La acción realizada por los tres Cachorros de Sandino un 5 de octubre de 1986 en la zona de Río San Juan, derribando con un lanzacohetes tierra-aire, el avión Hércules piloteado por Eugene Hasenfus, mercenario que abastecía con armas y víveres a la contrarrevolución, es parte de la historia del país y su permanente lucha contra la guerra de agresión financiada por el gobierno de EEUU.
Han pasado 37 años de este hecho histórico, ocurrido en el lugar conocido como “Río Fajardito” en el municipio de San Miguelito, cuyas imágenes mostradas a través de las distintas agencias de noticias le dieron la vuelta al mundo.
En ese entonces, Byron Montiel tenía apenas 17 años, Fernando Canales 18 años y Raúl Acevedo 20 años. Son jóvenes que escribieron para siempre libertad, paz y dignidad, en la conciencia de los nicaragüenses y fueron condecorados con la Medalla Camilo Ortega Saavedra.
En la actualidad, Fernando tiene 56 años, es médico y es Director del SILAIS de Zelaya Central; Byron 54 años es Ingeniero Agrónomo Polivalente, trabaja como Técnico de Vectores del SILAIS de Río San Juan y Raúl tiene 57 años, es abogado y alcalde del municipio de El Cuá.
La mano pachona de EEUU
Estos tres valientes jóvenes que cumplían el Servicio Militar Patriótico, derribaron un avión táctico de transporte C-123K, piloteado por Hasenfus.
Al día siguiente, este mercenario fue capturado y los documentos encontrados en los restos del avión, representaron pruebas contundentes de la agresión permanente que la administración de Ronald Reagan financiaba y organizaba en contra de Nicaragua.
Byron, Fernando y Raúl pertenecían al Batallón de Ligero Cazador “Gaspar García Laviana”.
En ese momento relataron que ya habían estado movilizados en la zona de El Castillo, Río San Juan, pero ante el paso de aviones que abastecían a la Contra, se les informó que “las rutas de vuelo del avión eran desde Ilopango, El Salvador y pasaba por Costa Rica para abastecer a La Contra”.
Ante esa situación, fueron movilizados a la zona de Casa de Zinc, estuvieron en el lugar cuando “a las doce y cuarenta y cinco, del 5 de octubre de 1986 se dio la oportunidad. Quien detecta el objetivo principal es el escolta del Jefe de Plana Mayor Pablo Betancourt, y lo primero que dice es: -El avión jefe, viene el avión… Cuando dice el jefe: -¡El avión! -, nosotros inmediatamente salimos a ocupar el lugar de objetivo” recuerda Fernando.
Fue ese momento que recibieron la orden de ponerse en posición de tiro esperando el momento que pasara el avión, fue un momento que ambos coinciden al decirnos “fue un trabajo en equipo”.
Comencé con la puntería, venía más o menos como a cinco kilómetros de distancia, con la flecha tenía que hacer el tiro efectivo de realizar el tiro al encuentro… cuando lo comienzo a detectar con la flecha, poniéndole la mira principalmente para determinar a cuantos kilómetros venía, los jefes que en ese momento te dicen: – ¿A qué hora vas a disparar flechero?- pero claro uno es el que maneja la situación, …me concentré realmente en el objetivo principal.
“… Como a los tres kilómetros comienzo ya a asegurarme bien que en ese momento no sabía ni para dónde apretar, la fuente de energía que le metes al cohete”, dijo Canales.
“Le activé la fuente de poder. Nosotros siempre caminábamos una fuente de poder extra, pero de hecho que teníamos que ser efectivos con la primera fuente de poder, esa fuente de poder son sesenta segundos que tardan, después se queman y ya no alimentan al cohete”, explicó.
“Entonces casualidad que pasó por donde estábamos nosotros, pero él desvió un poco hacia la izquierda, esa zona del país y en octubre, mucho más, y una nube tapaba la visión de Canales que esperaba ese tiro fuera certero contra el enemigo”.
“Le digo al flechero: prepárame la otra fuente y tenela lista, pero bueno mientras él [avión] logra salir de esa pequeña nube, lo capturé de nuevo, cuando lo capturé de nuevo es que hago el disparo del segundo gatillo y fue cuando la flecha salió, se elevaba rumbo al objetivo.
“Miramos salir el misil y le pega en el motor derecho, se vio una bola de fuego, nos alegramos…. el avión cae como a un kilómetro y medio de donde estábamos…y se ven tres bultos, dos caen y el otro abre un paracaídas”, relataron.
“Al día siguiente, 6 de octubre fuimos con Canales a buscar comida, a cortar mazorcas de maíz… prácticamente cuando estábamos allí, le digo: Allí hay alguien…. avisamos al puesto de mando y mandaron a revisar y el que estaba era el gringo, Eugenio Hasenfus, durmió cerca de donde estábamos”, relataron.
Después de la captura, su político “nos daba las orientaciones, entonces él decía que iba a ser más efectivo llevar a ese hombre vivo… Ya el día 7, muy de mañana llegan los helicópteros, llega tres MI-17, estuvieron los MI-25, llegaron los periodistas y llevaron más tropas, llevaron alrededor de setenta, ochenta personas más, militares más para asegurar el área…”.
Fernando y Byron en su momento no se daban cuenta del gran momento histórico que vivieron. Luego fueron condecorados con la Medalla Camilo Ortega en Oro por el Ejército Popular Sandinista, viajaron a varios países amigos de la Revolución como en Cuba, donde recibieron la condecoración 30 aniversario del Desembarco del Granma de manos del Comandante Fidel Castro Ruz.