Moscú. Por Svyatoslav Knyazev y Elizaveta Komarova, RT en ruso
Hace 70 años terminó la fase activa de la Guerra de Corea. El 27 de julio de 1953, representantes del Ejército Popular de Corea y de las Fuerzas Armadas estadounidenses (en nombre de las fuerzas de la ONU) firmaron un acuerdo de armisticio que congeló el conflicto durante décadas.
Según los historiadores, a pesar de la magnitud y la implicación de un gran número de Estados en el enfrentamiento, la Guerra de Corea sigue siendo un conflicto mal comprendido. Las cuestiones sin resolver se refieren no sólo al número de bajas y a los detalles individuales de los combates, sino también al comienzo mismo de la guerra.
“Estados Unidos y la URSS no se ponían de acuerdo sobre los parámetros concretos de la unificación coreana. Los sentimientos izquierdistas eran fuertes en la península, pero los estadounidenses trajeron a Lee Seung Man, un político que había vivido 20 años en Estados Unidos, que se propuso crear un Estado prooccidental separado en el sur del país y prohibió las actividades del Partido Comunista en su territorio”, explica a RT Andrei Koshkin, miembro activo de la Academia de Ciencias Militares.
Según el experto, las acciones de las nuevas autoridades surcoreanas provocaron el descontento de una parte de la población local, pero sus protestas fueron brutalmente reprimidas. En particular, tras las detenciones masivas de opositores en 1948, comenzaron los disturbios en la isla surcoreana de Jeju-do. Hasta allí se desplazaron unidades del ejército con asesores militares estadounidenses y escuadrones de la muerte. Los enfrentamientos duraron más de un año. Unos 60,000 residentes locales fueron víctimas de operaciones punitivas.
El 15 de agosto de 1948 en el sur de la península se proclamó oficialmente la República de Corea, encabezada por Lee Seung Man, y el 9 de septiembre en el norte apareció la República Popular Democrática de Corea, dirigida por el líder guerrillero Kim Il Sung.
La guerra le costó cara a Corea. Según estimaciones aproximadas de los historiadores, cerca de 1,5 millones de habitantes de la península murieron durante el conflicto (aunque también hay estimaciones mayores de víctimas). Los bombardeos estadounidenses destruyeron 8.700 empresas industriales y más de 600 mil viviendas en la RPDC. Las pérdidas irrecuperables de las fuerzas armadas estadounidenses ascendieron a unas 40.000 personas. La Unión Soviética perdió 299 soldados en Corea. Las estimaciones de las pérdidas de China oscilan entre 60 y varios cientos de miles de voluntarios.
Alexei Spirin, jefe adjunto del Instituto de Investigación de Historia Militar de la Academia Militar del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, habló con RT sobre las causas fundamentales de la Guerra de Corea, su curso, sus consecuencias y las cuestiones conexas que aún no han recibido respuesta.
– ¿Cuáles fueron las razones históricas del estallido de la Guerra de Corea? ¿Fueron internas o la situación en la península se vio exacerbada por agentes externos?
– Las razones históricas fundamentales que condujeron a la guerra están relacionadas con la toma de la península coreana por parte de Japón a principios del siglo XX. Desde el momento en que Tokio entró oficialmente en la Segunda Guerra Mundial, la inclinación natural de los Aliados de la Coalición Antihitleriana fue liberar todos los territorios ocupados por Japón. Durante la Conferencia de El Cairo de 1943 (22 al 26 de noviembre), Franklin Roosevelt (Presidente de Estados Unidos), Winston Churchill (Primer Ministro de Reino Unido) y Chiang Kai-shek (jefe de la fracción militar derechista que disputaba el poder en China) discutieron, entre otras cosas, la liberación de Corea (también se definió la posición aliada contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial y se tomaron decisiones sobre el futuro de Asia en la posguerra). La Unión Soviética no pudo participar en esta conferencia, ya que seguía vinculada a Japón por un tratado de neutralidad.
En la Conferencia de Teherán (28 de noviembre al 1 de diciembre de 1943, entre los dirigentes Iósif Stalin de la Unión Soviética, Churchill y Roosevelt) la cuestión del futuro de Corea se trató de pasada, pero en la Conferencia de Potsdam (Alemania entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945), después de que Moscú denunciara el tratado de neutralidad con Japón, se consideró con más detalle.
Los dirigentes soviéticos y estadounidenses acordaron que el paralelo 38 sería la línea de encuentro de las fuerzas aliadas para liberar Corea de Japón. Como resultado, las fuerzas soviéticas liberaron las ciudades coreanas, como se había acordado, hasta el paralelo 38º. Los estadounidenses no participaron en las hostilidades en la península coreana y desembarcaron allí tras la rendición de Japón. Al parecer, Estados Unidos planeaba asegurar su dominio político tanto en China, donde apoyaba a Chiang Kai-shek junto con los británicos, como en la península coreana.
