas de formación de nuevos cuadros, principalmente en Managua, donde también se realizan distintos operativos de recuperación económica que a la vez de captar recursos financieros para avituallar y armar a la futura guerrilla en las montañas de Matagalpa, van dando a conocer a la población la existencia y el fortalecimiento del FSLN en todo el territorio nacional. Sin embargo, estas acciones combativas y de propaganda dejan inevitablemente el dolor de la perdida de importantes combatientes y cuadros de dirección del FSLN.
La cárcel y la muerte se convierten en una constante en la vida de los jóvenes y abnegados guerrilleros y colaboradores sandinistas.
Cuando a finales de 1969 un grupo de campesinos liderados por Catalino Flores y otros lugareños (algunos sobrevivientes de Pancasán y Fila Grande), pretende organizar por su cuenta un movimiento guerrillero en la zona del cerro de Zinica y el Bijao, en la profundidad de las montañas matagalpinas y del Caribe Norte, la jefatura del Frente Sandinista de entonces designa al Comandante Escobar para controlar y darle conducción a ese movimiento. A esta misión se sumarán el Comandante Tirado López y otros cuadros. Es en esa coyuntura que la numerosa familia campesina del legendario combatiente sandinista, Jacinto Hernández incluyendo a sus valientes mujeres y otras habitantes de esas comarcas, escribirían la heroica historia de resistencia y lealtad sandinista conocida popularmente como “Las mujeres del Cuá”.
Pese al esfuerzo del Comandante Escobar, el Comandante Tirado y demás cuadros sandinistas, esta guerrilla es aniquilada el año siguiente debido a la enorme represión ejercida por la guardia somocista y los jueces de mesta sobre la población de las montañas del Norte del país desde 1967, a las condiciones impuestas por una acción reactiva –casi obligada– y a los obvios errores –aún no superados– de la estrategia guerrillera que condujo al fracaso al esfuerzo de Pancasán.
Zinica y el Bijao resultan en un desastre que obliga al Comandante Carlos Fonseca y otros jefes del sandinismo (entre ellos Oscar Turcios, Pedro Arauz, Ricardo Morales Avilés, Bayardo Arce y el mismo José Benito Escobar) a realizar un análisis profundo, un ejercicio honesto y maduro de crítica y autocrítica que desemboca en la decisión de iniciar (a partir de 1970) un periodo de inacción ofensiva guerrillera, que después sería conocido como “etapa de acumulación de fuerzas en silencio” que concluiría con el asalto exitoso a la casa del somocista Chema Castillo, en aquél diciembre victorioso de 1974.
En la cárcel
Sobreviviendo el cerco de la GN, el Comandante José Benito Escobar se traslada en ese mismo año de 1970, a continuar con su trabajo clandestino en Estelí y León. El 20 de septiembre fue aprehendido por la genocida Guardia Nacional junto a los compañeros Julián Roque, Leopoldo Rivas y Emmett Lang, entre otros, en la ciudad de Managua.
Bajo la secreta dirección del Comandante Daniel Ortega y el Comandante José Benito Escobar, los presos y presas sandinistas convierten a las cárceles del somocismo en Managua y todo el país en una trinchera de dignidad, que junto con los guerrilleros de la montaña y la ciudad van conquistando el cariño y el respeto del pueblo nicaragüense.
Además de este importante componente moralizador y político, estos dos compañeros y otros destacados militantes sandinistas encarcelados, participan en la planificación y control de importantes actividades de la organización, que por entonces atraviesa difíciles momentos por la represión de la GN y los órganos de inteligencia del régimen, con un considerable número de valiosos compañeros presos, exiliados o en actividades de entrenamiento y reorganización fuera del país.
De la misma manera que en sus estadías en diferentes países, el tiempo de encarcelamiento (en las distintas ocasiones en que fue apresado por sus actividades político-militares), es además aprovechado por el Comandante Escobar para reflexionar y escribir gran cantidad de valiosos trabajos relacionados con asuntos internos, políticos, organizativos, históricos e ideológicos.
