«Nunca olvidaremos a quienes con sangre en las manos y fuegos y furias diabólicas en las miradas, disponían y dictaminaban, juzgaban y sentenciaban, con manos eminentes, aderezados ultimátum, en ejercicios y espectáculos de circo romano, fieras incluidas, y poco de sentimiento o sentido nacional, nacionalista, honesto, caritativo, o razonable».
Esa es una de las frases de mayor contundencia que contiene una proclama difundida este lunes por la Vicepresidenta Rosario Murillo, en la cual además celebra que una vez que el modelo económico ha cambiado, porque “lo dinamitó la vida y las dependencias. Hoy, en esa lógica implacable del siempre y del más allá, hemos logrado lo impensable, lo milagroso, lo insólito, lo increíble: restaurar y avivar nuestra Nicaragua, más firme, valiente, y decidida a avanzar con el esfuerzo, honrado y vigoroso de un pueblo”
“No olvidamos, ni olvidaremos, a los artífices de un golpe de colores, apátridas, con coreografías importadas y escenografías, teatralidades, guiones y eslabones muy USAdos, nada originales, pero sí perversos, demoníacos. No olvidamos, ni olvidaremos, los rostros, los gestos, desfigurados por sus propios demonios, o los exorcismos, que no lograban ocultar satanismo y malignidad propias”.
“No olvidamos, ni olvidaremos, tanta maldad, porque no debemos olvidar, y porque el tiempo sólo confirma la voluntad de paz y bien de las mayorías, frente a las maquinaciones irracionales, demoníacas, infernales, de los macabros, hoy deslucidos y desinflados, por su propia irracionalidad”.
A continuación, el escrito íntegro de la Vicepresidenta Murillo:
Amor que todo lo puede, ¡amor que siempre vence!
¡Ay de aquel que nunca ha sabido
lo que es amor!
Rubén Darío
Esta semana abordamos nuestro trabajo creativo, nuestra visión de futuro en el presente, en esfuerzo constructivo constante, vigilante, y enfocado en ver, para superar, los desafíos, y alcanzar metas, para proponernos nuevas.
Nuestro objetivo es caminar, luchar, vencer; saber caminar, luchar, vencer, con alas intactas, reconociendo la responsabilidad de encontrar y abrir caminos, donde las puertas parezcan cerrarse, buscar, encontrar, abrir, y seguir caminando con más fortaleza. Seguir caminando con fe y esperanza.
Esta semana vamos a conmemorar el 86 aniversario del magnicidio que marcó nuestra historia, ¡y nos dejó el impulso del siempre más allá!, como mandato para hacer de nuestra vida un continuo movimiento, valiente, osado, audaz, que no sabe de claudicaciones, no conoce rendiciones, que no se deja, no se vende, no desmaya, jamás!
Seguimos promoviendo nuestro modelo de economía democrática, creativa, familiar, asociativa, de mayorías emprendedoras, trabajadoras, dignas, fuertes, que nos fajamos con la vida, y sabemos batirnos por lo mejor.
Nuestro modelo económico ha cambiado. Lo dinamitó la vida y las dependencias. Hoy, en esa lógica implacable del siempre y del más allá, hemos logrado lo impensable, lo milagroso, lo insólito, lo increíble: restaurar y avivar nuestra Nicaragua, más firme, valiente, y decidida a avanzar con el esfuerzo, honrado y vigoroso, de un pueblo en el cada día, y con el respaldo efectivo de un estado con experiencia y responsabilidad, que asume lo que le corresponde orientando, ajustando, y sobre todo conduciendo con pasos propios del conocimiento y de la visión justa, equitativa y correcta, la recuperación.
Nicaragua está hecha de vigor y de gloria.
Nicaragua está hecha
para la humanidad.
Quisieron devolvernos a la guerra. Nos hicieron la guerra; destruyeron, nos hicieron muchísimo daño, pero no pudieron, ni podrán deconstruir el alma nicaragüense que es de honor y gloria, de luchas y victorias.
Nicaragua quiere paz. Denuncia la guerra, y ha denunciado, y denuncia, como terroristas y criminales, a quienes hicieron la guerra y pretendieron reinstalar odio y muerte en nuestro país.
