Por Mario Benedetti, obra poética.
Pienso en tu veintiuno de septiembre
quizá
porque estabas tan solo Rigoberto
aunque es claro existían Cornelio Ausberto Edwin
remotos y leales
y acercarte bailando
al tirano insolente
aproximarte como
crucero de la fiesta que iba a ponerse trágica
y acribillarlo y ser acribillado
fue tan poema y tan nicaragüense
como el mejor Darío
no el que se inventaba las manos de marqués
sino el que las tenía de indio chorotega
por eso en la pasión de la victoria
ahora que la fiesta es por fin generosa
entre los puños debe estar tu puño
entre las balas debe estar tu bala
entre los corazones tu verde corazón
y en cada patria libre o morir tu campante
muerte
que es uña y carne con la patria que nutres
así mirando sosegadamente
a tu pueblo insurrecto desde zafras antiguas
de pronto advierto que tu soledad
de hace veintitrés años no era tanta
acaso porque entonces ya escondía
soñándolos
a estos campesinos
a estos combatientes
a estos niños descalzos