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Para Rusia, la batalla por el Mar Negro es vencer o morir

Nueva Delhi. Por M. K. Bhadrakumar (*), Indian Punch Line

Para Rusia, la batalla por el Mar Negro es vencer o morir Nueva Delhi. Por M. K. Bhadrakumar (*), Indian Punch Line

La Cumbre de la OTAN en Vilna (11 y 12 de julio) señaló que no hay absolutamente ninguna posibilidad de conversaciones para resolver la guerra de Ucrania en un futuro previsible. La guerra no hará más que intensificarse, ya que EEUU y sus aliados siguen esperando infligir una derrota militar a Rusia, aunque eso está claramente fuera de su alcance.

El 14 de julio, el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, declaró que la contraofensiva ucraniana está “lejos de ser un fracaso”, pero que la lucha será “larga” y “sangrienta”. Milley tiene fama de decir lo que la Casa Blanca quiere oír, sin importarle su criterio profesional.

De hecho, el 19 de julio la administración Biden anunció una ayuda de seguridad adicional de unos 1,300 millones de dólares para Ucrania. El Pentágono dijo en un comunicado que el anuncio “representa el comienzo de un proceso de contratación para proporcionar capacidades prioritarias adicionales a Ucrania”. Es decir, EEUU utilizará fondos de su programa de Iniciativa de Ayuda a la Seguridad de Ucrania, que permite a la administración comprar armas a la industria en lugar de recurrir a los arsenales de EEUU.

Según el Pentágono, el último paquete incluye cuatro sistemas nacionales avanzados de misiles tierra-aire (NASAMS) y municiones; cartuchos de artillería de 152 mm; equipos de limpieza de minas; y aviones no tripulados.

OTAN quiere asumir control del Mar Negro

Mientras tanto, en un acontecimiento ominoso, tan pronto como Rusia dejó expirar el acuerdo sobre cereales negociado por la ONU el 17 de julio, el Presidente ucraniano Vladimir Zelensky reveló que había enviado cartas oficiales al Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, y al Presidente turco Tayyip Erdogan sugiriendo continuar el acuerdo sobre cereales sin la participación de Rusia.

Al día siguiente, Kiev envió una carta oficial a la Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas en la que proponía un nuevo corredor marítimo a través de las aguas territoriales y la zona económica marítima exclusiva de Rumanía en la parte noroccidental del Mar Negro.

Evidentemente, Kiev actuó de común acuerdo con Rumanía (país miembro de la OTAN donde está desplegada la 101 División Aerotransportada del ejército de EEUU). Es de suponer que EEUU y la OTAN están al tanto mientras se tramita la aprobación de la ONU.  Ni que decir tiene que la OTAN lleva ya algún tiempo trabajando en una nueva ruta marítima en el Mar Negro.

Se trata de un hecho grave, ya que parece un precursor de la implicación de la OTAN de alguna manera para desafiar el dominio de Rusia en el Mar Negro. De hecho, el comunicado de la Cumbre de Vilnius de la OTAN (11 de julio) había previsto que la alianza se estaría preparando para una presencia mucho mayor en la región del Mar Negro, que ha sido históricamente un coto ruso, donde tiene importantes bases militares.

El párrafo correspondiente del Comunicado de la OTAN decía: “La región del Mar Negro tiene una importancia estratégica para la Alianza. La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania lo pone aún más de relieve. Subrayamos nuestro continuo apoyo a los esfuerzos regionales aliados destinados a mantener la seguridad, la estabilidad y la libertad de navegación en la región del Mar Negro, incluyendo, según proceda, la Convención de Montreux de 1936. Seguiremos supervisando y evaluando los acontecimientos en la región y mejoraremos nuestro conocimiento de la situación, prestando especial atención a las amenazas a nuestra seguridad y a las oportunidades potenciales de una cooperación más estrecha con nuestros socios en la región, según proceda”.

Hay que señalar cuatro cosas:

Uno, se ha señalado el conflicto de Ucrania como contexto; la atención se centra en Crimea;

Dos, la “libertad de navegación” significa una presencia naval asertiva de EEUU; la referencia a la Convención de Montreux de 1936 insinúa el papel de Turquía, tanto como país miembro de la OTAN como custodio de los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo;

Tres, la OTAN manifiesta su intención de mejorar su “conocimiento de la situación”, que como término militar implica 4 etapas: observación, orientación, decisión y acción. El conocimiento de la situación tiene dos elementos principales, a saber, el propio conocimiento de la situación y, en segundo lugar, el conocimiento de lo que otros están haciendo y podrían hacer si la situación cambiara de determinada manera. En pocas palabras, la vigilancia de la OTAN sobre las actividades rusas en el Mar Negro se intensificará; y,

Cuatro, la OTAN busca una cooperación más estrecha con “nuestros socios en la región” (léase Ucrania).

