Las autoridades nicaragüenses organizan un homenaje al puertorriqueño Roberto Clemente, Héroe Nacional, que hace 50 años ofrendó su vida cuando traía ayuda para los damnificados del terremoto de 1972.
El avión despegó de San Juan, Puerto Rico hacia Managua, pero minutos después se precipitó al mar. Roberto Enrique Clemente Walker fallecíó a los 38 años, un 31 de diciembre. Nunca se encontraron sus restos.
Fue el último viaje en la vida de Clemente y lo hizo por Amor a Nicaragua, que estaba sufriendo las consecuencias del terremoto de 6.2 en la escala de Richter, del 23 de diciembre, que dejó unos 20 mil muertos y una cifra similar de heridos.
En Puerto Rico, su gente, durante la búsqueda, lo esperó varios días en la costa, frente al mar, rogando por un milagro o darle sepultura como se merecía.
El ejemplo solidario de Roberto Clemente hace 50 años es parte de la historia de Nicaragua. Dejó su casa, su esposa e hijos, en días festivos, para ayudar a un pueblo y país hermano.
En 1972, Roberto era el pelotero latino del momento. Acababa de alcanzar una de las cifras más impactantes que puede lograrse en el béisbol profesional como es alcanzar 3000 hits.
“La temporada para Clemente estaba llegando a su fin y el último día de la temporada Clemente conecta su hits 3000. No conecta un sencillo sino un tremendo doblete”, recordó el periodista, cronista deportivo y vicealcalde de Managua, Enrique Armas.
Tras ese gran triunfo, se va a Puerto Rico. En su país natal lo nombran mánager de la selección nacional.
“Fue un defensor de los peloteros de color que estaban en las grandes ligas. Él defendía a los peloteros latinoamericanos. Clemente era un hombre de familia. Relataba que se enamoró de doña Vera desde la primera vez que la vio. Al momento que pasa a la inmortalidad tiene 3 hijos y todos se llaman Roberto como él”, recordó.
Antes del fatídico accidente, Clemente ya había visitado Nicaragua. Había convivido con la gente sencilla de esos años, quienes lo admiraban como pelotero y como ser humano.
“Vino a una serie interamericana de béisbol como pelotero, de manera que su segundo viaje a Nicaragua en liga beisbolera es el viaje de 1972 cuando viene a dirigir al equipo de Puerto Rico en el Campeonato Mundial Nicaragua Amiga 1972”, dijo el vicealcalde.
“Clemente fue a dirigir a la selección de Puerto Rico a León, a Chinandega, a Masaya y por supuesto a Managua. El pelotero del momento viviendo prácticamente un mes en Nicaragua. Pudo viajar por todo el país y vio la realidad del pueblo, la sencillez y las situaciones difíciles que vivía el pueblo en los años 70. Él se enamoró de Nicaragua, disfrutó del cariño, la admiración y el respeto de toda la gente”, subrayó Enrique.
En el país cultivó grandes amistades con las que pasaba tiempo en los barrios populosos de Managua.
“Clemente se sintió muy bien con el cariño de los nicaragüenses e indudablemente cuando él se despierta aquel 23 de diciembre y escucha las noticias “Managua en el suelo”, (Clemente se había ido de Nicaragua el 4 de diciembre y Managua cayó 19 días después), eso para él fue un impacto al saber que la ciudad que lo había aplaudido y dado sus respetos estaba en el suelo por un terremoto”, rememoró.
“Logra despachar el primer avión de ayuda, pero al regresar pregunta a la tripulación que cómo les fue y ellos le dicen “toda la ayuda se la robó la guardia nacional de Somoza”. Se enfurece y su respuesta inmediata fue “voy a ir Nicaragua a ver si a mí me la van a robar” y Clemente sigue con sus hablatones unos cuantos días más y decide venir en el avión”, afirmó.
Nicaragua no olvida la mano amiga de Roberto Clemente. En parques, estadios, clínicas, colegios, en ligas infantiles, se rinden honores y se enseña su legado a las nuevas generaciones de deportistas.