¡Aquí Nicaragua Libre!
¡Aquí Nicaragua Libre!
¡Y aquí no se rinde nadie!
¡No pudieron, ni podrán!
¿Para qué los odios funestos…?
Nadie puede olvidar quiénes atacaron, quemaron, violaron, asesinaron, trancaron, nadie puede olvidar las sacrílegas bendiciones, a tantos crímenes de lesa humanidad.
Nadie puede olvidar, quiénes despidieron a más de 160,000 trabajadores de sus empresas privadas; quiénes aprovecharon para cerrar negocios, fracasados desde antes, por malas prácticas y corrupción visible e invisible. Nadie puede olvidar los tropeles y tropelías que en nombre de una concepción acomodaticia y descompuesta de la “democracia”, una versión propia, saqueadora y egoísta, luego de haber incendiado, vilipendiado, calumniado y difamado, acusaban cínicamente, argumentando que el país se derrumbaba y todo estaba fallido, para volar con capitales a lo que ellos creían paraísos, vaciando de riqueza, mucha mal habida, las arcas nacionales.
Nunca olvidaremos a quienes con sangre en las manos y fuegos y furias diabólicas en las miradas, disponían y dictaminaban, juzgaban y sentenciaban, con manos eminentes, aderezados ultimátum, en ejercicios y espectáculos de circo romano, fieras incluidas, y poco de sentimiento o sentido nacional, nacionalista, honesto, caritativo, o razonable.
No olvidamos, ni olvidaremos, a los artífices de un golpe de colores, apátridas, con coreografías importadas y escenografías, teatralidades, guiones y eslabones muy USAdos, nada originales, pero sí perversos, demoníacos.
No olvidamos, ni olvidaremos, los rostros, los gestos, desfigurados por sus propios demonios, o los exorcismos, que no lograban ocultar satanismo y malignidad propias.
No olvidamos, ni olvidaremos, tanta maldad, porque no debemos olvidar, y porque el tiempo sólo confirma la voluntad de paz y bien de las mayorías, frente a las maquinaciones irracionales, demoníacas, infernales, de los macabros, hoy deslucidos y desinflados, por su propia irracionalidad.
Recordemos todos los días:
¿Quiénes quisieron destruir Nicaragua…?
¡Los heraldos de la muerte!
¡Los Señores de la guerra!
¡Los delincuentes!
¡Los terroristas!
¡Los criminales!
¡Los ladrones!
¡Los macabros!
¡Los demonios!
¡Que no pudieron, ni podrán!
Nicaragua, con Dios guiando los caminos, con nuestro modelo político, socioeconómico, revolucionario, evolucionario, cristiano y solidario, ¡continuará fortaleciendo patria, paz y porvenir!
¡Vencemos porque somos mayorías!
¡Porque somos patria, paz y porvenir!
¡Porque somos hijos de Nicaragua, y le amamos!
¡Porque vamos adelante, siempre más allá!
II
Mientras tenéis, oh negros corazones,
conciliábulos de odio y de miseria,
el órgano de Amor riega sus sones.
Cantan: oíd: “La vida es dulce y seria”.
Rubén Darío
Continuamos, por lo tanto, desatando y desarrollando los talentos, la inteligencia, las capacidades de las mayorías, en un modelo profundamente cristiano, profundamente democrático, de protagonismo directo de las personas, familias y comunidades, en la política, en lo social y en la economía que entre todos, y por el bien de todos, hacemos victoriosa.
Encontramos en cada circunstancia la bendición, la oportunidad bendita, de trabajar para hacer realidad nuestros sueños y esperanzas, en una patria fraternal, libre de odio, libre de ignorancia, libre de violencia, y sobre todo libre de animadversión y de aborrecimiento, generados por el mal corazón, que no anida ni puede anidar, en nuestra Nicaragua.
