Moscú. Por Dimitri Medvedev (*), X/Twitter
Los países occidentales que supuestamente han “aprobado el uso” de sus armas de largo alcance en territorio ruso (independientemente de si hablamos de partes antiguas o nuevas de nuestro país) deberían entender claramente lo siguiente:
1. Todo su equipo militar y los especialistas que luchan contra nosotros serán destruidos tanto en el territorio de la ex Ucrania, como en el territorio de otros países, si desde allí se lanzan ataques contra el territorio de Rusia.
2. Rusia asume que todos los recursos de largo alcance utilizados por Ucrania ya están directamente controlados por personal militar de la OTAN. Esto no es “asistencia militar”, sino participación en la guerra contra nosotros. Y sus acciones bien pueden convertirse en casus belli (causa de guerra).
3. La OTAN tendrá que decidir cómo calificar las consecuencias de posibles ataques de represalia contra equipos/objetos/personal militar de países individuales del bloque en el contexto de los artículos 4 y 5 del Tratado de Washington.
Con toda probabilidad, los dirigentes de la OTAN quieren fingir que estamos hablando de decisiones soberanas de países individuales de la Alianza del Atlántico Norte de apoyar al régimen de Kiev, y que no hay razón para aplicar la norma del Tratado de 1949 sobre Autodefensa Colectiva.
Se trata de conceptos erróneos, peligrosos y perjudiciales. Esa “ayuda individual” de los países de la OTAN contra Rusia, ya sea mediante la intervención de sus misiles de crucero de largo alcance o el envío de un contingente de tropas a Ucrania, supone una grave escalada del conflicto.
La antigua Ucrania y sus aliados de la OTAN recibirán una respuesta de tal fuerza destructiva que la propia Alianza sencillamente no podrá resistirse a involucrarse en el conflicto.
Y por mucho que los pedorros jubilados de la OTAN parloteen que Rusia nunca usará armas nucleares no estratégicas contra Ucrania y menos aún contra ciertos países de la OTAN, la vida da mucho más miedo que sus frívolas elucubraciones.
Hace unos años decían que Rusia no iría a un conflicto militar abierto con el régimen de Banderita para no pelearse con Occidente. Calcularon mal. Hay una guerra.
Puede que también calculen mal con el uso de armas nucleares. Aunque será un error fatal.
Después de todo, como señaló acertadamente el Presidente de Rusia, los países europeos tienen una densidad de población muy alta. Y para aquellos países enemigos cuyas tierras están más allá de la zona de cobertura de las armas nucleares, existe, por fin, un potencial estratégico.
Y esto, por desgracia, no es ni intimidación ni fanfarronadas nucleares. El actual conflicto militar con Occidente se desarrolla según el peor escenario posible. Hay una escalada constante del poder de las armas aplicables de la OTAN.
Por lo tanto, nadie puede descartar que el conflicto pase hoy a su fase final.
(*) Dimitri Medvedev, ex Presidente de Rusia, ex Primer Ministro de Rusia, actual Vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.