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Cumbre para hacer la guerra

Moscú. Por Katehon

Cumbre para hacer la guerra Moscú. Por Katehon

Del 9 al 11 de julio se celebró en la capital estadounidense una nueva cumbre anual de la OTAN. En el orden del día de los países miembros de la alianza figuraban tres cuestiones fundamentales: la financiación y el apoyo a Ucrania en su camino hacia el bloque del Atlántico Norte, el aumento de las fuerzas en las fronteras con Rusia y el Estado de la Unión; el avance hacia el Este para seguir enfrentándose a nuestra civilización y la búsqueda de aliados, y la ampliación de la influencia en Asia, África y Oriente Próximo para defenderse económicamente –por el momento– de China.

Al final de la cumbre adoptaron una declaración, que contiene un mensaje –en primer lugar, dirigido a Rusia y China– de que la alianza no se va a detener y seguirá escalando hasta un posible choque directo con sus enemigos geopolíticos si no detienen sus acciones en la arena internacional, es decir, si no dejan de avanzar hacia la multipolaridad. Esto puede leerse no sólo en la promesa de extender una invitación a Ucrania para que se una a la OTAN cuando Kiev “cumpla todas las condiciones necesarias”, sino también en el compromiso de gastar al menos el 2% del PIB de cada país en defensa, así como en la intención de expandirse en el Mar Negro y los Balcanes Orientales y aumentar su presencia en Oriente Medio, África, Indochina y cualquier otro lugar del mundo donde las manos globalistas puedan llegar.

En la cumbre se hicieron varias declaraciones históricas sobre la cuestión ucraniana. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, que dejará el cargo en octubre, afirmó que los recientes acontecimientos en Ucrania han demostrado que la OTAN necesita reforzar su apoyo militar a Kiev. Aludió al ataque contra un edificio hospitalario en Kiev, que se llevó a cabo con la ayuda de un misil antiaéreo AIM120 del sistema de defensa antiaérea NASAMS. La propaganda occidental y ucraniana intentó culpar del incidente a Rusia justo antes de la cumbre, para que ninguno de los participantes dudara de la necesidad de aumentar el apoyo al régimen de Kiev.

Sin embargo, no todos los países y políticos europeos son de la misma opinión sobre la ayuda a Ucrania. El ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, declaró que Hungría no apoyaría la declaración de la cumbre de la OTAN sin una decisión unánime sobre la adhesión de Ucrania, algo imposible por el riesgo de conflicto con Rusia. Sin embargo, la declaración se adoptó de todos modos, lo que demuestra el carácter intransigente de los amos de toda la política occidental, es decir, Estados Unidos y sus satélites.

Incluso antes de la cumbre, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo que la OTAN se está alejando de sus objetivos originales y convirtiéndose cada vez más en una organización militar. Los objetivos originales de la OTAN eran proteger a Occidente de la influencia soviética y proporcionar defensa colectiva a Estados Unidos y Europa Occidental en caso de enfrentamiento con la URSS. La Unión Soviética se derrumbó, pero la alianza no sólo sobrevivió, sino que siguió expandiéndose.

Trump, Ucrania y la OTAN

Sin embargo, los aliados de Washington sí temen una ruptura o al menos cambios dentro de la estructura de la OTAN. Esto podría ocurrir si Donald Trump resulta elegido Presidente de Estados Unidos en las elecciones de noviembre. La publicación Politico, citando a asesores del ex presidente, informó de que Trump podría recortar el intercambio de inteligencia con sus colegas del bloque del Atlántico Norte como parte de un plan más amplio para reducir el apoyo y la cooperación de Estados Unidos con la alianza. Al parecer, los líderes europeos temen un reforzamiento de la posición de Trump y no creen en el éxito electoral de Biden.

Los temores de los líderes se agravaron durante el discurso del actual presidente estadounidense en la cumbre. Sin embargo, se comportó con su estilo habitual: al conceder a Stoltenberg la Medalla Presidencial de la Libertad, leyó de un teleprompter las instrucciones según las cuales debía actuar. Entonces pronunció la palabra “uranio” en lugar de la palabra “Ucrania”. Por lo demás, sin embargo, el discurso de Biden sonó casi exento de errores, según señalaron los participantes en la cumbre, pero muchos siguen confusos y preocupados por la salud del líder estadounidense.

