La reciente sanción al jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, es una demostración del papel de amo del mundo que se adjudica el gobierno de Estados Unidos, criticó este domingo una articulista en este país.
Estados Unidos cree que es el amo del mundo y por ende (le asiste) el derecho de procesar, enjuiciar, encarcelar y asesinar a cualquier mortal que no responda a sus intereses, expuso la periodista Consuelo Sandoval a través de un artículo que difunde El 19 Digital.
Avilés fue sancionado (este viernes) por el poderoso gobierno de Estados Unidos, debido a su negativa a propinar un golpe de estado contra el legítimo presidente de nuestro país, Daniel Ortega Saavedra, argumentó.
Sandoval agregó que la administración estadounidense jamás interpuso un juicio en un tribunal contra el principal jefe castrense de Nicaragua y tampoco demostró con pruebas los supuestos actos de corrupción cometidos por el militar.
Avilés no cometió ningún crimen, simplemente rehusó someterse a los designios del imperio del norte que con un puñado de sicarios de la desinformación y unos cuantos políticos fracasados pretendieron expulsar del poder al gobierno de Ortega, electo por el voto popular y directo, insistió la comunicadora.
A continuación señaló que si por el contrario el jefe del Ejército hubiese aceptado la propuesta antidemocrática y conspirativa hubiera recibido el premio de Estados Unidos y el aplauso de ‘sus sirvientes criollos que fracasaron en la aventura terrorista y golpista, urdida y financiada por su patrón yanqui’.
El artículo compara el fracaso de la intentona golpista en Nicaragua, entre abril y julio de 2018, con el acto en igual sentido ejecutado contra el presidente boliviano Evo Morales, en noviembre del año anterior.
Menciona además lo ocurrido en Honduras hace 11 años, cuando militares al servicio de Estados Unidos secuestraron y desalojaron del poder por la fuerza bruta al presidente constitucional Manuel Zelaya.
También recordó las argucias mediante als cuales fueron sacados del poder los mandatarios progresistas de Brasil y Paraguay, Dilma Russeff y Fernando Lugo, a quienes les inventaron cargos por supuestos actos de corrupción que jamás fueron probados.
Personalmente agradezco al general Avilés por cumplir con el mandato de respetar la Constitución Política de Nicaragua, subordinándose al poder civil representado por el mandatario y por no someterse a la bota imperial que lo muestra como digno heredero del legado del general Augusto C. Sandino, quién fue un verdadero humanista, unionista, latinoamericanista y fundamentalmente antimperialista, concluyó Sandoval.