Marcos Pomares
La mañana del 2 de junio del 2018, los habitantes del sector de Rubenia en esta capital, se sintieron consternados tras el asesinato de un ciudadano estadounidense en horas de la madrugada por parte de elementos encapuchados a bordo de una camioneta y de dos motocicletas.
En una escena poco usual, las víctimas fueron identificadas como Marcos Iván Pomares y Sixto Henry Vera, uno de ellos se salvó milagrosamente.
Esta impactante noticia acaparó los principales medios de comunicación social nacionales e internacionales.
En medio de la crisis sociopolítica, grupos que sembraban el caos en la capital intentaron establecer que sectores afines al gobierno eran los responsables de este hecho sangriento, utilizando las redes sociales y los medios de comunicación ligados a los sectores involucrados a la intentona golpista.
Como era de esperarse, organizaciones de humanos brindaron declaraciones precipitadas sobre este hecho sin haber realizado investigaciones pertinentes.
Periodistas, activistas políticos y miembros de grupos ligados al intento de golpe se pronunciaron a través de las redes sociales manipulando y mintiendo sobre este hecho.
El día primero de junio Vera celebró su cumpleaños y estuvo acompañado de su amigo Marcos Pomares. Durante la celebración recibió la llamada de un amigo que le solicitó ayuda porque su vehículo había quedado descompuesto en la gasolinera Salvadorita, en las cercanías del cementerio oriental.
Poco después de la madrugada Sixto y Marcos salieron rumbo donde el amigo con la intención de auxiliarlo.
De acuerdo con la investigación hecho por periodistas ambos amigos recorrieron en su vehículo desde la carretera a Masaya hasta la rotonda de la Centroamérica, continuando su recorrido por las vías principales de la capital hasta llegar al Puente El Edén.
Al llegar al sector de la Salvadorita Sixto y Marcos se encontraron con un grupo de delincuentes que desde la UPOLI controlaban ese sector.
Los delincuentes se movilizaban a bordo de una camioneta marca Ford Runner color rojo placa M 275 114, la que conforme a investigaciones realizadas pertenecía al ciudadano nicaragüense, Curzio Martin Fiaschi Castro, que desde las cercanías del puente El Edén iniciará una persecución hasta llegar a la valla de protección del Paso a Desnivel de Rubenia.
El vehículo donde viajaba Sixto y Marcos se detuvo al colisionar con la valla, precisamente frente a la cooperativa de buses “Parrales Vallejos”, y acto de seguido fueron reducidos por los delincuentes que los perseguían.
De acuerdo con versiones de personas que habitaban en ese lugar, Sixto Vera recibió un disparo en la cabeza y Marcos en sus piernas y glúteos por parte de los delincuentes.
Milagrosamente, Marcos escapa milagrosamente de la muerte. Tiempo después, relata con detalles lo ocurrido esa madrugada en el sector de Rubenia tras la persecución por parte de los delincuentes.
Asegura que fue golpeado por un tubo en la cabeza que le provocaron cuatro o cinco heridas, además de haber recibido disparos en las piernas y glúteos. Cuenta como pudo salvarse la vida a pesar de las heridas ocasionadas por estos elementos.
Relata que pidió ayuda a los vecinos para que llamaran a una ambulancia para que lo llevaran al hospital. Su amigo, Sixto no corrió con la misma suerte ya que fue torturado y asesinado de un disparo en la cabeza.
Poco antes de alejarse del lugar, los delincuentes quemaron ambos vehículos con el objetivo de no dejar evidencia de este crimen.
En su relato, Marcos cuenta que fue auxiliado por una mujer a bordo de una motocicleta que lo trasladó al hospital. La joven fue Identificada como Luisa Amanda Silvia Huembes.
Un arma de fuego que era propiedad de Sixto fue robada por los delincuentes y llevada a la UPOLI. Un 12 de julio de 2018 el arma fue incautada a un delincuente conocido como “Tango” integrante de la pandilla “La Argentina”.
De acuerdo con las investigaciones, el autor del disparo que acabó con la vida de Sixto, fue el delincuente identificado con el alias “El Alacrán”, que recibió órdenes directas del sujeto identificado como Néstor Molina, alías “Tiffer”, que cuenta con un amplio historial delictivo.
Molina era un reconocido delincuente “peligroso”, del barrio Georgino Andrade. “Aquí todo mundo sabe que la gente que andaba con él, era la gente de la UPOLI”, expresó una testigo de este crimen.