Como resultado de la exitosa operación de asalto a la casa del somocista Chema Castillo, realizada por el comando “Juan José Quezada”, el Comandante Escobar y otros compañeros (entre ellos el Comandante Daniel Ortega) son rescatados y salen del país con rumbo a Cuba revolucionaria y solidaria. Este será el inicio de una etapa muy activa, tanto en el exterior como el interior del país a durante la cual el Comandante José Benito, en distintos momentos, entra y sale clandestino procedente de varios países (Cuba, México, Honduras y Costa Rica), donde realiza un sincero, permanente y agotador esfuerzo por la unidad sandinista, ya para entonces signada por el inicio de la triste y dañina división en tendencias del Frente Sandinista.
En Cuba
El año de 1975 es crucial para aquellos dirigentes y militantes sandinistas comprometidos con detener y revertir los procesos de fragmentación del FSLN. A principios de ese año se designa la última Dirección Nacional unificada del Frente Sandinista, cuyo Secretario General sigue siendo su fundador, el Comandante Carlos Fonseca, el mayor referente histórico y moral de la Organización revolucionaria.
Entre los miembros plenos de la misma, es escogido el Comandante José Benito que por entonces está en Cuba representando oficialmente al FSLN y que pronto viajaría a México, de donde partiría hacia Honduras con el objetivo de asumir la dirección del Frente Sandinista en ese país, en ese entonces de gran importancia estratégica para la supervivencia de la guerrilla en las montañas del Norte y Noroeste de Nicaragua.
El Comandante Escobar ha sido parte de anteriores jefaturas y direcciones nacionales del Frente Sandinista, aunque sin ser ratificado o condicionado por estar (en esas ocasiones concretas) encarcelado o en el exilio y en otras circunstancias, por diferencias con otros compañeros por asuntos tácticos o inclusive, de concepciones y estrategias.
Con especial atención, además de las constantes escuelas guerrilleras y clandestinas impartidas a viejos y nóveles militantes sandinistas, la labor de reclutamiento y creación de redes, organización y otras tantas tareas de la actividad clandestina y legal del FSLN dentro y fuera del país, el Comandante José Benito atiende y supervisa la edición y distribución (siempre clandestinas) del órgano oficial del FSLN, fundado por el Comandante Carlos Fonseca: la revista “Trinchera”, impresa en condiciones de ilegalidad en distintas ciudades.
A mediados de 1976, con la aparición de la tendencia tercerista del Sandinismo, se inicia una readecuación táctica y estratégica, acorde con las concepciones de lucha que cada tendencia impulsa.
El Comandante Escobar viajó de La Habana a México y luego a Costa Rica a reunirse con la dirigencia de la tendencia tercerista, donde trabaja en un plan político-diplomático, el abastecimiento de armas, municiones, recursos humanos y financieros para acelerar la caída de la dictadura somocista y aflojar el nudo militar de la GN que estrangula a los pocos guerrilleros que combaten y sobreviven en la profundidad de las montañas de Matagalpa y el Caribe Norte.
Viaja de regreso a México en julio de 1977, donde coordina la conformación y presentación pública de la Junta de Gobierno Revolucionaria (un heterogéneo grupo de personalidades nicaragüenses reclutados por los terceristas, constituido por empresarios e industriales, sacerdotes, intelectuales), con el cual se creía poder crear un gobierno de transición y oponerse a una solución “Made in USA” de un “somocismo sin Somoza”) y la elaboración de sus primeras proclamas.
Su último ingreso a Nicaragua
En octubre de ese año vuelve a Cuba. Poco tiempo después, regresa clandestinamente a Nicaragua, vía Honduras, logrando penetrar al territorio nacional en medio de una balacera, debido a una emboscada de las fuerzas de seguridad somocista que lo esperaban (a causa de una delación) para asesinarlo. En esa misma acción es capturada su compañera de vida, la también legendaria Comandante Doris Tijerino.