En diciembre de 1945, los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética se reunieron para tratar el tema de la unificación de Corea. Para entonces, las contradicciones entre los aliados ya habían empezado a crecer, y soplaban los vientos de la Guerra Fría. No fue posible llegar a acuerdos concretos sobre la unificación de Corea, y se inició el proceso de formación real de dos estados separados en la península. El establecimiento de la República Popular Democrática en el norte (RPDC) en septiembre de 1948 fue una medida forzada, una respuesta a la proclamación de la República de Corea en el sur de la península en agosto.
Si hablamos directamente del inicio de las hostilidades, se produjo por la simbiosis de una serie de razones externas e internas. La dirección de la RPDC, representada por Kim Il Sung, buscaba sin duda la unificación del país. El Norte industrial necesitaba las riquezas naturales y agrícolas del Sur. Y el Sur, a su vez, necesitaba la industria del Norte. Sin embargo, en la península se habían establecido dos regímenes ideológicamente antagónicos. Kim Il Sung era un antiguo guerrillero y el líder del sur, Lee Seung Man, era un apoderado de Estados Unidos.
– ¿Quién y cómo provocó directamente el estallido de una guerra a gran escala en la península de Corea?
– Hoy en día existe, digamos, la opinión bien establecida de que la guerra fue iniciada por Corea del Norte, que lanzó una ofensiva a gran escala a lo largo de toda la línea de contacto con el Sur el 25 de junio de 1950. Sin embargo, los investigadores no disponen de todo el material documental sobre los acontecimientos que tuvieron lugar entonces. Estados Unidos y Corea del Sur no han revelado sus documentos sobre los sucesos del día anterior y tratan de evitar hacerlos públicos con diversos pretextos. Y esto plantea serias dudas sobre quién empezó realmente la guerra.
En mayo de 1950, los representantes de Lee Seung Man fueron derrotados en las elecciones locales. Y él estaba interesado en eventos que desviaran la atención del público de la agenda política interna. Justo una semana antes del comienzo de las hostilidades a gran escala en Japón, se celebró una reunión de la cúpula militar y político-militar de Estados Unidos, y no sabemos qué temas se trataron en ella.
Y el consejero del Departamento de Estado de Estados Unidos John Dulles (fundador de la CÍA y uno de los más siniestros políticos que jamás haya formado parte de un gobierno estadounidense) visitó el paralelo 38 los días 18 y 19 de junio. Al mismo tiempo, desde 1949 se produjeron provocaciones militares en la línea de contacto por ambas partes.
Por lo tanto, es imposible decir con certeza quién es realmente responsable del estallido de un conflicto a gran escala. No tenemos una imagen completa de esta cuestión.
– ¿Cómo puede evaluarse el desarrollo de la Guerra de Corea en sí? ¿Cómo se desarrollaron los combates? ¿Se perdieron oportunidades?
– Esta guerra es interesante porque los historiadores suelen aplicar los términos “oscilación” y “péndulo” a su curso. Al principio, las fuerzas del Ejército Popular de Corea destruyeron casi por completo a las de Corea del Sur. Sólo una pequeña porción de terreno en el sureste de la península –la cabeza de puente de Busan– permaneció sin control por parte del Norte, a partir de la cual el ejército estadounidense, que formaba la base de la agrupación de fuerzas de la ONU, desarrolló posteriormente su ofensiva en paralelo a las operaciones de desembarco y derrotó al ejército norcoreano.
Pyongyang cayó y los estadounidenses alcanzaron la frontera con China. Sin embargo, voluntarios chinos entraron en la guerra y el péndulo se inclinó a favor del Norte. Los representantes de la República Democrática Popular regresaron al paralelo 38º. Pero debido al dominio de la aviación estadounidense en el aire, el potencial ofensivo del Norte se agotó, y la guerra en el verano de 1951 adquirió un carácter posicional. Y lo mantuvo hasta el armisticio.
– ¿Qué papel desempeñaron en la guerra en ambos bandos las fuerzas militares extranjeras, los suministros de armas desde el extranjero, los asesores militares?
– Las formaciones militares de ambos bandos utilizaron armas de fabricación extranjera a partir de 1945. En el norte de la Península predominaron las armas y el equipo militar suministrados por la Unión Soviética y los estados de Europa del Este, mientras que en el sur predominaron las armas y el equipo militar suministrados por Estados Unidos.
En cuanto a las fuerzas armadas propiamente dichas, 19 estados participaron en el conflicto. Del lado de Corea del Sur lucharon activamente Estados Unidos y sus aliados, Gran Bretaña con sus dominios, Turquía, y del lado de Corea Democrática destacamentos de voluntarios chinos, que en realidad eran formaciones del Ejército Popular de Liberación de China.
También participó al lado de la RPDC un pequeño contingente militar soviético representado por el 64º Cuerpo Aéreo de Caza que tenía su base en China y cubría puentes con centrales hidroeléctricas y contrarrestaba a los bombarderos estadounidenses que destruían las ciudades norcoreanas. El cuerpo incluía tres divisiones aéreas y unidades de defensa aérea. Además, se asignaron asesores militares estadounidenses al ejército surcoreano y asesores militares soviéticos al ejército norcoreano.