Odesa es la ciudad clave

Sin duda, una nueva ruta marítima en las regiones noroccidentales y occidentales del Mar Negro a lo largo de Rumanía, Bulgaria y Turquía (todos ellos países miembros de la OTAN) cortará el paso a la guarnición rusa en Transnistria (territorio que se declaró independiente en 1992, ubicado al oriente de Moldavia y aumentaría la capacidad de Kiev para atacar Crimea. La participación de la OTAN complicaría también cualquier futura operación rusa para liberar Odesa, que es históricamente una ciudad rusa.

Aparte de su enorme legado cultural e histórico, Odesa es una cabeza de puente para los productos industriales de Rusia y Ucrania. El oleoducto de amoníaco Togliatti-Odesa (que los saboteadores ucranianos volaron recientemente) es uno de los mejores ejemplos. El oleoducto de 2,471 km, el más largo del mundo para amoníaco, conectaba el mayor productor mundial de amoníaco, TogliattiAzot, en la región rusa de Samara, con el puerto de Odesa.

En términos estratégicos, sin el control sobre Odesa, la OTAN no puede tener proyección de fuerza en la región del Mar Negro ni esperar resucitar a Ucrania como un puesto avanzado antirruso. Tampoco puede la OTAN avanzar hacia el Transcáucaso y el Caspio (frontera con Irán) y Asia Central sin dominar la región del Mar Negro.

Y por las mismas razones, Rusia tampoco puede permitirse ceder la región del Mar Negro a la OTAN. Odesa es un eslabón vital en cualquier puente terrestre a lo largo de la costa del Mar Negro que conecte el interior de Rusia con su guarnición en Transnistria. Y EEUU tiene en el punto de mira a Moldavia, que reclama como suyo el territorio de Transnistria, como posible miembro de la OTAN. De hecho, la seguridad de Crimea se verá en peligro si se establecen fuerzas hostiles en Odesa. (Por ejemplo, el ataque al puente de Kerch en octubre de 2022 se organizó desde Odesa).

Está claro que todo el proyecto de EEUU sobre la nueva ruta marítima pretende impedir que Rusia se haga con el control de Odesa. Tiene en cuenta la gran probabilidad de que, ante el fracaso de la ofensiva ucraniana, Rusia lance pronto su contraofensiva en dirección a Odesa.

Rusia lista a luchar por el Mar Negro

Desde la perspectiva rusa, esto se convierte en un momento existencial. La OTAN prácticamente ha rodeado a la Armada rusa en el Mar del Norte y el Mar Báltico (con la incorporación de Suecia y Finlandia como miembros). La libertad de navegación de la Flota del Báltico y el dominio en el Mar Negro, por lo tanto, se vuelven aún más cruciales para que Rusia pueda acceder libremente al mercado mundial durante todo el año.

Moscú ha reaccionado enérgicamente. El 19 de julio, el Ministerio de Defensa ruso notificó que “todos los buques que naveguen en aguas del Mar Negro con destino a puertos ucranianos serán considerados potenciales portadores de carga militar. En consecuencia, se considerará que los países de dichos buques participan en el conflicto ucraniano del lado del régimen de Kiev”.

Rusia ha notificado además que “las partes noroccidental y suroriental de las aguas internacionales del Mar Negro han sido declaradas temporalmente peligrosas para la navegación”. Los últimos informes sugieren que los buques de guerra de la Flota del Mar Negro están ensayando el procedimiento para abordar barcos extranjeros que naveguen hacia aguas ucranianas. En efecto, Rusia está imponiendo un bloqueo marítimo a Ucrania.

En una entrevista con Izvestia, el experto militar ruso Vasily Dandykin dijo que ahora esperaría que Rusia detuviera e inspeccionara todos los barcos que navegan hacia puertos ucranianos. “Esta práctica es normal: allí hay una zona de guerra, y en los dos últimos días ha sido escenario de ataques con misiles. Veremos cómo funciona esto en la práctica y si habrá alguien dispuesto a enviar barcos a esas aguas, porque esto es muy serio”.

La Casa Blanca ha acusado a Rusia de colocar minas para bloquear los puertos ucranianos. Por supuesto, Washington espera que la entrada de la OTAN como garante del corredor de cereales, en sustitución de Rusia, tenga resonancia en el Sur Global. La propaganda occidental caricaturiza a Rusia como creadora de escasez de alimentos a nivel mundial. Sin embargo, lo cierto es que Occidente no cumplió su parte del trato al permitir la exportación de trigo y fertilizantes rusos, como han reconocido la ONU y Turquía.

Lo que queda por ver es si, más allá de la encarnizada guerra de información, algún país de la OTAN se atrevería a desafiar el bloqueo marítimo ruso. Las posibilidades son escasas, a pesar del sobrecogedor despliegue de la 101 División Aerotransportada en la vecina Rumanía.

(*) M. K. Bhadrakumar, diplomático jubilado, es uno de los más prestigiosos analistas internacionales de Asia. Ocupó numerosos cargos relevantes en distintos gobiernos de India.

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