97.3 FM

Los destellos de Sandino y Martí guían los pasos de Rigoberto

La Habana. Por Carlos Fonseca (*), revista Casa de las Américas, La Habana, 1972.

Los destellos de Sandino y Martí guían los pasos de Rigoberto La Habana. Por Carlos Fonseca (*), revista Casa de las Américas, La Habana, 1972.

1

¿Quién es Rigoberto López Pérez? Es un nicaragüense. ¿Quién es el nicaragüense Rigoberto López Pérez? Es el héroe y poeta de veintiséis años que dio su vida para ajusticiar en 1956, al sicario que a sueldo de la embajada norteamericana, crucificó a Augusto César Sandino. Puede considerarse a Rigoberto López Pérez como un desconocido. Sin embargo, existen opiniones acerca de él de insignes personalidades políticas: por ejemplo, el señor presidente Dwight Eisenhower, lo llamó “asesino” de un “amigo” de Estados Unidos.

2

El acto justiciero de Rigoberto no es el resultado de una decisión instantánea en el momento supremo. Se trata de una decisión meditada, vital. En 1955, el tirano hizo un viaje por varios países. Hay referencias de que desde entonces ya Rigoberto tenía resuelto el ajusticiamiento. El 14 de septiembre de 1956, cumplía un siglo la victoriosa batalla que dignos labriegos nicaragüenses, combatiendo incluso con piedras, obtuvieron sobre los filibusteros norteamericanos encabezados por el esclavista William Walker. El tirano tuvo el cinismo de preparar un acto oficial de conmemoración, al que asistió. Rigoberto se acercó al lugar para realizar su decisión, pero la situación operativa no fue propicia.

3

Rigoberto López Pérez ajusticia al tirano frente a la misma banda de facinerosos que lo custodian. Rigoberto, como lo tenía decidido, desafía a la muerte, y cae. Calificar una acción de tal calibre, es asunto que ha movido la atención de pensadores en siglos pasados. “Rarísimos” es el término que acuña para este tipo de atentado el florentino del siglo XVI autor de “El Príncipe”.

4

Quizá la carta –verdadero testamento– que días antes de su acción dirigió a su madre, permita conocer a Rigoberto López Pérez.

5

Veamos el marco político en que se encuadra la acción realizada por el héroe nicaragüense la noche del 21 de septiembre de 1956. Por aquel tiempo todavía se prolonga sobre la tierra nicaragüense la tiniebla, que durante más de dos décadas cayó a raíz de la conclusión de la resistencia guerrillera y el atroz asesinato de Augusto César Sandino.

Aunque bajo esa tiniebla siempre hubo solitarios rebeldes de la estirpe de Rigoberto, que soñaban con una patria libre, lo cierto es que la lucha popular, con la participación de las mismas masas explotadas y oprimidas, llegó a sufrir una absoluta atrofia.

Entiéndase que no es una inclinación al epíteto declarar que hace falta apelar al sustantivo catástrofe para denominar el drama nicaragüense al perpetrarse aquel crimen. Catástrofe es el término que define la situación en que es sumida Nicaragua, que en el siglo XX es el país que ha sufrido mayor número de víctimas en la América Latina, a raíz de las intervenciones armadas norteamericanas.

6

Distintas circunstancias se confabulan para que las ideas marxistas se difundan muy tarde en Nicaragua. El país nunca recibió la inmigración de obreros europeos portadores de las ideas revolucionarias modernas; la clase obrera tomó cuerpo muy lentamente, a causa de la atrasadísima economía ganadera y cafetalera (en 1956 es muy reciente la introducción del único cultivo moderno, el algodón, mientras la caña de azúcar y su procesamiento no ocupan un lugar preponderante en la economía local); la importantísima concentración de trabajadores mineros, gime olvidada en las lejanías de la selva atlántica; a todo esto, agréguese que la discriminación cultural no podía llegar a mayor extremo. Todas las puertas, pues, estuvieron cerradas para la penetración de la teoría revolucionaria científica.

Las ideas marxistas comienzan por fin a penetrar solamente a consecuencia de la victoria de la revolución cubana, que asesta una derrota definitiva al imperialismo yanqui y procede a construir la sociedad socialista, hazañas alcanzadas por primera vez en el ámbito latinoamericano.

Las dos rebasadas décadas nicaragüenses que sucedieron al 21 de febrero de 1934 ideológicamente estén caracterizadas por títulos como “Carta de relación de un conquistador del siglo XX a la majestad primera del imperio, doña Isabel la Católica, reina perenne en el recuerdo”, que mereció de los jueces culturales del gobierno de España el premio Francisco Franco.

