Londres. Por Ian Proud, blog prouddiplomat.com
Ian Proud fue miembro del Servicio Diplomático de Reino Unido desde 1999 hasta 2023. De julio de 2014 a 2019 estuvo destinado en la embajada británica en Moscú, donde dirigió el análisis político-económico y la política de sanciones. Recientemente ha publicado sus memorias “Un inadaptado en Moscú: Cómo fracasó la diplomacia británica en Rusia, 2014-2019”.
La cumbre suiza no aportó nada. Ha sido una cámara de eco para que los aliados de Ucrania animaran a Zelensky a seguir rechazando las conversaciones formales de paz con Rusia. He aquí mis principales conclusiones.
De los 82 firmantes del comunicado, 45 eran países europeos, incluidos países no miembros de la UE, había 4 instituciones europeas y otros 5 aliados occidentales que han sancionado a Rusia, incluido Japón. Si añadimos a Israel, que es un Estado cliente de EEUU, son 55 países e instituciones.
Ningún Estado miembro del BRICS se asoció al comunicado final. Hay dos razones para ello. En primer lugar, creen que Rusia debe participar en cualquier proceso de paz para que sea creíble. El representante de India en la Cumbre afirmó que “sólo un compromiso sincero y práctico” entre Rusia y Ucrania puede conducir a una paz duradera. El segundo punto es que Ucrania tendrá que asumir compromisos difíciles en cualquier proceso de paz, algo que Zelensky se ha empeñado en no hacer.
El ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí declaró: “Creemos que es importante que la comunidad internacional aliente cualquier paso hacia unas negociaciones serias que requerirán compromisos difíciles como parte de una hoja de ruta que conduzca a la paz”.
También hubo importantes ausencias en el G-20, ya que 9 de los miembros no occidentales no se asociaron al Comunicado. La excepción notable fue Argentina, que apoyó el resultado de la cumbre.
Dado el apoyo casi incondicional de EEUU a las acciones de Israel en Gaza, los países de Oriente Medio dieron la espalda a la cumbre y al comunicado final. Lo más probable es que no les gustara la iniciativa de paz para Ucrania diseñada por EEUU que, al igual que los esfuerzos de EEUU en Gaza, pretende apoyar a un bando en detrimento de otro en el conflicto.
Sólo Qatar, que está desempeñando un papel activo en la negociación de la entrega de prisioneros, se asoció al comunicado.
De los 27 aliados no occidentales que firmaron el comunicado, la mayoría de los pequeños Estados de Asia y el Pacífico (6), América Latina (9) y África se mostraron muy limitados. Ello indica claramente que esta iniciativa no ha gustado al Sur Global.
Realidades del campo de batalla
Aunque los medios de comunicación occidentales han afirmado que el comunicado respaldaba la integridad territorial de Ucrania como base para una paz justa y duradera, esto no es correcto.
Una parte esencial de la llamada “fórmula de paz” de Zelensky es el requisito de que es fundamental la restauración de las fronteras de Ucrania de 1991 para alcanzar cualquier acuerdo de paz. Esto se subraya bajo el paraguas del cuarto punto del Artículo 2 de la Carta de la ONU, según el cual los Estados deben “abstenerse en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas”.
Sin embargo, Rusia afirma que la expansión de la OTAN, incluso hacia Ucrania, es una amenaza para su Estado en virtud de la misma cláusula de la Carta de las Naciones Unidas. La redacción del comunicado es, por tanto, ambigua en este punto. De hecho, Rusia podría argumentar que el párrafo final del texto se refiere tanto a sus derechos como a los de Ucrania.
Por tanto, en el mejor de los casos, el comunicado no fue concluyente sobre la integridad territorial. Esto confirma mi opinión de que cualquier acuerdo de paz futuro requerirá que Ucrania llegue a compromisos, basados en las realidades del campo de batalla, que no es probable que cambien.
Aunque el comunicado en su conjunto es una demostración de circunloquio diplomático, hay puntos obvios en los que Ucrania ha intentado estampar en el texto la llamada fórmula de Zelensky. La cláusula sobre la devolución de Zaporozhie al “pleno control soberano de Ucrania” ignora el hecho de que actualmente está bajo control ruso.
Del mismo modo, la cláusula sobre el retorno de los “niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente”: esto nunca formaría parte del texto de ningún acuerdo de paz, ya que Rusia afirma, con razón o sin ella, que ha actuado para proteger a los niños vulnerables. La cuestión es que intentar dar forma a un comunicado que favorezca las posiciones de Ucrania e ignore las de Rusia nunca conseguirá un amplio apoyo internacional
Como predije en otro artículo, las exigencias de Zelensky de llegar a un acuerdo de paz retrocediendo el reloj hasta 1991 nunca podrán cumplirse en este formato unilateral de diálogo. Ucrania no ha conseguido un respaldo significativo del Sur Global para los temas menos polémicos debatidos en Suiza. Nunca será posible llegar a un acuerdo sobre los puntos mucho más polémicos, si los Estados no occidentales consideran que se trata de un intento liderado por EEUU de imponer un resultado a Rusia en ausencia.
Un evento de seguimiento en Arabia Saudí ejercerá más presión sobre Zelensky para que se comprometa e implique a Rusia.
Así pues, con los BRICS y el Sur Global decididamente tibios respecto a esta Iniciativa Suiza, no será posible recabar su apoyo para una línea más dura con Rusia en el futuro. Si se convoca otra Cumbre de Paz sobre Ucrania -y se ha sugerido que podría celebrarse en Arabia Saudí-, aumentará la presión sobre Zelensky para que haga concesiones e implique a Rusia.
Así pues, el principal resultado de la Cumbre, si es que hubo alguno, fue la confirmación de que la llamada fórmula de paz de 10 puntos de Zelensky ha muerto ahogada. Es hora de que empiece a hablar con Rusia.