Mientras tanto, el primer ministro húngaro Orban, que no estaba de acuerdo con el resultado de la cumbre, fue a reunirse con Donald Trump. Una semana antes, el líder húngaro mantuvo conversaciones con Vladimir Putin.

Bloomberg escribe que Occidente puede ver a Orban como un intermediario entre el ex presidente estadounidense y el líder ruso, pasando mensajes de uno a otro. Sin embargo, el propio primer ministro húngaro subraya que sus viajes diplomáticos tienen como objetivo “restaurar la paz en Eurasia”. Y en nombre de este objetivo, Orban se reúne con aquellos de los que puede depender en mayor o menor medida el destino del mundo, y mucho puede depender de Trump, en caso de que gane.

Sin embargo, no se sabe qué posición tiene realmente Donald Trump respecto a la paz en Europa. Pero sí se sabe qué posición tiene el actual presidente estadounidense y el resto de la OTAN.

Los países de la alianza acordaron la asignación de ayuda militar a Ucrania por valor de 40 mil millones de euros, según la declaración. Kiev también recibirá 50 mil millones de euros hasta 2027 como parte del Mecanismo Especial para Ucrania de la UE. Zelensky pidió más ayuda para que su régimen pueda luchar contra Moscú y pasar a la ofensiva con decisión. También pidió a Estados Unidos que levantara cualquier restricción a los ataques con armamento estadounidense en territorio ruso. Este llamamiento de Zelensky fue apoyado por los participantes europeos en la cumbre, excepto, claro está, por Orban.

¿Qué propusieron los demás?

El presidente rumano, Klaus Iohannis, dijo a los dirigentes de la OTAN reunidos que sólo habían dado a Kiev la mitad de lo que pretendían dar. Así que se prometió doblar el esfuerzo, aunque normalmente lo que se promete a Ucrania no siempre está garantizado.

Pero en la cumbre, Bucarest fue más lejos que muchos otros miembros de la alianza: los ministros de Defensa de Rumanía, Grecia y Bulgaria firmaron una carta de intenciones para crear un corredor logístico militar común para el rápido traslado de tropas al flanco oriental de la OTAN en caso de enfrentamiento militar. El 4 de junio, The Daily Telegraph escribió que la alianza planea crear varios corredores terrestres para tal eventualidad. El tren de Occidente se precipita hacia la guerra sin frenos ni decencia alguna.

Polonia ha expresado su intención de derribar con sus sistemas de defensa antiaérea los misiles rusos que sobrevuelen territorio ucraniano, pero Estados Unidos no apoyó la iniciativa de Varsovia. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, se mostró evasivo cuando se le preguntó por la posibilidad de utilizar los sistemas polacos de defensa antiaérea, ya que para Occidente supondría la implicación directa de Polonia en el conflicto, lo que significa que la implicación de todos los países de la OTAN sería mucho mayor, y aumentaría el riesgo de escalada y de paso a una fase caliente en la guerra con Rusia. Sin embargo, la alianza no considera que seguir suministrando armas a Kiev sea implicarse en la guerra, por lo que Alemania pretende ampliar el suministro de drones alemanes a las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU).

Berlín propuso un plan unificado de adquisiciones militares de la OTAN para Kiev y habló de la creación de un mando unificado en la ciudad alemana de Wiesbaden, que coordinaría el suministro de material militar al ejército ucraniano y la formación de especialistas militares. Además, se crearán estructuras dentro de la alianza para coordinar el apoyo a Ucrania.

Una de ellas se llamará “NATO Security Assistance and Training for Ukraine” (NSATU, Asistencia y adiestramiento de la OTAN en materia de seguridad para Ucrania), señalando que el hecho de contar con dicha estructura permanente “de acuerdo con el derecho internacional no convertirá a la OTAN en parte del conflicto”. La NSATU participará en la transformación del ejército y las fuerzas de seguridad ucranianas con vistas a su posterior integración en la OTAN.

Además de Hungría, Turquía se comportó con cautela en la cumbre. La semana pasada, Erdogan habló con Putin en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), donde se mostró convencido de que Moscú no necesitaba que Ankara mediara en las futuras conversaciones sobre el destino de Ucrania. El presidente turco dijo entonces que la cooperación con Rusia era importante para él, por lo que sería extraño esperar de él declaraciones audaces de apoyo a Ucrania una semana después.