El Comandante Escobar logró burlar la muerte o la cárcel gracias a sus grandes dotes de conspirador y a su enorme experiencia de guerrillero urbano y de montaña. En 1964, por ejemplo, cuando son capturados los comandantes Carlos Fonseca y Víctor Tirado, él y su hermano Inocencio logran escapar de la GN que rodeaba la casa de seguridad en que se encontraban; en 1970 también alcanza a escapar del cerco de la GN en Zinica, cargando a un compañero herido y a mediados de 1977, se les escabulle en las narices a agentes de la seguridad costarricense.
Dolorosamente para el FSLN y la lucha del pueblo nicaragüense está sería la última de tantas entradas al país del Comandante José Benito Pérez.
Por su enorme experiencia y conocimiento del FSLN en la región, es integrado por el Comandante Pedro Arauz Palacios como apoyo del Comandante Bayardo Arce y otros compañeros. Se involucra en el trabajo partidario en Las Segovias.
Desde 1976 el FSLN está abocado a importantes trabajos como la creación de la “Ruta Sandino” para oxigenar a la columna Pablo Úbeda; la “Rutas Norte” de abastecimiento desde Honduras, las redes de colaboradores, la consolidación de la retaguardia política y diplomática, pero sobre todo, a la organización de grandes y pequeñas unidades guerrilleras en las periferias urbanas y de combate insurreccional, que junto a los demás frentes guerrilleros dieran el último empujón a la fosa de la historia a la dictadura somocista.
José Benito se integra a principios de 1978 a la unidad de combate “César Augusto Salinas Pinel”, donde su sola presencia (aunada a su sabiduría y trayectoria de lucha) es muy apreciada por los jóvenes combatientes.
Sin embargo, pocos meses después, recibe la orden de bajar a la ciudad de Estelí, información que es filtrada al SAC (Servicio Anti Comunista de la GN) por un traidor de nombre Marvin Corrales Irías. Le tienden una trampa y lo asesina por la espalda el 15 de julio de 1978.
Muere así uno de los principales combatientes históricos sandinistas, contado entre los fundadores del FSLN y para entonces, una leyenda viviente de la lucha contra la dictadura militar somocista.
Su faceta intelectual
A lo largo de su vida revolucionaria y pese a no contar con educación académica, la cultura y los dotes intelectuales natos o adquiridos del Comandante Carlos, el Comandante José Benito, a partir de su conciencia proletaria, sus enormes ansias de conocer la teoría revolucionaria e interpretar correctamente las lecciones de la historia de nuestro país, utiliza sus frecuentes y prolongados encarcelamientos y exilios, el clandestinaje profundo en montes y ciudades a que es obligado por su compromiso con la lucha contra la dictadura para leer, indagar, discutir, reflexionar y escribir con inusitada brillantez, profundidad, sencillez e inigualables dotes de maestro. Escribe sobre la teoría revolucionaria, asuntos internos y organizativos del FSLN, sobre nuestra historia, nuestros héroes y mártires y muchos temas de importancia para el movimiento revolucionario y obrero de Nicaragua y el mundo, siempre sin ánimos de historiador o biógrafo, sino de ideólogo y educador. También escribió versos.
El Comándate Escobar aplica a sus escritos los métodos del análisis marxistas del materialismo histórico y dialectico, imprimiéndoles su sello de combatiente obrero. Son muchos los documentos y proclamas escritos por él o bajo dirección, que realiza por orientación partidaria (sobre todo, acerca de asuntos doctrinarios, organizativos y gremiales), pero serán dos escritos suyos los que trasciendan por su importancia y necesidad histórica.
«Rigoberto, el principio del fin»
Como señalamos más arriba, el FSLN, además del Comandante Carlos Fonseca, ha tenido entre sus filas (a pesar de las limitantes y obligaciones de seguridad y conspiración que imponía a los combatientes sandinistas la lucha contra la dictadura somocista y las tareas grandes y chicas de la cotidianidad guerrillera y el clandestinaje), enormes talentos intelectuales y políticos.
