Tegucigalpa. Por Enrique Reina, canciller de Honduras, X/Twitter
La conspiración es clara: después del resultado electoral aplastante de 2021 que superó los fraudes de 2013 y 2017 que hizo el Partido Nacional (PN) y la parte golpista del Partido Liberal (PL) para evitar que la Presidenta Xiomara Castro y el Partido Libre llegaran al poder.
Esas fuerzas oscuras del golpe de 2009, tanto internas como externas, se han reagrupado. El narcoestado y la corrupción institucional que hizo que Honduras llegara a ser el puente por donde pasa el 90 por ciento del tráfico de drogas hacia Estados Unidos después del golpe, están buscando prevenir otro triunfo electoral, unido a nuevos y remozados ambiciosos.
La trayectoria de la Presidenta Castro y del expresidente Manuel Zelaya Rosales están ahí; la pueden escudriñar como lo han hecho por 20 años esas fuerzas oscuras y que en todo este tiempo a pesar de la manipulación y politización de la justicia no han podido presentar un caso real.
Lo que haga una persona o individuo le hacer responsable a él de sus actos y de demostrar lo que ocurrió ante la justicia. Eso es así. Es la responsabilidad de alguien demostrar sus hechos, y de los que lo acusan de que es o no culpable. No es la responsabilidad de todos, ni es una acción criminal colectiva como la de los que lo hicieron por 12 años en la narco-dictadura. No olvidemos lo que ocurrió.
No es culpable un proyecto político que tiene por objeto transformar Honduras y a su pueblo, en un sistema justo, socialista y democrático. Los que gobernaron con la ilegalidad y que abusaron para instituirse en un cártel, son otros.
No permitamos que nos confundan. No nos pongan en el plano del narco estado. Los que tenían el poder, la justicia, el Ministerio Público, la Corte Suprema de Justicia y las fuerzas de seguridad y permitieron la construcción de un emporio criminal, fueron ellos.
La Presidenta lucha porque continúe el proceso democrático y no se destruya a las Fuerzas Armadas que sí cumplen con su rol constitucional.
En el fondo sigue siendo la lucha de ellos, los del ilícito transnacional, contra los que hemos defendido al país y la democracia con dignidad.