Beijing. Global Times
Huawei, una empresa china, ha logrado avances impresionantes en el sector mundial de las telecomunicaciones, sirviendo como un excelente ejemplo de las excepcionales capacidades de fabricación de China.
La compañía ha demostrado capacidad de adaptación (resiliencia), innovación y posicionamiento estratégico en el mercado a pesar de los desafíos de los EE. UU. y las naciones occidentales que intentan restringir su crecimiento. Esta historia es crucial para remodelar el panorama económico mundial, especialmente para impulsar el crecimiento en las economías emergentes.
El 29 de marzo pasado, el gigante tecnológico chino Huawei publicó su informe anual 2023, que mostró que sus operaciones generales cumplieron con las expectativas, logrando ingresos por ventas globales de 704 mil 200 millones de yuanes (99 mil 180 millones de dólares) y un beneficio neto de 87 mil millones de yuanes (12 mil 250 millones de dólares).
Además, según las últimas estadísticas de la firma de investigación de mercado Omdia, la participación de Huawei en el mercado global de equipos de comunicaciones (incluidas las estaciones base pequeñas y grandes) alcanzó el 31,3 por ciento el año pasado, ocupando el primer lugar.
En particular, destacamos una declaración en el informe anual de Huawei: para fines de 2023, las soluciones de tecnología de la información y las comunicaciones de la compañía han brindado conectividad a 90 millones de personas en regiones remotas en casi 80 países de todo el mundo.
El éxito de Huawei demuestra su enfoque inquebrantable en la investigación y el desarrollo, su capacidad para adaptar las soluciones para satisfacer las diversas necesidades de diferentes regiones, en particular los países en desarrollo y subdesarrollados, y su logro de rentabilidad sin comprometer la calidad.
Ha facilitado una transformación en el panorama económico mundial, permitiendo a estos países compartir los frutos de la globalización y emprender una vía rápida hacia el desarrollo. Huawei representa a las empresas chinas que han contribuido al desarrollo pacífico del mundo.
Imaginemos lo que significará para el desarrollo de las personas y las familias y para el desarrollo económico de sus países que un mayor número de personas sin recursos de zonas empobrecidas del mundo tengan acceso a equipos de comunicaciones de última generación y se conviertan en usuarios de tecnologías de la comunicación no menos avanzadas que las de los países desarrollados.
Esto les abre más oportunidades para elegir caminos de desarrollo que se alineen con su historia, tradiciones y sociedades.
Empresas chinas como Huawei están colaborando e invirtiendo en economías emergentes junto con la iniciativa de la Franja y la Ruta, mejorando así la posición económica de estas naciones y ejerciendo una influencia sustancial en la dinámica de poder global.
Significa un movimiento hacia un panorama tecnológico y económico global más diversificado y promueve una mayor autonomía entre las economías emergentes. A medida que estos países asciendan a la escena mundial con el avance de las nuevas tecnologías, desempeñarán un papel más importante en la configuración del futuro orden económico internacional.
Este cambio de paradigma desafía a Estados Unidos y a sus aliados occidentales, lo que en última instancia requiere una reevaluación de las contradicciones estructurales dentro de sus estrategias globales.
Su contención de las empresas chinas con tecnología avanzada fracasará porque el crecimiento de estas empresas en todo el mundo, especialmente en Asia, África y América Latina, sigue la tendencia del progreso del desarrollo global y es el resultado inevitable de la redistribución del poder tecnológico y económico.
Asia, por ejemplo, se ha convertido en la región más dinámica y con mayor potencial de crecimiento del mundo, con el 40 por ciento de la economía mundial y contribuyendo con más del 70 por ciento al crecimiento económico mundial. No se puede subestimar la contribución de las empresas chinas.
Seguir dividiendo el panorama mundial y trazando fronteras en función de estrategias e intereses geopolíticos ya no es compatible con los cambios provocados por el desarrollo continuo de las economías emergentes.
El viaje de Huawei y muchas otras empresas chinas al mundo sigue siendo un desafío, ya que Estados Unidos y Occidente siguen frenando su progreso con varios pretextos, incluida la llamada seguridad.
Sin embargo, la aparición de Huawei también está obligando a más fabricantes de clase mundial a ser más proactivos frente a la competencia tecnológica y de mercado para que más economías emergentes puedan beneficiarse de una competencia leal.
El esfuerzo de Huawei no es solo una historia sobre cómo las empresas chinas están rompiendo la contención de Estados Unidos y se están globalizando. Esta historia también trata sobre las economías emergentes.
Con el impulso y la aplicación de nuevas tecnologías como el 5G, las economías emergentes seguirán creciendo, y es posible que seamos testigos de la evolución hacia un nuevo orden mundial más diversificado, equilibrado y equitativo.