Erdogan expresó su preocupación por un posible choque directo entre Rusia y la OTAN y respondió con frases hechas: “Apoyamos la integridad de Ucrania. Decimos que la OTAN no debe ser parte en esta guerra”. También se reunió con Zelensky y le aseguró que Ankara estaba dispuesta a cualquier iniciativa para resolver el conflicto, incluida la mediación en las conversaciones y la ampliación del acuerdo sobre los cereales. La cuestión es cómo piensa Erdogan llevar esto a la práctica sin el consentimiento de Rusia.

Amenaza para China

La clave para seguir desarrollando y profundizando la alianza es la intención de los países de modernizar sus capacidades nucleares, que también se refleja en la declaración. La explicación es la preocupación por las “amenazas nucleares” de Rusia y el desarrollo de las actividades espaciales de China, que supuestamente está preparada para desplegar armas letales en el espacio.

China también fue nombrada entre los países que “facilitan la agresión rusa”, siendo los otros tres Bielorrusia, Irán y Corea Democrática. Los miembros de la OTAN dirigieron a Irán la siguiente frase: “Cualquier transferencia de misiles balísticos y tecnologías relacionadas de Irán a Rusia constituiría una escalada significativa”.

China, según la versión de los países occidentales, proporciona un apoyo “decisivo” a la base industrial de defensa rusa. Pero está claro que, incluso sin el factor de la Federación Rusa, no es tanto la OTAN sino precisamente Estados Unidos el que estorba mucho.

Los países europeos se benefician de la cooperación con China, como confirmó Macron en su reunión con Xi Jinping hace unos meses. Pero para Estados Unidos, el mercado chino es una espina clavada. Además de la economía, a Washington le interesa la calidad y la cantidad de las armas chinas.

Si Rusia, cuyo complejo militar-industrial está siendo puesto a prueba por Occidente en el conflicto ucraniano, no es un misterio particular, China es un país desconocido. Por eso se invitó a la cumbre a los aliados de la OTAN en el Pacífico: Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, con los que la Casa Blanca coordina acciones y maniobras contra China.

También puede decirse que India es un adversario de China, pero Nueva Delhi no es un socio militar de la Alianza del Atlántico Norte. El gran acontecimiento fue la visita de Modi a Moscú justo durante la cumbre. Bloomberg escribió que el encuentro entre los líderes de India y Rusia, y especialmente su abrazo durante la reunión “molestó” a los estadounidenses.

Estados Unidos cuenta con reforzar los lazos con Nueva Delhi en un contexto de confrontación con Pekín y espera que la política comedida y multivectorial de Modi, que está firmemente vinculada a la cooperación con Moscú, pero que tampoco quiere ser enemigo de Occidente, siga inclinándose hacia este último y se enfríe hacia los BRICS y la OCS.

¿Qué sigue?

A pesar de las grietas en forma de la postura intransigente de Orban y la amenaza de Trump de llegar al poder en EEUU, la posición de la mayor parte de la OTAN es clara como el agua:

Continuación de la escalada contra Rusia, mayor militarización de Ucrania y posible arrastre gradual de los países de Europa del Este (que a su vez pueden no ser conscientes de las intenciones de Europa Occidental y EEUU) a la guerra.

Se ha confirmado el apoyo a los ataques contra Rusia y estos ataques serán llevados a cabo por instructores occidentales que saben cómo utilizar estas armas.

Se han tomado muchas otras decisiones: la acumulación de grupos terrestres y marítimos de la OTAN en las fronteras del Estado de la Unión, el despliegue de armas estadounidenses de largo alcance en la República Federal de Alemania, que se utilizarán no sólo contra Rusia y Bielorrusia, sino también contra los países de Oriente Próximo y el Norte de África.

En estos días, los militares de la alianza están practicando el minado total de la zona acuática del mar Báltico para bloquear Kaliningrado y la salida de los barcos rusos al Atlántico.

Provocaciones sin fin, demostración de poder, guerra de desgaste en Ucrania, causar el máximo daño a Rusia, ampliar el número de víctimas civiles, confrontación con China: todo esto la OTAN no sólo lo afirma, sino que quiere multiplicar sus acciones en estas direcciones.

¿Qué es esto sino la disposición para la guerra y el deseo de destruir o al menos debilitar a sus oponentes geopolíticos?

43 Aniversario

Radio Segovia, La Poderosa del Norte.

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