Continuamos trabajando nuestro modelo esencialmente cristiano y democrático, desde las personas, familias y comunidades que, valerosos y valiosos, caminamos, sin detenernos, en la propuesta de una Nicaragua que deja atrás la pobreza, e instalando, con todas nuestras fortalezas de laboriosidad, seguridad, paz, patria, porvenir, el desarrollo de un pueblo que camina creyendo, predicando, rezando, inspirados y acompañados por Cristo Jesús, en la creación y la recreación cotidianas de la alegría redentora, y de la vida digna, con justicia y bienestar.
Ningún aspecto de nuestro modelo democrático y cristiano de mayorías protagonistas, puede ser descuidado.
III
En el campo social nos reunimos continuamente para profundizar el conocimiento y alcance de nuestras leyes, programas, propuestas y la restitución indetenible de todos nuestros derechos, fortaleciendo así un modelo único y original, de sociedad fraternal y solidaria, de trabajo, paz y bien.
En la economía creativa, social, familiar, y comunitaria que es cualidad inherente a nuestra cultura de justicia y paz, avanzamos con la participación de más y más nicaragüenses en todas las formas de trabajo productivo, incorporando técnicas y tecnologías para ser cada vez más eficientes y generar cada vez mejores resultados, para las familias, las comunidades y la patria de todos.
Las cooperativas, las fincas, los negocios personales y familiares, el comercio, el turismo, los emprendimientos en el campo, en las zonas urbanas, entre mujeres, jóvenes, adultos mayores, avanzamos llenos de buena voluntad y aplicando nuestra creatividad, imaginación, fuerza de voluntad y compromiso de desarrollo, en hermandad y justicia.
Todas las instituciones del gobierno y del estado, respaldamos, apoyamos y aprendemos juntos, porque estamos, forjando el porvenir.
IV
./.
Dame la fortaleza
de sentirme en el lodo humano
con alas y fuerzas
para resistir los embates
de las tempestades perversas,
y de arriba las cóleras
y de abajo las roedoras miserias.
Rubén Darío
En los espacios políticos privilegiamos, cuidamos, la participación protagonista de todos, con responsabilidades y deberes plenos, con equidad de género, con energía de juventud, con ánimo y valentía, con visión de presente y de futuro amoroso y armonioso, que elige vivir en paz, seguros, tranquilos, en fe, en valores de familia y comunidad, en elevada disposición de servicio, entre todos y por el bien de todos.
Nuestro modelo político, con responsabilidades y derechos ciudadanos, que reconocemos, aplicamos y priorizamos en la vida cotidiana, se fortalece cada día en caminos que incorporan plenamente todos nuestros ideales y valores. Porque somos un pueblo que vive en familia, que quiere continuar viviendo en familia, con respeto y reconocimiento. Nos corresponde continuar desarrollando la reconciliación y el encuentro, como bandera de derechos, y lucha permanente, para que la política sea un campo donde propiciemos todos juntos el amor a Nicaragua, a nuestra Nicaragua toda dulce, cristiana y solidaria. Revolucionaria. Evolucionaria.
V
El Corazón del Cielo late
por las Victorias
de este vivir, que es un Combate
y es una Gloria.
Rubén Darío
Nuestros caminos, nuestros pasos están claros. Son transparentes. Nos proponemos seguir luchando por el reino de dios en la tierra. Todos sabemos quiénes sembraron la cizaña, pretendiendo devolvernos a la crueldad de la guerra, que nadie quiere en Nicaragua. Todos sabemos cómo se vistieron, qué máscaras usaron, qué disfraces dispusieron, qué escenografías, qué teatralidad, qué coreografías y discursos, cómo profanaron símbolos y banderas que son de patria, y no de perversidad.
Todos sabemos quiénes pretendieron destruir Nicaragua. Todos sabemos quiénes son los culpables del atraso que hemos tenido en nuestros planes de desarrollo justo, cristiano y solidario. Todos sabemos de dónde llegaron las instructivas, las cartillas, los catecismos sin cristo. Todos sabemos de dónde llegaron, quiénes les bendijeron, y quiénes manipularon pecados capitales, egoísmos, ambiciones desalmadas, y carencia de espíritu, de sacralidad o de creencias humanistas.
