Secretario General de OEA
El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, expresó que sobre Paulo Abrao penden una serie de acusaciones como conflicto de interés, tratos diferenciales, retrocesos graves en la transparencia de los procesos, retaliaciones y violaciones al código de ética e impunidad para denuncias de acoso sexual.
“Más allá de la presunción de inocencia es desconocer la gravedad que tienen estos hechos y que la CIDH tuvo más de un año para materializar esa presunta inocencia trasladando lo informado por la Ombudsperson a las instancias de la OEA correspondientes”, asegura Almagro, quien agrega que sobre Abrau pesan 61 denuncias.
En un comunicado, Almagro asegura que no intervendrá en la elección del Secretario Ejecutivo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero solicitó que se elija a alguien que tenga “idoneidad personal, moral y profesional para el desempeño de sus funciones”.
El pasado martes, la CIDH publicó un comunicado en el que acusó a Almagro de abstenerse a renovar al secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrau, y calificó como un “grave embate contra su autonomía e independencia” por abstenerse de ratificar al brasileño, que se desempeña en ese cargo desde 2016.
Según Almagro, hay numerosas denuncias contra Abrao que deben ser investigadas.
“Reafirmo que no tengo ningún interés ni deseo de participar en la selección del próximo Secretario Ejecutivo, ni participar en las discusiones que lleven a su elección, ni de escogerlo por mi parte”, indica parte del comunicado.
“Reitero, asimismo, que de ninguna manera incorporaré o reincorporaré a ninguna persona sobre la cual penden 61 denuncias”, agregó Almagro en la misiva.
Almagro dijo que es grave la situación y acusó a la organización que defienden los derechos humanos y civiles de encubrir al secretario general.
“En este tiempo he visto sin ambigüedades a un sistema corporativizarse y defender lo indefendible. A aquellos que dicen defender derechos humanos como OACNUDH, HRW, Amnesty, CEJIL, etc. desconocen derechos laborales básicos de trabajadoras y trabajadores para garantizarles la posibilidad de trabajar libres de acoso”, agrega.
Finalmente, en su comunicado Almagro insistió en que no intervendrá en la elección de dicho cargo.
“Como Secretario General no voy a imponer nunca un Secretario Ejecutivo a la CIDH, reconozco a la CIDH su derecho de seleccionar a la persona que considere más apta ética y profesionalmente para el desempeño del cargo, proceso del que no voy a participar ni quiero participar”.
Declaración del Secretario General respeto a la autonomía de la CIDH
Respecto a cierta campaña de desinformación por la cual se pretende hacer creer que la autonomía de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) está de alguna manera en riesgo, reafirmo que no tengo ningún interés ni deseo de participar en la selección del próximo Secretario Ejecutivo, ni participar en las discusiones que lleven a su elección, ni de escogerlo por mi parte. Reafirmo, asimismo, que ese proceso corresponde y corresponderá a la CIDH.
Por otra parte, espero la máxima responsabilidad de la CIDH respecto a ese proceso y que la persona designada para ser incorporada como Secretario Ejecutivo tenga idoneidad personal, moral y profesional para el desempeño de sus funciones.
Reitero, asimismo, que de ninguna manera incorporaré o reincorporaré a ninguna persona sobre la cual penden 61 denuncias. Más allá de la presunción de inocencia es desconocer la gravedad que tienen estos hechos y que la CIDH tuvo más de un año para materializar esa presunta inocencia trasladando lo informado por la Ombudsperson a las instancias de la OEA correspondientes. Por el contrario, los Comisionados luego de ser informados al respecto, incluso por mi persona, en lugar de buscar el más pronto esclarecimiento de los hechos denunciados (a saber: conflicto de interés, tratos diferenciales, retrocesos graves en la transparencia de los procesos, retaliaciones y violaciones al código de ética, impunidad para denuncias de acoso sexual, por mencionar algunas) procedieron en forma prácticamente inmediata a expresar su voluntad de renovar por un nuevo período al entonces Secretario Ejecutivo. Cabe decir que el proceso llevado adelante por la ombudsperson fue largo y transparente dado que mantuvo permanentemente informada a la CIDH al respecto.
Por otra parte, nos llama la atención que consideraran que la persona más apta para el cargo es alguien con 61 denuncias pendientes de resolver lo que hace ver una situación funcional muy grave.
Estos días me han hecho pensar mucho en la situación de las víctimas de acoso laboral, en el mundo entero, no solo en la Organización y para este caso. La situación que viven, cómo el sistema los invisibiliza, los enmudece, los aplasta. Cómo de pronto son lo menos importante de todo. Como el acusado mueve el sistema, como el sistema lo arropa sin importar nada y aún menos los derechos de las eventuales víctimas.
En este tiempo he visto sin ambigüedades a un sistema corporativizarse y defender lo indefendible.
A aquellos que dicen defender derechos humanos como OACNUDH, HRW, Amnesty, CEJIL, etc… desconocen derechos laborales básicos de trabajadoras y trabajadores para garantizarles la posibilidad de trabajar libres de acoso. Respuestas corporativas y negacionistas no es la mejor manera de dar justicia ni de garantizar los derechos humanos.
Es de extrema gravedad desconocer estos derechos, desconocer las denuncias, tratar de imponer al denunciado por un nuevo período desconociendo la gravedad de la situación y de las denuncias, así como de la situación física, psicológica y espiritual de las funcionarias y los funcionarios. Eso ya no es complicidad pasiva, eso es encubrimiento activo. Todo ello en nombre de algo que nunca ha estado ni estará en juego: la autonomía e independencia de la CIDH.
Como Secretario General no voy a imponer nunca un Secretario Ejecutivo a la CIDH, reconozco a la CIDH su derecho de seleccionar a la persona que considere más apta ética y profesionalmente para el desempeño del cargo, proceso del que no voy a participar ni quiero participar.
Por otra parte, también velaremos para evitar que la autonomía e independencia de la CIDH se vea afectada por la intromisión de ningún Estado en éste y otros procesos internos.