Richmond, Canadá. por Stephen Bryen, Asia Times
Europa se enfrenta a una derrota en Ucrania a medida que sus políticas sobre la guerra se desvían. El enfoque de Europa es cada vez menos reflejo de la creciente realidad sobre el terreno, mientras que los crecientes esfuerzos para castigar a Rusia y promover el envío de tropas a Ucrania parecen contraproducentes.
Un buen ejemplo de ello es Alemania, que ha indicado que seguirá apoyando a Ucrania e impulsando su agenda antirrusa. El canciller Olaf Scholz ya no se refiere a Vladimir Putin como presidente de Rusia y ahora solo habla del líder ruso por su apellido, Putin.
Sin embargo, Alemania no enviará sus misiles Taurus de largo alcance a Ucrania, donde podrían utilizarse para atacar Moscú, porque Rusia ya conoce el plan gracias a una interceptación de comunicaciones. Los rusos le han dicho a Scholz que tomarán represalias si los envía; el cómo exactamente serán se ha dejado a la imaginación de Scholz.
Ucrania se está derrumbando
El comportamiento de Scholz no es diferente al de otros líderes de Europa (aparte de Hungría) y de la supragubernamental Unión Europea. Todos ellos entienden ahora que los rusos están ganando en Ucrania y, poco a poco, Ucrania se está derrumbando.
Es por eso que el líder francés, Emmanuel Macron, se está esforzando tanto por construir una coalición para enviar tropas de países de la OTAN a Ucrania. Al menos hasta ahora, sus homólogos están escuchando, pero conteniéndose. La falta de apoyo al envío de tropas europeas a Ucrania no es sorprendente.
Desde el punto de vista operativo, no sería fácil trasladar tropas de la OTAN a Ucrania más allá de las que ya están allí. Si bien podrían poner algunas tropas en el oeste de Ucrania, donde no hay combates, saben que los rusos usarían sus misiles de largo alcance y su fuerza aérea para destruirlos.
Los europeos tienen pocas defensas aéreas desplegables, y si transfirieran más de ellas para proteger a sus tropas insertadas en Ucrania, estarían desnudos en casa. De hecho, ya han agotado sus defensas aéreas en un grado sin precedentes al apoyar a Ucrania.
La mayoría de los ejércitos en Europa carecen de personal y fondos suficientes. Los ejércitos terrestres europeos son minúsculos e inexpertos en combate. No es lo mismo luchar en Afganistán, Irak o en el Sahel que luchar contra un ejército ruso moderno que está bien equipado y tiene experiencia en la guerra a gran escala.
En particular, todos los planes occidentales para derrotar a los rusos han fracasado hasta ahora. Más allá de las recriminaciones mutuas, está claro que el “plan” era una fantasía.
Si la ofensiva ucraniana utilizó una gran cantidad de material occidental, contó con una inteligencia táctica excepcional, miles de drones y munición infinita, y aun así fracasó, el futuro es sombrío. La filtración de un informe del Pentágono de EEUU en el que se indicaba que había siete ucranianos muertos por cada ruso (o algo peor) era un indicio de lo que se avecinaba.
El plan de Macron es aún peor
Los franceses entienden la aritmética, pero el “plan” de Macron es aún peor que el elaborado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Macron insinúa el envío de 20 mil soldados franceses a Odesa. Pero, ¿qué harían allí?
Los rusos también están pensando en Odesa y podrían sentirse tentados por la idea de matar dos pájaros de un tiro. Dimitry Medvedev, ahora vicepresidente del Consejo de Seguridad y ex presidente de Rusia, dijo el 22 de febrero: “Hemos añorado Odesa dentro de la Federación Rusa, por la historia de la ciudad, por la gente que vive allí y por el idioma que hablan. Esta es nuestra ciudad rusa”. Las tropas francesas en Odesa no tendrían otro propósito militar que el de animar a los rusos a atacar la ciudad.
Los rusos empezaron la guerra de Ucrania sin una buena preparación militar y cometieron muchos errores tácticos. Pero eso ha cambiado desde entonces, ya que el ejército ruso se ha endurecido y su mando, con la excepción de la Armada rusa, ha mejorado mucho a todos los niveles.
La industria rusa está produciendo más y mejores armas y está superando a todo Occidente, incluido Estados Unidos. Si bien Europa y Estados Unidos están tratando activamente de mejorar la fabricación de defensa, llevará años incluso reemplazar las armas destruidas en la guerra de Ucrania.
Hoy en día, Europa está atenazada por el miedo a Rusia, un miedo que no está del todo fuera de lugar. Marine Le Pen, líder parlamentaria de la Agrupación Nacional en la Asamblea Francesa, dijo en una entrevista el 20 de marzo con BFM-TV (París) que es poco probable que Rusia ataque a Europa porque carece de un ejército lo suficientemente grande para la tarea.
Pero su aprecio no es compartido por los que están en el poder en Francia, Alemania, Gran Bretaña o Polonia, sin importar las valientes palabras que digan a sus audiencias locales. Temen lo que sucederá a continuación cuando Ucrania sea derrotada.
“Hay algo que no admito en el comportamiento de Emmanuel Macron, es que juega a la política con la guerra. Emmanuel Macron busca tender una trampa a sus adversarios según el principio que consiste en decir: ‘O eres pro-Macron y si no eres pro-Macron, estás a favor de Putin’ No podemos jugar con la guerra o con la paz”, declaró Marine Le Pen.
Callejón sin salida para Europa
Europa está respondiendo de manera inusual a su creciente temor. En lugar de tratar de encontrar una manera de evitar un desastre en Ucrania, Europa está redoblando su intento de “castigar” a Rusia, agregando más sanciones y preparándose para tomar los activos rusos ya incautados y entregárselos a Kiev. Los europeos parecen ajenos o incluso no les importa cómo se verán sus acciones en Moscú.
Objetivamente, no hay mucho que Europa pueda hacer realmente para salvar a Ucrania de la derrota. Se habla mucho de la escasez de municiones en Ucrania, que es real, pero poco se dice que no hay municiones para enviar allí.
El verdadero problema de Ucrania es la mano de obra. Se han quedado sin gente dispuesta a servir y la moral en el ejército ucraniano está empezando a resquebrajarse. Estas crecientes manifestaciones de colapso están destinadas a provocar un cambio político en Kiev.
Parte de la desintegración se refleja en extrañas tácticas militares ucranianas que rozan lo suicida o lo absurdo. El derroche de mano de obra en asaltos sin sentido a Krynky es una misión suicida, como lo fue el intento de aferrarse a Avdiivka, que se saldó con numerosas bajas y una victoria rusa.
Los últimos ataques en territorio ruso alrededor de Belgorod también califican como misiones suicidas con un alto número de víctimas. El aparente interés de Ucrania en apoderarse de armas nucleares rusas cerca de Belgorod en una instalación llamada Belgorod-22 y un ataque con misiles y drones contra la planta nuclear de Kurchatov son imprudentes. Son el tipo de acciones desesperadas que toman los líderes cuando saben que están en una trampa.
El alemán Scholz dice que no aceptará una paz en Ucrania dictada por Putin. Esto es el equivalente aproximado de Scholz diciendo que no dejará que Donald Trump gane las elecciones presidenciales de EEUU. La posición de Scholz no sólo no tiene sentido, sino que no da en el blanco.
