En toda negociación o diálogo se requiere tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo, a propósito que ahora florecen los analistas advirtiendo que la opositora Alianza Cívica se equivocó en su estrategia en el diálogo y se ha quedado solo en las demandas y que ellos lo advirtieron, cuando al contrario pronosticaban que la caída del gobierno sandinista era cuestión de días y celebraban… Comenzaron con la propuesta de una “rendición incondicional”, junta de gobierno, renuncia de todo el gobierno, adelanto de elecciones y desaparición del sandinismo… En junio pasado, antes del primer mes del diálogo, algunos diplomáticos lo advirtieron, que en la alianza existía un desbordado optimismo de que tenían doblegado al FSLN por las marchas y los tranques, y comenzaron a elaborarse listas de cargos en el Estado y posibles candidatos presidenciales, como si esa era su agenda prioritaria, sin considerar que en toda negociación se escucha a la contraparte y se cede, pero prevaleció la confrontación verbal… Eso impidió siempre el clima de confianza necesario en la mesa del diálogo y nunca hubo deshielo en la comunicación. Se trató de imponer, no negociar, con posiciones inflexibles… Un problema recurrente es que no se escucha a la contraparte, sino que se le envían mensajes a través de los medios de comunicación con declaraciones, exigencias y conminaciones, lo que minó la posibilidad de cualquier acuerdo y ha matado el diálogo… Hoy por hoy, luego que el poder ejecutivo acusara a la Iglesia Católica de coludirse con los que intentaron un golpe de estado, reanudar un conclave con mediadores cuestionados por una parte luce totalmente improbable, pese a la presión internacional que ha buscado la oposición… Dialogar siempre será posible, pero requerirá ver realidades, contexto y correlación de fuerzas; revisar el papel de los mediadores y su imparcialidad o sustituirlos por otros; incluso los dialogantes, si ya fracasaron en los diálogos económicos y políticos no pueden ser más interlocutores y hay que cambiarlos, como ocurre en las negociaciones sindicales para ser efectivas, y redefinir agendas, darle verdadera sustancia a los objetivos y que sean realistas… Mientras las posiciones extremas sean las mismas, con mediadores e interlocutores descalificados por un parte, el diálogo seguirá en punto muerto…
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