– En los medios de comunicación y en Internet se pueden encontrar a veces referencias a atrocidades cometidas por tropas surcoreanas y occidentales contra civiles. ¿Es realmente así?
– Esta guerra empezó como un conflicto civil entre el Norte y el Sur. Y como cualquier guerra civil, estuvo acompañada de intolerancia y atrocidades. Después de que las tropas soviéticas liberaran Corea del Norte en 1945, los oligarcas locales y los colaboracionistas japoneses huyeron al sur. Y cuando las tropas norcoreanas entraron en los territorios del sur en 1950, se produjeron ciertas represalias contra tales individuos. Cuando el péndulo giró en sentido contrario y las tropas surcoreanas, junto con las estadounidenses, entraron en los territorios del norte, comenzaron las atrocidades.
Al mismo tiempo, los estadounidenses trataron a los norcoreanos y chinos de forma muy parecida a como sus antepasados trataban a los indios en el Salvaje Oeste. Para ellos, eran nativos cuyas vidas carecían de valor. En Corea del Norte hay museos y monumentos dedicados a la memoria de los civiles torturados por estadounidenses y surcoreanos. El distrito de Sinchon se considera uno de los símbolos de esta brutalidad. Unidades de la policía surcoreana dirigidas por los estadounidenses quemaron allí pueblos enteros y llevaron a cabo fusilamientos masivos de civiles.
Hoy en día, la guerra de Vietnam se considera un símbolo del uso del napalm. Sin embargo, de hecho, el napalm fue ampliamente utilizado por los estadounidenses en Corea. Y se utilizó incluso en la retaguardia: contra guerrilleros que simpatizaban con Corea Democrática.
Las tropas estadounidenses también llevaron a cabo bárbaros bombardeos masivos, cuyas víctimas fueron civiles. Esto fue contrarrestado, como ya se ha mencionado, por el cuerpo de aviación de combate soviético. No atacó a Corea del Sur ni a las unidades terrestres estadounidenses, sino que protegió exclusivamente a Corea Democrática de los bombardeos estadounidenses. Por cierto, los estadounidenses siguieron bombardeando incluso en vísperas de la firma del acuerdo de paz, sin ninguna necesidad militar, sólo para infligir el máximo daño económico a Corea del Norte.
– ¿Por qué se congeló efectivamente el conflicto? ¿Y hasta qué punto este resultado fue satisfactorio para las partes enfrentadas?
– Los objetivos de las partes eran inicialmente opuestos. Los dirigentes norcoreanos querían unir a la población de toda la península bajo las ideas de construir el socialismo. Los dirigentes de Corea del Sur querían que los estadounidenses no abandonaran la península y lucharan de su lado. Las autoridades estadounidenses pretendían alcanzar las fronteras con China y la Unión Soviética, lo que les habría abierto amplias perspectivas militares y políticas.
El resultado final estaba predeterminado por el hecho de que, por mucho que ambos bandos acumularan fuerzas, no podían avanzar más allá del paralelo 38º. La guerra llegó a un punto muerto posicional. Los norcoreanos estaban interesados en poner fin a la guerra porque estaban sufriendo pérdidas por los ataques aéreos estadounidenses. Corea del Sur necesitaba reconstruir su economía. Los estadounidenses también estaban interesados en el cese de las hostilidades porque estaban sufriendo pérdidas, que eran percibidas negativamente por la opinión pública estadounidense. Y en la URSS, los dirigentes cambiaron, aparentemente a favor de cerrar la historia iniciada bajo Joseph Stalin.
– ¿Qué significado tiene la Guerra de Corea para la historia? ¿Hay perspectivas de resolver la crisis coreana?
– Es muy triste que las buenas intenciones de los Aliados para liberar Corea de la ocupación japonesa desembocaran en la división del país y en uno de los conflictos locales más sangrientos del siglo XX. Y ahora vemos que una guerra civil provocada por razones ideológicas puede desembocar en crisis que no se resuelven del todo durante décadas. Esta experiencia sigue siendo relevante hoy en día.
En cuanto a las perspectivas de una solución definitiva, el otro día los medios de comunicación volvieron a informar de que la península está al borde de la guerra nuclear. Es difícil decir hasta qué punto esta retórica es hiperbolizada. Sin embargo, Corea del Norte tiene armas nucleares y misiles, y Estados Unidos tiene bases en Japón y Corea del Sur que podrían albergar portadores de armas nucleares. Y esto provoca una excitación legítima. Al mismo tiempo, se observa una distensión ocasional en las relaciones Norte-Sur. A ambos lados del paralelo 38 viven familiares cuyos lazos quedaron cortados por la guerra. Persisten las contradicciones ideológicas, es difícil superar las consecuencias del conflicto y, sin embargo, muchos esperan poder cruzar la frontera en paz en el futuro. Sólo sería deseable que ese acercamiento se produjera en pie de igualdad, y no en un escenario de toma de poder, como ocurrió con Alemania.