La vicepresidenta Rosario Murillo aseguró que Blanca Segovia Sandino Aráuz es una mujer de fortaleza ejemplar, inspiradora, formidable.
“Y hablamos por teléfono con ella, habló Daniel, hablé yo, hablamos y nos sonó tan fuerte y no se me olvida, creo que es el mensaje suyo para todos nosotros, no nos queda de otra, tenemos que seguir caminando”.
“Es un mensaje de fortaleza, de fe, de amor, tenemos que seguir caminando”.
“Y se nos fue a ese otro plano de vida junto a tantos nicaragüenses, a los 50 años del terremoto, y sabemos si, que así como esos hermanos y hermanas están con nosotros, la Blanquita se queda con nosotros, luchando para seguir venciendo”.
“Tenemos todos los días que celebrar y en este caso celebrar la vida suya y celebrar su coherencia, esa lealtad con la que supo caminar con el legado de su padre y de su madre, héroes ambos, ella también heroína de estas luchas duras, pero verdaderas y por verdaderas profundamente evolutivas”, expresó.
Al recordar el terremoto de 1972, dijo que “esos momentos terribles nos dejaron ese sentimiento, en aquel momento, en aquel tiempo, de desamparo total, si algo sentía uno era el desamparo, no saber con quien contar, porque no contábamos ni con un gobierno ni con hermanos, ni hermanas solidarias, los primeros momentos y eso siempre sucede cuando estamos frente a tragedias, los primeros momentos todos somos hermanos y después el tiempo va pasando, ya no somos más hermanos”.
“Yo recuerdo como en los primeros días todos buscamos para donde irnos, a casas de familiares, a casas de amistades y al poco tiempo, relativamente poco empezaron los rótulos estamos operando, y ese estamos operando quería decir que la gente se había venido de vuelta, porque tenía que venir a trabajar y porque también ya uno después de cierto tiempo molesta, la solidaridad y más en aquellos tiempos era bastante extraña, rara, momentánea efímera, al fin y al cabo todo en la vida es efímero”.
“Y eso también lo aprendemos y eso no quiere decir que no debamos luchar porque el cambio es la esencia de la vida”, acotó.
En este sentido, Rosario expresó que la vida es un continuo renacer.
“Todos los días recordamos evocábamos, nos formamos con el aprendizaje, con las memorias, con los recuerdos, y todos los días también conocemos noticias tristes, conocemos alegría, compartimos tristeza, compartimos alegría, quién nos iba a decir que anteayer a esta hora que la blanquita ya no iba a estar en este plano con nosotros”, dijo.
Al morir, Blanca Sandino ostentaba la Orden José Dolores Estrada, Batalla de San Jacinto, en el Grado de Gran Cruz, distinción que le otorgó la Asamblea Nacional por sus cualidades como mujer luchadora, consecuente con el legado de su padre.