El ex embajador de Nicaragua en España, Augusto Zamora analizaba hoy que a lo largo de la historia republicana del país una de las causas de nuestro atraso socioeconómico ha sido la violencia… Recordó que desde la independencia de España en 1821 se dieron guerras civiles que provocaron hasta la traída del filibustero norteamericano William Walker, quien fue contratado por los liberales para derrocar a los conservadores… “Luego vino la intervención yanqui contra Zelaya, la guerra civil de 1910, la intervención directa en 1912, la otra de 1927, consecuencia de la Guerra Civil de 1926, Sandino, la dictadura somocista, cuarenta años de tiranía, la Revolución Sandinista, la guerra dirigida y financiada por Estados Unidos, la derrota de 1990 y, como resultado, sangre, pobreza y atraso”, dice el diplomático… “La violencia congénita ahuyentó inversiones, arrasó las endebles economías y alejó a los países de los prodigiosos avances tecnológicos, científicos y de conocimiento que harían del siglo XIX un siglo esencial en el destino de la humanidad”, señaló y apuntó que “nada de eso llegó a Latinoamérica”… “A nuestros países no emigraba casi nadie, ni había nada parecido al progreso continuo de otras regiones del mundo. La maldita violencia ahuyentaba todo y el desprestigio de los países era tal que, aunque se dieran periodos de paz, nadie creía que fueran a durar mucho tiempo. La pobreza y el atraso adquirieron forma estructural, y así hasta nuestros días”, precisó…
“En 2006, Nicaragua exportaba la mísera cantidad de 759 millones de dólares y las inversiones extranjeras alcanzaban la ridícula cifra de 280 millones. En 2017, las exportaciones sumaron 2.586 millones de dólares y los ingresos por inversión extranjera directa superaron los 1.400 millones. En 2007, solo 34 países tenían inversiones en Nicaragua. Hoy suman casi 70 países. El país lleva una década creciendo a una media del 4.5% y era, hasta hace poco, ejemplo regional de consenso. Ahora, rota la imagen, reconstruir lo destruido, será tarea ardua y difícil, pero es una tarea que debe ser emprendida sin dilación, a menos que queramos que nuestro país vuelva a hundirse en otra espiral de violencia, destrucción y desventura”. Augusto Zamora, ex embajador de Nicaragua en España.
Deja una respuesta