Brasilia. Por Pedro César Batista (*), Militante do Campo, Brasil
Más que un encuentro entrañable, ameno, que simboliza hermandad en la lucha por una Patria Grande, unida, libre y soberana, sostuve, acompañado del camarada Alex Castro, con el hermano Carlos Midence, quien está al frente de la embajada de Nicaragua en Brasil. Por el conocimiento del compañero Midence, el encuentro nos condujo a realizar un recorrido por diversos temas relevantes para nuestros pueblos, tales como las transformaciones sociales y políticas, el rol del Estado en el mejoramiento de la vida de sus ciudadanos, los cambios en la organización internacional, el imperialismo, el capitalismo y, desde luego, analizamos las sucias campañas lanzadas por la prensa imperialista en contra de las naciones libres, tanto en nuestro continente, como en el resto del planeta.
Como no podría ser de otra manera, nos enfocamos en Nicaragua, su Revolución, su sabia dirigencia, encabezada por el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, así como las enorme fortalezas del proceso y sus resultados que, por medio de la puesta en práctica de un modelo de transformación, genuinamente revolucionario como el Sandinista, ha conseguido favorecer a las grandes mayorías en el país centroamericano. Un modelo forjado, impulsado y sostenido por la firme convicción de soberanía, por sus instituciones y su constitución, que ha dejado bien claro que, Nicaragua, dejó de ser patrio trasero de los Estados Unidos.
De esta forma, nos enteramos de una serie de transformaciones, logros, éxitos, conquistas que han sido el resultado de un modelo de administración pública democrático, eficiente, revolucionario, que ha sabido poner las bases que garantizan una sociedad con vida saludable (mejor red hospitalaria de la región), educación con calidad y gratuita, infraestructura de primera (mejores carreteras de la región), seguridad, paz (uno de los países más seguros del continente), autonomía alimentaria (más del 90% de los alimentos que consumen, los produce el país) energía e igualdad social y de género (número 5 en el mundo, como uno de los países más igualitarios en políticas de género) entre otros logros, alcanzados en múltiples ámbitos, que a su vez han permitido estructurar un Estado de Bien Común en la Patria de Sandino.
El sandinismo, ha construido un modelo que invierte ingentes recursos para dotar de agua potable a los barrios y comunidades en todo el territorio nacional, ha impulsado constantes y masivas campañas de vacunación, de prevención de enfermedades, ha garantizado la producción de alimentos a niveles nunca antes vistos en su historia. De igual manera, ha promovido la organización de la ciudadanía en términos de participación de forma muy efectiva. Esto se ha venido haciendo realidad en este hermano país, desde el primer día que el pueblo depositó la confianza en el sandinismo y que lo sigue haciendo de forma contundente, cada vez que toca elecciones nacionales, municipales o regionales.
No obstante, esos excelentes resultados que hoy experimenta Nicaragua, no es producto de milagros, sino de una firme voluntad política, de una solvente capacidad de ejecución de proyectos y una profunda sensibilidad para asegurar los Derechos Humanos del pueblo nicaragüense, así como de un Plan de Desarrollo Humano y combate a la pobreza, que es integral, completo, cuyos resultados son tangibles en la vida cotidiana de las familias y comunidades de todo la nación.
Por todo esto, podemos decir, que la Nicaragua Revolucionaria, es una nación viva y en pie de lucha que sostiene la paz que, junto a la Soberanía y dignidad Nacional, han sido principios esenciales, para forjar y defender, lo que los sociólogos llaman, desarrollo endógeno.
En este mismo sentido de Soberanía, Nicaragua, hoy, ha establecido nuevas y fortalecidas alianzas internacionales que paulatinamente van brindando frutos en su avance: nuevos tratados de libre comercio que abren horizontes positivos para sus productos en los mercados mundiales. Una Nicaragua dispuesta a subirse para siempre al tren del desarrollo, de la cultura, la educación, la salud, del progreso y la Justicia Social. Una Nicaragua que ha hecho uso de su derecho al trabajo y derecho a vivir en paz. Una Nicaragua que, como su gran poeta Rubén Darío, afirmó: está hecho de vigor y de gloria y, por lo tanto, ese vigor es el que sustenta su Revolución que vive, sigue y seguirá.
(*) Pedro César Batista, escritor y periodista brasileño, Secretario Ejecutivo del Comité Antiimperialista General Abreu e Lima