Algunos de estos compañeros escribieron en su momento sobre la historia y lecciones de la lucha del General Sandino (antiguo obrero mecánico y también autodidacta) contra la intervención yanqui a nuestra patria, pero es el Comandante José Benito (que no asistió a ninguna universidad, que nace y se desarrolla en la propia clase proletaria, en las luchas sindicales y de reivindicación obrera) quien escribe de manera sencilla sobre la implicación política e histórica del ajusticiamiento del dictador Anastasio Somoza García, ejecutado por el poeta y héroe nacional, Rigoberto López Pérez y sobre la compleja, aunque acelerada evolución del pensamiento político del General Sandino.
En el “El principio del Fin”, por primera vez se enaltece la figura del poeta y obrero Rigoberto López Pérez como un luchador social combatiendo la “versión oficial” que lo califica de “solitario perpetrador suicida”. El Comandante José Benito, rescata el pensamiento político del héroe y logra encontrar en el acto de aniquilamiento físico del primer dictador de la zaga de los Somoza y en su vida, la expresión de la continuidad histórica de la Resistencia del pueblo nicaragüense ante el dominio de la oligarquía y la Potencia imperial y el hilo conductor con lucha del FSLN contra el Sistema opresor y por una Sociedad incluyente y justa, donde se impongan los intereses y el poder de los trabajadores.
Escarba en la maligna psique de la burguesía criolla y escribe sobre el odio “diferenciado” de esta, hacia Sandino y Rigoberto. Califica la muerte del tirano como “acción revolucionaria” y destaca la importancia que proyecta la acción del ajusticiamiento hacia América Latina, en ese tiempo plagada de dictaduras militares. Tiemblan los tiranos y se llenan de felicidad los pueblos.
Este trabajo publicado en 1976, vino a dotar al sandinismo del conocimiento histórico sobre un hecho trascendental en la dinámica del enfrentamiento contra la dictadura somocista, analizado desde una perspectiva clasista, política e ideológica que reforzaría la convicción de que el FSLN es la continuación dialéctica de una lucha justa, necesaria, donde cada sacrificio –pequeño o definitivo– estaba plenamente justificado por ser una lucha nacionalista, antiimperialista y sobre todo clasista, proletaria.
“Rigoberto López Pérez. El principio del fin”, ha pasado a formar parte de la literatura obligada para cualquier nicaragüense o extranjero interesado en el conocimiento de la historia de lucha de un pueblo indoblegable. Es “la otra versión”, la nuestra, la de los revolucionarios que contrasta con las mentiras de la derecha vendepatria, la burguesía explotadora que han falseado en su propio provecho la historia del país.
«El Ideario Sandinista»
“El Ideario Sandinista” es estudio político e ideológico corto pero profundo del General Sandino, escrito por el Comandante José Benito Escobar, quien se aleja de la simple narración o evaluación histórica, que tiene como propósito ampliar el conocimiento de la militancia sandinista y el pueblo nicaragüense del ideario político e ideológico del “General de hombres libres”.
Utiliza magistralmente el método marxista de estudio del materialismo histórico y dialéctico, para entregarnos a un Sandino en evolución, en construcción de su conciencia social, cuyas concepciones políticas migran desde el liberalismo primario, revolucionario y libertario, transitando por el anarcosindicalismo magonista mexicano, en su fase de obrero petrolero en Tampico, hasta llegar al revolucionario radical y filosófico que asume esencialmente las concepciones clasistas de las teorías revolucionarias de entonces y desdeña lo ajeno, que luego proyecta hacia el panlatinoamericanismo, internacionalismo y antiimperialismo de manera ética moral y combatiente.
El Comandante Escobar nos explica el porqué de la lucha inicial del General Sandino bajo las banderas del Liberalismo: “Nicaragua es de los últimos países del Continente donde las ideas liberales se imponen. O sea que en Nicaragua el liberalismo representa una corriente progresista, cuando en otros países ya era combatida por sectores revolucionarios y radicales; cuando ya la lucha por la democracia y la liberación ya tenía a su cabeza a los partidos comunistas”.
