Leonardo Torres, presidente del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), no ve viable la imposición del adelanto de las elecciones en Nicaragua.
En su criterio, esa condición exigida por la oposición, en la mesa de diálogo, no logrará nada sino más muertos si no cuenta con la aprobación del gobierno del presidente Daniel Ortega.
Él propone una solución intermedia, una en la que no se adelanten las elecciones, pero en la que Daniel se comprometa a realizar mejorar institucionales, incluidas reformas al sistema electoral.
Nació en Nicaragua, pero su madre es costarricense y sus hermanos también. Su padre es de Estelí y realizó estudios de Economía en ambos países.
Como empresario, está vinculado al turismo, al negocio de la educación superior privada y exporta muebles y madera. Aclara que, a pesar de ser “sandinista de cepa”, habla en representación de Conimipyme.
Durante el primer diálogo nacional, en el contexto de la crisis, en mayo del 2018, Torres participó en la delegación del gobierno como representante de la pequeña y mediana empresa.
Nos agarraron de sorpresa, pienso yo que nosotros no lo vimos venir pues y, cuando digo nosotros es el sector privado tanto como la pequeña y mediana empresa, como la gran empresa, no la vimos venir.
Fue tan compleja que, a mi juicio, la soberbia o el estado de confort en el que habíamos caído nosotros en casi 11 años, se dejó desatender asuntos importantes que no lo vimos venir, estábamos conforme todo el sector privado feliz.
Era un Estado corporativo donde el sector privado cogobernaba. No gobernaba en realidad, tenía una influencia extraordinaria, todo el marco jurídico se hacía en consenso, no se hacía nada sin la consulta del sector privado.
Estábamos todos conformes, estábamos a tasas del 5%, nos estaban reconociendo como el país de la región que más crecía, crecía la inversión extranjera, el empleo.
Otro problema que nosotros lo denunciamos, pero no fuimos enfáticos o firmes, es que los partidos políticos entraron en un declive extraordinario. La clase política cayó en desprestigio total. El gobierno de Nicaragua no tenía oposición política, por cuanto la clase política pues estaba también en su estado de confort y tranquilidad. Participaba en los poderes del Estado, tenía cuotas. Entonces, un Estado así, todo Estado, todo gobierno para que sea firme necesita una oposición, Nicaragua perdió esa oposición a mi juicio, por lo tanto, todos los problemas recayeron sobre el gobierno actual.
Entonces, pienso yo, lo que sucedió es que no hubo cómo canalizar esas inquietudes de parte de la población. No fue toda la población y se dio el estallido de abril. Por el otro lado, hubo fuerzas de extrema izquierda, la izquierda radical de Nicaragua que eran disidentes del sandinismo. Se pusieron a la cabeza del asunto, con buen suceso, de tal manera que se desencadenó toda una violencia.
Ahí está el diálogo, en Conimipyme tenemos esperanza. La presencia del Nuncio (apostólico de Nicaragua, Waldemar Sommertag ) y de (Luis Ángel) Rosadía, el enviado especial de (Luis) Almagro (secretario general de la OEA), creo que también le da un poquito de esperanza en el asunto.
Si bien es cierto se retiró la Conferencia Episcopal, lo cual es lamentable, la iglesia católica a través de su canciller, por orden del santo padre, mantuvo la presencia del nuncio y lo mantiene avalado, consensuando su disposición de acercamiento de las dos partes.
Los discutimos en asamblea de Conimipyme y en junta directiva de cámaras todos los meses. Ahí no somos ajenos a los problemas políticos que nos afectan a nosotros.
Ahora, mucho cuidado, también somos del criterio que el acuerdo que firmaron en la mesa que era dentro del contexto jurídico del país, o sea, respetando, eso que no se vayan a ir ahí (en la liberación) también algunos delincuentes, pero los casos emblemáticos hay que sacarlos porque esos son como más claros. Menos la gente que mató y que quemó. No tienen que salir pienso que de ningún lado, la justicia es pareja.
– El asunto es el siguiente: yo me pongo a veces del lado del que está gobernando. Entonces dice que está gobernando, ¿qué pasa?, ¿Voy a entregar el poder? Ya se hizo en el 90 para buscar la paz. Eso está en manos del gobierno de Nicaragua. Si el gobierno de Nicaragua considera que para consolidar la paz adelanta las elecciones, es una decisión que solo le corresponde al presidente de turno.
Ahora, sí se puede buscar una solución intermedia y para eso están mediadores, para buscar esa línea intermedia. No debe ser ni blanco ni negro, hay que buscar el gris. El objetivo (del gobierno es decir) mejoremos, está bien, no vamos adelantar elecciones, pero vamos a mejorar la parte institucional, la parte constitucional, vamos a sacar los presos. Si esas cosas caminan, las reformas electorales pueden acompañar, se pueden lograr elecciones consensuadas por el gobierno. Impuestas no la veo posible que se logren, imponiendo no vamos a lograr nada y lo que vamos lograr es más muerto.
– Pues claro, fíjate que las familias están pidiendo más por los presos que por los muertos, el acuerdo del diálogo habla de justicia, reparación y no repetición. La famosa no repetición me gustó en ese diálogo en su segunda versión porque significa no hacerlo, entonces hay que cumplir, con eso no tener más muertos.
Reparación significa reparar el daño causado a esos familiares. ¿Cómo lo vamos a reparar? No sé cómo vamos a reparar un muerto porque no lo podemos hacer, pero con justicia se puede solventar la herida a esas familias. Hay que meter procesos judiciales de uno y de otro (bando). Al que se pasó la mano y provocó muerto fuera de un contexto en una protesta hay que…
– Ahí sí estamos mal nosotros. Ahí tenemos que aprender de mi segunda patria. En Costa Rica, con celo se cuidan los derechos constitucionales. No ha habido un solo presidente que se haya atrevido a querer manosear la Constitución, pero los costarricenses han sido tan firmes que los han sancionado. Y recuerdo a un expresidente en Costa Rica (Miguel Ángel Rodríguez) que fue traído a Costa Rica, detenido y metido en una perrera, como la conocemos nosotros, por una sanción que la justicia costarricense impuso. A ese nivel se respeta la ley.
Yo creo que, en Nicaragua, tenemos que volver a la ruta del derecho de la Constitución de que la gente pueda movilizarse, pero aprendamos a movilizarnos también. Nosotros no aprendemos, yo vi los tranques (bloqueos) de la protesta en Costa Rica del sector laboral estatal y eran tranques amigables que ponían un toldo y dejaban pasar los camiones, las comidas y las ambulancia. ¿Por qué no podemos aprender nosotros esa forma?.