La actividad periodística ha marcado hitos en defensa de la libertad y la democracia, mientras con igual energía coadyuva al desarrollo integral de la patria. Ni los alentadores triunfos ni los inesperados reveses han mermado los afanes del periodismo por el bien común.
Es labor del periodista salvaguardar la libertad de expresión, clamar a los cuatro vientos cuando alguien pretende amordazar las voces de quienes tenemos el deber moral de proporcionar la información. En pocas palabras el periodista es el defensor de los derechos humanos, a costa del atropello de nuestros propios derechos.
La vida del periodista es una aventura que nos invita cada día a ser mejores. Pero a veces en algunos casos, la codicia nos trastorna y la cobardía nos paraliza ante las innumerables posibilidades. Por eso hay que estar bien capacitados para asumir su implacable devenir con los ojos bien abiertos.
Qué es lo que nos define como seres racionales?. Pues no es aquello que tenemos, sino aquello que nos pertenece, que es auténticamente nuestro y que se convierte en un inmenso desafío en este mundo en que la regla de la desposesión y la enajenación, donde todo aparentemente lo podemos comprar.
Sin embargo hay algo que no lo podemos comprar y tiene que ver con nuestro espíritu. Se trata, de determinar un rango de valores superior que implique el empoderamiento sobre nuestras vidas y de ahí, la conciencia del proceso hacia la libertad.
En la actualidad, con otros modernísimos recursos el periodismo continúa marcando el avance de la sociedad, pues informa, educa y entretiene de acuerdo con los principios dados por sus fundadores y luchadores como es el caso de Julius Fucik. Aun más, sigue como defensor de la democracia participativa, no la excluyente, porque allí está la existencia de los pueblos civilizados del planeta.
Apelo a la conciencia de todos quienes ejercen esta noble profesión, a que continúen siendo antorcha de verdad y justicia, para que no se vendan por un sueldo, un cargo público o algún oscuro beneficio, para que no se amedrenten a pesar de la opresión. Somos seres valientes, seres de luz y sobre nosotros recae el futuro de nuestra aldea común, América Latina.
Desde Cuenca Ecuador, saludos a mis entrañables amigos comunicadores nicaragüenses, que hacen de la comunicación: “Otro mundo posible”.
Galo Muñoz Arce
Cóndor Andino
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