7

Cercado por las tinieblas, ¿qué destellos guían los pasos de Rigoberto? Después de muchos años de estar en el silencio, el tema de Sandino es tratado por primera vez por Alemán Bolaños, un nicaragüense exiliado que logra elaborar un libro cuyo mérito es la recopilación de algunos documentos del guerrillero. Aunque al respecto no poseemos por ahora datos concretos, es fácil presumir la avidez con que Rigoberto leyó el libro, para oír la voz de Sandino.

¿Otro destello? “La sangre de los buenos no se derrama en vano”, mandato marciano que alzó la generación cubana del Centenario de José Martí (es conocidísima la opinión sobre su papel como autor intelectual del asalto al cuartel Moncada) así como otras referencias a Martí, son difundidas en Centroamérica entre 1953 y 1956 a través de la revista cubana Bohemia, independientemente de los fines mercantiles y demagógicos del magnate propietario de dicha revista, e independientemente, incluso, de la tergiversación a que se sometía el pensamiento del gran precursor de la teoría interpretativa de los problemas del colonizado.

En la caverna centroamericana de esos años, sin ninguna literatura revolucionaria local, las líneas martianas, perdidas en medio de legajos con temas frívolos, son leídas en la revista cubana por las personas de espíritu inquieto, no pudiendo ser Rigoberto la excepción. Las circunstancias en que se redactan estas notas, impiden agotar las indagaciones del caso.

¿Cómo no asociar al héroe nicaragüense con los expedicionarios del Granma? Mientras Rigoberto lanza su rayo fulminante el 21 de septiembre de 1956, aquellos combatientes encabezados por Fidel Castro y Ernesto Guevara están afanados en la preparación de lo que fue legendaria expedición.

8

Rigoberto es el representante de la huérfana generación nicaragüense que creció inmediatamente después del asesinato de Sandino.

Es la crítica situación de la lucha la que lo empuja a su acción. Dice en su testamento: “y en vista de que todos los esfuerzos han sido inútiles”. Y más adelante: “he decidido”.

9

Tomando en cuenta las circunstancias generales del momento, puede justificarse, y no solo explicarse, el método de acción adoptado por Rigoberto. En el país no existe ni organización, ni dirección, ni conciencia revolucionarias. Insistamos en decir que está intacta la consecuencia de la catástrofe desatada por más de un siglo de intervenciones armadas norteamericanas. En 1956, la lucidez que da la vergüenza permite a Rigoberto prestarle atención al hecho más notorio: ha sobrevivido por mes de veinte años, asesinando, saqueando, traficando la soberanía, Anastasio Somoza. Decimos que Rigoberto es un digno descendiente’ de Sandino, y de inmediato se pensara que estamos recurriendo a gastadas figuras expresivas. En realidad, lo que hacemos es repetir las mismas palabras con que la inventiva popular nicaragüense identificó en el primer momento al todavía desconocido ajusticiador del tirano. ‘Fue el hijo de Sandino”, es el susurro popular con que se lo identifica.

10

Si se define al guerrillero como el combatiente armado que se enfrenta, disponiendo de una abrumadora inferioridad material, en defensa de la justicia, Rigoberto es un guerrillero. Él, con su revólver 38, desafía un poder apoyado por miles de fusiles, ametralladoras, tanques, cañones, aviones y apoyado, en fin, por el más poderoso imperio capitalista.

A partir de la acción de Rigoberto, año tras año, se vienen repitiendo en Nicaragua acciones guerrilleras que pasan del centenar, larga marcha no adecuadamente conocida, tal vez por el confinamiento geográfico del istmo nicaragüense. En la tenaz marcha, entre los gloriosos caldos, mencionemos al poeta Leonel Rugama; en un poema suyo habla de Rigoberto:

Rigoberto López Pérez
jugó hasta las seis de la tarde
y cuando se fue
limpiando la cara con un pañuelo
y las muchachas le hablaron
para que continuara jugando
él dijo:
“tengo que ir a hacer un volado”.

Solo dos años después de 1956, empuñan de nuevo el fusil guerrillero supervivientes veteranos del ejército de Sandino, encabezados por el anciano Ramón Raudales, patriarca de blanca barba que cae abatido en su querida montaña segoviana. Y cinco años más tarde de la acción del 21 de septiembre, se integra la fuerza revolucionaria que procede a denominarse Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, que conquista con las armas la vanguardia del combate popular de Nicaragua.

(*) Extracto de un ensayo del fundador del FSLN, Carlos Fonseca, «Notas sobre la carta-testamento de Rigoberto López Pérez», publicado en una separata especial de la revista Casa de las Américas, La Habana, 1972.

43 Aniversario

Radio Segovia, La Poderosa del Norte.

× Contáctanos