De vital importancia es el análisis por parte del Comandante José Benito del antiimperialismo del General Sandino, en contraposición al “antiintervencionismo” destacado por los historiadores y biógrafos tradicionales de Nicaragua y el extranjero.
El antiimperialismo es un componente fundamental de la lucha del proletariado y los movimientos de liberación nacional de todo el mundo, sabidos de que el Imperialismo (fase superior del Capitalismo, como enseñaba Lenin) es el enemigo principal de la clase obrera, de los países en desarrollo que buscan la preservación de sus recursos naturales y condiciones de reciprocidad y justica en el intercambio comercial y financiero global, que propugnan por la paz y la colaboración, luchando contra toda forma de imposición, dominio y explotación.
El imperialismo, es el enemigo común, sobre todo su manifestación más visible y perniciosa: el Imperialismo yanqui. Y el General Sandino estaba claro de ello. Dice el Comandante José Benito al respecto: “El antiimperialismo de Sandino es un capítulo que merece ser estudiado profundamente, pera ver en toda su dimensión para la visión que el héroe tenía acerca de lo que representaba la política norteamericana para América Latina. Su antimperialismo queda tácitamente expresado desde el preciso instante en que empieza la lucha contra la intervención norteamericana”.
Esencia antiimperialista de Sandino
Escribe el Comandante Escobar que “Sandino no fue sólo el estratega militar, sino que supo interpretar el papel histórico de las masas en la lucha contra el invasor”. Un líder popular con conciencia de clase demostrada “desde que integra la columna liberal bajo su mando en 1926, Las fuerzas sandinistas se componían de 29 mineros armados por su propios esfuerzos y con la colaboración de mujeres humildes”.
En “El ideario Sandinista” el Comandante Escobar demuestra que el General Sandino estaba también muy claro que la su lucha no se agotaba con la expulsión del yanqui invasor del territorio nacional, sino que perseguía la consecución del poder para los trabajadores del campo y la ciudad, en su beneficio y en de todo el pueblo nicaragüense. Esta reflexión confirma una vez más que el General, sin proclamarse marxista, compartía los mismos objetivos o al menos los más importantes de esta teoría revolucionaria del proletariado mundial.
Es difícil encontrar palabras más certeras y conclusivas que las usadas por el Comandante José Benito Escobar para definir y conceptualizar –desde un punto de vista marxista– el compromiso y visión de nuestro General Augusto C. Sandino para con nuestra patria, su visionario nacionalismo revolucionario, lejos del “nacionalismo” burgués “moderno” y su conceptualización abstracta, ligada al desarrollo mismo del Capitalismo, que lo utiliza como herramienta para dividir a la clase obrera internacional, imponer esquemas de dominio y explotación a los trabajadores de un territorio y lo más peligroso. El Comandante escribe:
“Sin ser un marxista, Sandino supo aplicar el nacionalismo de manera creadora, revolucionaria. Aunque en determinados momentos, y por intereses extraños, es presentado como un exacerbado nacionalista, propenso al chovinismo, este se viene al suelo cuando nos encontramos que el nacionalismo en Sandino es antiimperialista y su pensamiento es internacionalista”. A continuación cita al General: “No será extraño que a mí y a mi ejército se nos encuentre en cualquier país de la América Latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de conquista”.
Estos dos trabajos políticos de contenido e intención ideológicos, son los más importantes aunque no los únicos escritos por el Comandante José Benito Escobar Pérez. Nuestra organización y nosotros, sus militantes, tenemos la obligación de buscar y publicar el pensamiento de profundo compromiso con el pueblo nicaragüense, el Sandinismo y el Marxismo-Leninismo. Nosotros, los militantes del Frente Sandinista, honremos su memoria y legado luchando, estudiando y laborando al lado de nuestro partido revolucionario y nuestro pueblo trabajador.