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Construimos el porvenir a pesar de los terroristas sin Patria

Managua. Por Rosario Murillo (*), Vicepresidenta de Nicaragua

Construimos el porvenir a pesar de los terroristas sin Patria Managua. Por Rosario Murillo (*), Vicepresidenta de Nicaragua

Vamos adelante, estamos adelante, de la mano de Dios; bendecidos, prosperando y en victorias, sobre todo, victorias del buen corazón, de la buena esperanza, de la fe en Dios, del bien común. De una cultura que es de concordia, que es de valores, que es de familia, que es de tradición, que es de historia, que es de gloria, que es de honor.

Una cultura nicaragüense, ¡por gracia de Dios! Parte de la cultura universal, por supuesto, de la cultura liberadora, de lucha por la libertad y los derechos de nuestros pueblos, por la justicia, por la paz verdadera, y de lucha por la buena voluntad decíamos, por eso que tanta falta hace en el mundo: la sensatez, la sensibilidad, y la voluntad de unirnos como familia humana, como comunidad humana. amándonos los unos a los otros.

Cristo Jesús –somos cristianos– nunca dijo “destrúyanse los unos a los otros”, “ódiense los unos a los otros”, “deseen el mal los unos a los otros”. ¡Nunca! Por eso insistimos en no reconocer discursos de odio, discursos de infinita crueldad, viniendo de quienes se proclaman como personas de Dios.

Bueno, todos los seres humanos somos hijos de Dios, y todos tenemos también libre albedrío, podemos escoger los caminos por los que transitamos: caminos de bien, caminos de cariño, caminos de solidaridad, o escoger caminos de maldad, caminos de grosería, caminos de crueldad, caminos de destrucción.

Escogemos, caminamos, y tenemos también esa que es realmente una ley universal: el universo nos devuelve lo que nosotros damos, nos devuelve. Si hacemos mal, nos devuelve el mal. Así es, es ley universal, es ley de la vida: hacemos el mal, recibimos mal; hacemos el bien, no necesariamente vamos a recibir retribución; porque no se hace el bien para ser retribuidos, hacemos el bien porque es el deber de todo espíritu sensato y sensible, hacer el bien.

Y luego, cuando llega la hora amarga, cuando recibimos la devolución, es decir, los frutos de lo que sembramos, no debemos extrañarnos, porque el amor con amor se paga, el bien con el bien se paga. El odio, la crueldad, la mala voluntad, también se paga, y bueno, Dios tendrá su forma, Dios tiene su forma.

Siempre hemos pensado y vivido de acuerdo a la voluntad de Dios. Se hace –decíamos, aprendimos– “si Dios quiere”, “si Dios lo permite”. Incluso, no sabíamos, como no sabemos, si llegamos vivos a la tarde o a la noche. Todo eso para nosotros es parte de nuestra cultura familiar, tradicional. Es la voluntad de Dios si vivimos, si caminamos, si avanzamos.

Por eso, nuestro pueblo demuestra que vive porque vivimos según la voluntad de Dios, porque vamos adelante, porque vamos saliendo adelante, a pesar de los infernales que siguen decretando infiernos. ¡Para ellos mismos serán! Vamos adelante, lo cual demuestra cómo estamos de fortalecidos en fe, conciencia y esperanza, y cómo estamos bendecidos y guiados por la mano del omnipotente, que es el único que puede decidir.

Nosotros hacemos lo que nos corresponde hacer en nuestra posibilidad en este plano de vida, pero el hombre y la mujer ponemos, y Dios dispone. Estoy plenamente segura de que Dios no dispone malvados, mucho menos para pretender dar clases de moral o de cívica, como aprendimos cuando éramos niños, moral y cívica.

¿Cómo van a dar clases de moral aquellos que han pregonado el mal y que han bendecido asesinatos, crímenes de odio? ¡No pueden dar clases de moral! Sí, todos somos hijos de Dios, y todos decidimos. Porque ¿qué decidimos? Escoger el mal o el bien es lo que podemos decidir, y luego, “por sus frutos los conoceréis”.

Los frutos en nuestro país son abundantes y por eso sabemos, conocemos, afirmamos, que vivimos de la mano de Dios iluminados, inspirados, viendo ese Sol que no declina; mientras la amargura en otros rostros, que no son rostros que hablen de Dios, es evidente, y la amargura y el afán de hacer daño a un pueblo que no les ha hecho daño.

Pero, bueno, allá ellos con sus amarguras, con sus agruras; allá ellos con sus malas voluntades; allá ellos con ese afán de destruir. Mientras aquí, con amor y esperanza, con confianza en Dios, construimos ese porvenir que es de todos: de bienestar, de derechos, de convivencia, de solidaridad, de compartir, de fraternidad. Ese es el porvenir que estamos construyendo, ¡gracias infinitas a Dios!

Terrorismo es lo que tanto daño hace. Terrorismo como el de esos agentes del mal. Eso es terrorismo: terrorismo verbal, terrorismo espiritual, terrorismo cultural, de los que no tienen Patria, ni amor, ni sentido de humanidad, en sus corazones.

Nuestro saludo, nuestro compromiso, nuestro plan de vida, que es la hermandad, la fraternidad, la solidaridad, el cariño, que es lo que Dios manda.

Cristo Jesús dice: amarnos los unos a los otros. No dice atacarnos los unos a los otros. No dice destrúyanse los unos a los otros. No dice hablen con odio, ese odio que se ve en unos ojitos traicioneros, ojotes, u ojitos, ese odio ¡no! Nos manda cumplir con el sagrado mandamiento del amor, y qué difícil, qué difícil amar, amar a Dios sobre todas las cosas y amar al Prójimo como a nosotros mismos.

Este es un pueblo amoroso, cariñoso, un pueblo que ha logrado la paz, que ha defendido la paz, que ante agresiones ha restaurado la paz, como el bien patrimonial superior del pueblo nicaragüense. Tanto nos ha costado, tanto nos cuesta, y seguimos adelante, comprometidos absolutamente con la concordia, con la paz, con el amor.

(*) Extractos de su intervención al mediodía del miércoles 3 de enero, a través de Multinoticias Canal 4 de Televisión.

43 Aniversario

Radio Segovia, La Poderosa del Norte.

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