Ciudad de México. Por Xavier Ortiz-Perez (*), paralelo24.com/
Si es que podemos hablar de grupos de presión o lobbies en EEUU, según palabras del congresista Lee Hamilton, presidente del Comité de la Cámara para Asuntos Exteriores, “no hay un solo grupo o lobby que se le pueda comparar al lobby israelí. Forma una clase aparte”. (Eso ha sido explicado abundantemente en el libro publicado a finales de agosto de 2007, “El lobby israelí y la política exterior estadounidense”, escrito de John Mearsheimer, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Chicago, y Stephen Walt, catedrático de Relaciones Internacionales de la Escuela Kennedy de Harvard, de la Universidad de Harvard. Según The New York Times, es un best seller).
Dentro de este lobby israelí, se puede resaltar a un grupo particular que no es ni judío ni israelí, sino cristiano evangélico que opera tras bambalinas en las altas esferas en Washington. Stephen Sizer, quien describió en su libro “Sionismo Cristiano ¿Hoja de Ruta al Armagedón?”, describe que los pastores evangélicos como “Pat Robertson y Jerry Falwell afirman que el movimiento reúne semanalmente a alrededor de 100 millones de estadounidenses” y que “Grace Halsell propone una cifra más próxima a los 25 o 30 millones. Según sus cálculos, el sionismo cristiano cuenta con 80 mil pastores fundamentalistas cuyo mensaje se divulga a través de mil estaciones de radio y cien canales de televisión cristianos por todo el país”.
¿Estaría el Nazareno a favor de los zelotes y saduceos que profanaban el Templo, y que hoy en día profanan y promueven la guerra en su nombre? Según la escatología evangélica (escatología es el estudio teológico de los últimos tiempos) la creación del Estado de Israel es una profecía bíblica además de un mandato divino. De acuerdo con esta visión explicada en reiteradas ocasiones por el pastor bautista John Hagee, la construcción del templo y la aparición del anticristo son dos requisitos necesarios para la Parusía de Cristo, por lo tanto, el apoyo incondicional de estos cristianos evangélicos sionistas hacia el Estado de Israel se convierte en algo imprescindible.
Dicha Escatología se difunde de forma masiva a través de tantos medios de comunicación, televisión, radio por medio de estos telepredicadores evangélicos en todo el Cinturón Bíblico estadounidense y que según Jerry Falwell, el Cinturón Bíblico constituye de forma clara una facción dominante del Partido Republicano de los Estados Unidos y representan a una cuarta parte de los votantes del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
La historia de la relación entre los cristianos evangélicos anglosajones y el sionismo (el retorno a Sion de los judíos) no es nueva. Data desde la reforma protestante cuando reformados, como Richard Sibbes, Samuel Rutherford y John Owen, compartían la idea posmilenarista y una interpretación literal de Romanos 11 (“Todo Israel será salvo”) de que algún día los judíos se convertirían a la fe de Jesucristo y de que formarían parte de la iglesia, hecho al que dedicaban sus fervorosas plegarias. Esta convicción se extendió por todo el mundo cristiano con tanta fuerza que quedó reflejada en la Confesión Reformada de Westminster y en la Declaración de Saboya de las Iglesias Congregacionales, ambas de 1658.
Posteriormente cuando Oliver Cromwell junto a los calvinistas puritanos después de haber derrocado el régimen monárquico británico y haber instaurado el Lord Protector, pretendieron permitir al pueblo inglés alcanzar el estado de pureza moral necesario para atravesar la tribulación de 7 años, acoger el regreso de Cristo y vivir apaciblemente con él durante mil años (conocido como el «Millenium»). Para ello, según su interpretación de la Biblia, había que dispersar a los judíos por todo el mundo, reagruparlos después en Palestina y reconstruir allí el Templo de Salomón.
Cromwell fue apoyado grandemente por el grupo calvinista de los quintomonarquistas, los cuales veían a Inglaterra como un país central para el cumplimiento de un pasaje del libro de Daniel del Antiguo Testamento, el cual hablaba de una quinta monarquía, el Reino de Cristo de mil años. Para que se cumpliera este pasaje, Cromwell y su sequito prometieron establecer nuevamente el reino de Israel a los judíos que habían sido expulsados de Inglaterra por Eduardo I. De hecho, había un judío de Holanda llamado Menasseh Ben Israel, que financió el proyecto de Cromwell. Menasseh le explica a Cromwell que el Mesías no volverá a la tierra mientras que los judíos no sean autorizados a vivir nuevamente en Inglaterra.
Bajo esa perspectiva, Oliver Cromwell instauró un régimen puritano, anuló en 1656 la medida que prohibía a los judíos instalarse en Inglaterra y anunció que su país se comprometía a crear en Palestina el Estado de Israel. No obstante, al ser derrocada la secta de Cromwell, al final de la «Primera Guerra Civil Inglesa», los partidarios del proyecto sionista lo retomaron en el siglo XVIII en Independencia de EEUU, ya que George Washington, Thomas Jefferson y Benjamin Franklin, por sólo mencionar algunos, se presentaron como los sucesores de los partidarios exilados de Oliver Cromwell. De esta manera, la visión teológica de Estados Unidos e Israel, confluyen desde hace siglos.
Recientemente varias iglesias cristianas palestinas, como ortodoxas, católicas, incluso protestantes enviaron una carta a las iglesias occidentales donde las “acusan de complicidad en las muertes en Gaza”, esto debido a esas canonjías celestiales de parte de iglesias evangélicas, que ni siquiera aun con la consideración de sus correligionarios palestinos, detienen su belicismos y férreo apoyo a Israel.
Llama poderosamente la atención que haya habido protestas en favor de Palestina en el pasado fin de semana en la sede de Blackrock. ¿Se habrá entendido el mensaje del Nazareno cuando dijo que la casa de su Padre se ha convertido en una cueva de ladrones y bandidos, puesto que Blackrock ha invertido en Israel por un valor estimado entre 300 y 350 millones de dólares? ¿Quién financia las guerras en Israel? Es evidente que el complejo militar-industrial de Estados Unidos, pero poco se habla de los fondos de inversión en dicho complejo que mueve el sionismo financiero y menos de este conflicto religioso.
(*) Xavier Ortiz-Pérez es egresado en Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua. Actualmente cuanto con un blog llamado “Critica Global” donde mensualmente escribe artículos de análisis internacional, geopolítica y globalización, además de haber participado en otros medios como programas de radio de su Universidad.