Todos sabemos que hemos venido oponiendo la espiritualidad excelsa, que en todos los tiempos nos ha permitido vivir los signos, las señales y los mandatos de dios todopoderoso, animándonos a nunca claudicar, a no dejarnos imponer o atropellar, y mucho menos en el nombre de Jesús. No puede haber voces o poses victoriosas, entre quienes sólo representan los peores abismos del infierno, propio y colectivo.
Todos sabemos que ni pudieron, ni podrán, porque Dios no dispuso el odio, la perversidad, los crímenes, la muerte, las violaciones, la cultura mafiosa de avasallamiento, violencia, delincuencia, o criminalidad, para Nicaragua.
Todos queremos dignidad, respeto, trabajo, seguridad, paz y bien. Y así será, porque hemos logrado, bendecidos, prosperados y en victorias, erradicar el mal, exorcizar con el bien, y trabajar con amor y esperanza, en Cristo que nos fortalece y con quien todo podemos.
VI
Jesús, incomparable perdonador de injurias,
óyeme; Sembrador de trigo, dame el tierno
pan de tus hostias; dame, contra el sañudo infierno,
una gracia lustral ./.
Rubén Darío
¡No volverá el pasado! ¡Aquí vamos! ¡Caminando juntos! Paso a paso, en pleno avivamiento espiritual, con dios que nos ilumina y guía, para que el porvenir, el horizonte, cada vez más ancho, real y pleno, de voluntades, en bondad, generosidad, fraternidad y encuentro, nos llegue como lo hemos soñado, desde Rubén, desde nuestros ancestros originarios, desde el ejército defensor de la soberanía nacional, desde Sandino, General de Hombres y Mujeres Libres, desde muchos caminos, y nos lleve, hacia una gran meta, luchar contra la pobreza… Vencer la pobreza… Vivir como cristianos, como familia, con justicia, bienestar, dignidad y solidaridad.
VII
1. Difundimos todo lo que hacemos. Cada acera, cuadra, calle, carretera, camino, casa, escuela, casa materna, centro de salud, equipo médico, brigada médica, escuela, curso, taller, tecnologías, reservas ambientales, bosques cuidados, verano, turismo, en nuestra Nicaragua toda dulce, todo, todo lo que hacemos, debe difundirse ampliamente, porque constituyen rayos de esperanza, alegrando el corazón de todos.
2. Las embajadas y misiones de Nicaragua deben contribuir grandemente a promover y fomentar esa esperanza buena, que alienta, anima y potencia la productividad desde el talento, la inteligencia, la capacidad y la mejor voluntad, de los nicaragüenses.
Brigadas médicas, científicas, culturales, humanistas, turísticas, técnicas, todo es bienvenido, y todo debe propiciarse para llenar nuestra Nicaragua, bendita y siempre libre, de más paz y amor.
3. Nuestros medios, redes, tendidos políticos, sociales, económicos, se fortalecerán cada día con todo lo que hacemos, con todo lo que decimos, basados en la verdad, la vida y la luz, que constituyen la espiritualidad profunda de los nicaragüenses.
4. Nuestros organismos de seguridad soberana y ciudadana, las instituciones que velan por la tranquilidad, la convivencia armoniosa y el bien común en nuestra Nicaragua, seguimos fortaleciendo todos nuestros caminos, que nuestro pueblo recorre a la par, porque todos queremos más seguridad, más tranquilidad y más cuido amoroso de nuestro patrimonio privilegiado: un pueblo que trabaja, que sabe amar, que cree en dios, en Cristo Jesús, en maría su madre, y que quiere paz, paz, paz.
5. Todas las instituciones del Estado y del Gobierno trabajamos sin vacilación, sin cansancio, sin perder la sonrisa, para que la vitalidad que es alegría y satisfacción de nuestro pueblo, se desarrolle y consolide en todos los aspectos de nuestra vida en sociedad.
Así vamos al 2021, ¡bendecidos, prosperando y en victorias de la fe, la esperanza, la confianza en Dios, que es amor!
El corazón del cielo late
por las victorias
de este vivir, que es un combate
y es una gloria.
Rubén Darío
Abrazos,
Siempre al Frente,
Rosario Murillo
Nicaragua: ¡Patria Paz y Porvenir!
2020: ¡Cantos de Vida y Esperanza!
¡Siempre más allá!